Capítulo 76

58 4 0
                                    

~Relata __________(tn)

Todo se acababa. No tenía ningún árbol más que el que tenía enseguida y en ese me lo propuse. Suspiré, puse mi celular en la bolsa, la coca-cola detrás del árbol y amarré el cinto al árbol. Probé varias veces si ahorcaba, si pellizcaba o si me soportaba, me lo acomodé y todo en orden. Justo en el momento en que iba a dejar caer pasó la maldita patrulla, la policía. “Mierda” desamarre el cinto lo más rápido que pude y me senté, poniendo la cabeza entre las piernas. Pasaron como si nada, ni siquiera se detuvieron a verme. 

Fue entonces cuando mi cabeza cambió. 

Mis pensamientos cambian de vez en cuando. Es como si mi cabeza tuviera un lado oscuro y un lado bueno, Y a veces tengo rachas de tristeza o enojo, otra veces estoy agradecida y feliz. Eso hace que mis opiniones sobre las cosas cambien muy seguido, a veces hasta parece bipolaridad. Yo moría por llegar a mi destino para ahorcarme antes de arrepentirme, y casi lo logré, casi. 

Fernando rondó por mi mente. Ese hombre que me hizo tanto daño. En ese instante, recibí un mensaje:

“Em… Sé que no estás bien, y pues, te dije que siempre estaría para cuando me necesitaras. Aquí me tienes… Ya no somos nada, ni siquiera amigos… pero Al menos quiero ayudar a alguien que alguna vez fue especial”.

Recibido a las 4:38 p.m.

De repente, eso significo demasiado para mí. Una vez, este chico me prometió que nunca me dejaría sola, Aunque un día rompió la promesa diciéndome que arruiné su vida... Me dejaste tantas marcas Fer, tantas. No sé cómo explicarte que cambié a partir de eso, y no precisamente para bien.

Me levanté rápidamente, salí corriendo del lugar. “¡NUNCA VUELVAS, __________(tn)!” Era el centro de mis pensamientos. “CORRE, Y NUNCA VUELVAS AQUÍ”. Tiré la soda en el camino, saqué el celular mientras corría. 

“Ni hoy ni estos días. No pude, no puedo. No me puedo rendir, falta poco para que todo se acabe y vuelva a ser feliz…”

Enviado.

Y ahí rompí todo mi orgullo, toda mi dignidad, todo mi odio y todo mi rencor. Lo necesitaba, yo quería seguir llamándolo mí amigo, yo quería que estuviera conmigo, yo lo necesitaba, yo lo extrañaba, y aún lo quiero. No es cierto eso de que ya no iba poder volver a verte igual, eres mi maldito mejor amigo, y quiero que me nombres así. Todo lo que hice no era más que envidia, no era otra cosa. Te envidio, envidio que tu vida sea mil veces mejor a la mía. No eres el único que envidio, pero envidio que una persona como yo esté en tus manos y la puedas transformar. 

Mientras aquél mensaje, corrí y lloré por primera vez desde que empecé los planes. Recordé tener un collar con la cruz del señor y lo sostuve con mi mano derecha: pesaba más que nunca, porque de hecho tenía más valor que nunca. “Lo lograste Dios. Derrotaste al Diablo que vivía dentro de mí una vez más. No me dejes caer, por favor, no…”

Yo quiero una familia, hijos, un esposo, ver a mis amigas crecer, casarse, con mis sobrinitos, quiero ver a mi hermana tener éxito, ser feliz, quiero ver a mi mamá grande siendo aún mi mejor amiga y quiero comprarle ese reloj a mi papá que siempre me ha hecho prometer que le compraré cuando sea grande. Quiero abrir mi negocio, quiero tocar más canciones en mi guitarra. Quiero usar ese vestido largo que compré para mi graduación, quiero tomarme las fotos con mi pareja, quiero recibir mi certificado de graduación. Quiero graduarme de la preparatoria, de la universidad. Quiero ser alguien reconocido, cambiar vidas, cambiar corazones. Quiero enseñarle a mis hijos a ser fuertes, mucho más fuertes que yo, porque estoy segura de que mi generación futura serán más duras. 

Quería seguir viviendo.

Enferma e Inteligente / NovelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora