Capítulo IV

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1 de Abril del 2016.

Han pasado cuatro días desde que supe que era un vampiro. Y mi vida a dado un giro tan drástico que duele. Pero he decidido tres cosas.
Uno: Aprendere a ser un vampiro, como debe de ser.
Dos: Me olvidaré de todo, de mi familia, de mi trabajo, de mi vida anterior. Seré una nueva persona.
Y tres: Esos dos vampiros que arruinaron mi vida, lo pagaran. Lo pagaran muy caro.

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6 de Junio del 2016.

Él.

Camino por la calle, admirando el Zócalo. Hace mucho tiempo que no venía a México, y la verdad, no ha cambiado mucho.
La noche es fría y oscura y el único ruido que se escucha es el de los autos pasar.

Cerca de aquí hay un antro nocturno llamado Radiation. Es al único antro al que entro, por varias sencillas razones. El barman sabe lo que soy, hay música buena, y varios delincuentes que puedo atrapar.
Llego a la entrada y toco. Un hombre alto y musculoso me abre la puerta con el ceño fruncido, pero cuando me ve sonríe burlón y me deja pasar. Bajo las escaleras y tres minutos después la música electrónica retumba en todo el lugar. Es un antro subterráneo, ya que aquí puedes hacer de todo, desde drogarse, hasta prostituirte.

Todo el lugar es amplio y una gran cantidad de personas bailan sin control en la pista de baile. Al fondo hay un pequeño escenario donde un DJ reproduce la música electrónica. A mi izquierda hay unas escaleras que dan a un balcón, en las cuatro paredes hay un balcón. Subo y saco un puro de mi chaqueta. Mientras camino veo a un chico con un encendedor en las manos, sin importarme se lo quito de las manos y prendo mi puro. Escuchó como el chico se queja, así que sin mirar atrás aviento el encendedor hacia él, que por su exclamación de sorpresa puedo decir que lo tomó.

Me recargo en el barandal mientras inhalo el puro. Siento como el sabor a tabaco inunda mi garganta, para luego salir de mi boca dejándome un sabor amargo que sólo dura unos cuantos segundos.
Esta siempre ha sido mi rutina, venir al antro, fumar, cazar y regresar a casa. Siempre la misma rutina. Y la verdad, esta empezando a fastidiarme.

La música cambia casi drásticamente, la conozco. Fue la primera canción que conocí cuando fui a España. Sonrió ante el recuerdo, todo muy bello y esas españolas que estaban... Deliciosas.
Otra calada.
Miro detenidamente entre el montón de gente que baila ya sudorosa en la pista. Hasta ahora no hay ningún problemático, oh no está hasta que la veo.
Alta, cabello negro azabache, ojos mas negros que la noche, y su piel pálida refleja lo que es.
Frunzo las cejas, hace mucho que no veía a otro vampiro aquí.
La veo entrar mirando a su alrededor, camina lentamente entre la gente, hasta que llega a la pista de baile. Cierra los ojos y empieza a moverse lenta y seductoramente. Ja, el truco más viejo de una mujer.
Mueve su manos de arriba abajo, luego pasándolas por su cuerpo tan sensual que los estúpidos humanos no pueden evitar mirarla. A pesar de que la música lleva un ritmo rápido, ella sigue moviéndose lento, con una sensualidad y pasión que la hacen ver en cámara lenta. Toca su cabello, moviéndolo mientras se mueve de un lado a otro.
Doy otra calada, esta mujer es impresionante, no es nada parecido a todas las vampiresas que he visto. Tiene un aspecto que la hace ver amenazante y seductora, suelto el humo con una media sonrisa.

Entonces su poder de seducción da efecto. Un chico más alto que ella se acerca por detrás tomándola por los hombros, ella deja de bailar y se gira hacia él, con una mirada de lujuria impregnada en sus ojos.
Veo como la chica mueve sus labios y puedo captar que dice "Afuera" El chico asiente y ella camina por delante de él. Pienso que se va a divertir con el cuando veo que cierra y abre sus manos. Esto no me gusta.
Tiro el puro a un lado y de un salto bajo del balcón. Caigo de pie y miró a mi al rededor, nadie se ha dado cuenta. Camino con paso firme entre la gente, de lejos veo como la puerta se cierra y puedo oír un breve click. A cerrado con seguro. Astuta la niña.

-Oye, ¿no quieres bailar?

Me giró y una chica rubia teñida, con una mini falda, una blusa que transparenta su brasier y totalmente ebria me sonríe picarona.

-No- contesto.

Me giro pero su mano vuelve a tomarme del brazo. ¡Maldita sea!

-Oh, vamos...

La tomo de los brazos, haciendo que ella se queje, la miró fijamente y hablo.

-Largate- digo firme, usando mi poder de persuación.

Ella parpadea un par de veces y luego se aleja como si no me conociera. Estúpidas niñas. Me giro y casi sin fuerza abro la puerta, escurriéndome entre la puerta.
Miro al suelo y casi quiero matarla.

-Maldición- murmuro

Noche de Sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora