Capítulo 75

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~Relata ________(tn)

Aguanté el dolor hasta marzo.

Era como 20 y tantos, ni siquiera me tomé la molestia de ver qué día era. Peleaba con mi mamá cuando tomé la decisión de último minuto. Salí enojada, estrellando la puerta, siendo egoísta y pensando en que quería que mi mamá sufriera por esto. 

Saliendo de la colonia, realmente me di cuenta que lo iba a hacer: me iba a suicidar. 

Tomé mi celular y puse música y vine usando el internet. Ojala mi vida hubiera durado lo suficiente como para ver cuando se volvía osboleto, o para enseñarle a usar una computadora a mis hijos. “Ni siquiera hubieras tenido hijos, estas horrible”. 

-A ti también te voy a extrañar, conciencia. –Y me reí. Una señora me miró extraño, pero no me importó, yo también le sonreí a ella. ¿Qué importaba cuando eran tus últimos minutos de vida?

Llegué al abarrotes, de camino a aquél parque que tanto me había gustado una vez que caminaba con Javier por ahí. Era el lugar perfecto. Aún estaba entre comprar un café helado o una botella de té. Terminé escogiendo una lata de coca-cola, porque era del doble de largo, como una edición especial. Las cosas limitadas y diferentes me hacen sonreír.

De camino, me tomé con unas flores parecidas a los girasoles. No las quise cortar, solo quería tomar una última foto. Con mi celular, bueno, pero algo es algo. La fotografía siempre fue una meta, una pasión, un deseo dorado. También iba a extrañar eso.

Cuando llegué a la colonia, busqué el parque como loca, y no lo encontraba. Literalmente estaba corriendo de sombra en sombra, el sol empezaba a quemar duro. En Phoenix no es tan sencillo caminar a principios de verano. Di más y más vueltas. 

-¡Dios, porqué me haces esto ahora! –Estaba empezando a irritarme. Resignada, me senté en la tierra de un monte de enfrente, a checar mis últimas notificaciones en twitter. Eran solo babosadas de mis amigas, y sonreí. Sabía que iba ser de las últimas sonrisas. 

Quise despedirme de aquellos que me hicieron feliz. Mandé un mensaje, “los quiero mucho”, a Javier, Iris, Leslie, Grace. Yo no podía enviárselo a mis papás. Solo podía pensar en que debían seguir fuertes, mi hermana, esa niña insegura, dañada por mí, que la dejé muy mal en su niñez, que también le arruiné la vida. Papá, tu que arriesgaste tanto por mí, tu que haz pasado por lo mismo que estoy pasando yo Y SOBREVIVISTE… Tienes que hacerlo de nuevo. Mamá… te amo. No puedo pensar más.

Esa sensación de saber que ya no quieres vivir y que estas a punto de conseguirlo es increíble, la adrenalina de éxito recorre tus venas, estás lista. Pero esta vez no fue igual, fue algo triste, lamentable. Me amarré el cinto al cuello primero. Me quedé sentada con mi coca especial unos minutos, pensando mientras actualizaba twitter sin sentido, no me interesaba lo que publicaban, ya no.

Enferma e Inteligente / NovelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora