Capítulo 49

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~Relata _____________(tn)

Los siguientes días no mejoraron. Fernando me evita a toda costa, ni siquiera me deja dar explicaciones. Si le hablo por Facebook, me da el visto. Si le hablo por el celular, no me contesta. Si le mando un mensaje, no responde. 

Mi conciencia volvió conforme Fernando se fue. “Por fea”, “Por gorda”, “Por estúpida”. “Ya sabía que se iba a dar cuenta del asco de persona que eres. Por dentro y por fuera”. No me dejaba en paz las 24 horas del día, incluso me perseguía con más fuerza que antes, y hasta en mis sueños se filtraba. Empecé a preocuparme más por el físico, pero no comía por ansiedad. Todos los días lloraba y Javier me consolaba; mi conciencia también atacaba con que también le voy a hartar a él. 

Sin embargo Javier se portó amable y tolerante con la situación. Todos los días, al llegar, me miraba de reojo cuando estaba con sus amigos, y cuando entrabamos a clase me mandaba una mirada en señal de abrazo mental. A veces me hacía reír con sus tontadas, un momento de felicidad; Pero me fui dando cuenta que Javier cada vez se esforzaba más en darle una sonrisa en mi rostro, y el motivo era que yo ya no respondía a nada divertido. Aparte de todo, me volví una amargada. “¿Por qué simplemente no me deja en paz? No tiene que estar batallando con una chica depresiva” dije entre mí. Pero sabía dentro de mí, que tener a Javier era lo último que me quedaba, y que amaba tenerlo a mi lado. 

Yo, desde ese entonces, dentro de mi mente, llamé a Javier como mi mejor amigo. Sin embargo, yo no sabía si significaba eso para él. Recuerdo que una vez Melinda me platicó que tuvo un noviazgo como de 3 días con él, lo sé, patético. “Aunque yo soy más patética”… El punto es que Javy y Mel eran los mejores amigos, y a él le encantaba ella. Por seguirle el rollo, cuando se declaró ella dijo sí, pero no sentía nada por él y así fue como lo cortó días después. Javier lloraba en la escuela, lloraba por ella, pero a Melinda nunca le importó hasta que toda su escuela se puso en su contra, tuvo que mudarse de colegio. Ahora, en secundaria, se reencontraron, pero Javier no la soporta, y Melinda… bueno, ella terminó enamorándose perdidamente de él, y lo extraña como su mejor amigo. Hace unos días me percaté de ella mirándome con una mirada recelosa, Javier me estaba consintiendo demasiado; Pero yo estaba tan mal, y necesitaba de su apapacho, lo necesitaba, no podía alejarme de Javier. Melinda dejó de importarme cuando Fernando empezó a ignorarme.

Los deseos de cortarme volvieron: Lo único que me detenía era la promesa de Fernando, a la cual aún le tenía fe. Había tirado todo objeto filoso de mi cuarto, y en un momento de desesperación, le arranqué una navaja a un sacapuntas de delineador de ojos. Al final, no pude hacerlo, mi moral había cambiado. Necesitaba tiempo para pensarlo.

Y un día, oí a Fernando reírse intensamente desde fuera del salón. Asomarse sería muy obvio, necesitaba saber que estaba haciendo; y después salió, y se sentó en una mesita junto con… ¿Leslie? ¿Qué rayos estás haciendo? Fernando la abrazó y puso sus manos en su cintura baja. No pude ver bien, pero juraría que volteó hacia donde estaba solo para ver si estaba mirando. No pude seguir mirando tal show masoquista, desvié mi mirada, y mi conciencia me gritaba: “¡¿Por qué solo tienes amigas traicioneras?!”.

Enferma e Inteligente / NovelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora