Capítulo 52

67 3 0
                                    

~Relata _____________(tn)

Sin embargo, pese a todos los intentos de Javier para salvarme, solo logró aplazar lo inevitable.

Las gotas de sangre en mis brazos resbalaban como un hielo derritiéndose en mi piel, a más velocidad que mis lágrimas, incluso. Intenté borrar todas las viejas marcas, tocadas por Fernando, debajo de marcas nuevas. Una que otra se me fue de las manos en lo profundas, pero nada que no pudiera ocultar. Era invierno: las cortadas duelen más con el frío, pero tenía la excusa de usar manga larga.

Cuando terminé, un sentimiento diferente vino a mi mente: decepción. Ya no era más el sentimiento que me abría las vías respiratorias y me sacaba el dolor del corazón, ahora era como clavar otra estaca sobre la herida. En mi desesperación, encajé con más fuerza el cuchillo, pero ya no tenía sentido: mi misión no era amputarme el brazo. Tuve que trasladar el instrumento filoso a otras partes de mi cuerpo, cosa que en mi vida había hecho: empecé a cortarme con desesperación los hombros y el cuello. Encajé la punta con fuerza en mis muslos, me hizo tener que tragar saliva al evitar el grito de dolor. Eso no hizo que parara. 

Terminé usando mis lágrimas para limpiar mis hombros y mis muslos, traté meterme a bañar pero me ardía con fuerza. Reseca de mis ojos de tanto llorar, me acerqué al espejo y me quité la ropa, quedándome solo en interiores. Repasé las heridas de mi cuerpo con la yema de los dedos: hace unos meses Fernando las había tocado con ternura, ahora yo misma las ataco con fiereza. No merecía ninguna de esas caricias. 

El sentimiento de vacío y de decepción seguía atormentándome, no entendía por qué. Sé que llevaba mucho tiempo sin cortarme, y que hoy lo exploté todo, pero seguía siendo todo igual, pues seguía siendo la misma enferma. Al darme cuenta de ello, sentí que las merecía más que nunca. Mi conciencia no tuvo que hablar para estar de acuerdo, lo había aceptado sin su intervención. 

Me envolví en vendas, para curar más mi corazón que mis cortadas. Y ahí, sin nadie alrededor, semi desnuda y delirando alucinaciones táctiles otra vez, me rompí en llanto. Creí haber sido mejor persona, estuve muy equivocada. Mucho. Me arrepiento de cada sonrisa que formé los últimos meses: me arrepiento de haberle dado un nuevo año a este patán, que no tenía ninguna culpa más que haberse enamorado de la patética _________________(tn).

Quise que Dios o la virgen me envolvieran en su manto, pero por primera vez, estaba totalmente sola, ni siquiera Dios estaba de mi lado, ya no. Me había dado tantas oportunidades y tantas veces fracasé, tantas… 

Me quedé profundamente dormida, no me importó si alguien llegara a la casa y me viera así, destruida. Soñé con él, de nuevo, atormentándome. Diciéndome mis verdades, ni más ni menos, eso eran. Esta vez no lloré en sueños, estaba empezando a aceptar todo esto. Por lo menos, por ahora estaba bien. No sé cómo, pero a veces, el hecho de estar destruida me hace sentir bien.

Darle tiempo al tiempo ya no servía para nada.

Enferma e Inteligente / NovelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora