Capítulo XXIX

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Esos ojos azules. Brillantes y anhelantes. Combinan perfectamente con esos ojos violetas, unos ojos que solo cambian de color por ellos.
Esos labios. Carnosos y suaves. Uniéndose con los suyos crean un sabor espléndido.
Y esas manos. Tan fuertes y cálidas, que se posan en su piel haciéndola estremecer...

Ella sabe que estoy ahí, pero, ¿donde estoy yo? Por que puede saber que estoy ahí si no me puede ver.
Sus labios se alzan, formando una sonrisa de bienvenida. Yo solo puedo estar quieta, paralizada de miedo. ¿Por que no puedo moverme?

Sus ojos cambian de dirección. Y a través de ellos puedo ver varios rostros. Dos hombres la miran... O, me miran. Uno es tan alto y guapo con esos ojos violeta. El otro rubio y guapo con ojos verdes. ¿Quienes son?

>> Es hora Dalia << dice el chico con ojos violeta. Ella asiente y vuelve a besar los suaves labios del chico. Ella sonríe pero entonces pasa algo que no me espero. Me mira. >> Hola querida << murmura.

Tristán.

Ahora estoy sentado en una de las bancas de una gran plaza, mirando la torre ifel sin emoción alguna. Por que eso es lo que siento. Nada.
Cierro los ojos respirando hondo. A mi llega el olor de tierra, basura, perfume y la más importante, a humano. Suelto el aire de mis pulmones y abro los ojos.
La calle no está abarrotada de gente, sólo unas cuantas parejas y turistas paseando por la gran plaza. No puedo evitar sentir un vacío dentro de mi. ¿Por que todo lo que tengo se va? ¿Muere? Estoy condenado, eso ni quien lo dude. Ahora solo me queda recuperar una esfera y regresar a México, aunque ya no veo que caso tendría. Tal vez seguiré con mi vida, pero el vacío y tormento seguirá siguiendome. Genial...
Tiro mi cabeza hacia atrás cerrando los ojos, necesito paz, eso es lo que jodidamente necesito.

-¿Que haces aquí?

Frunzo las cejas.

-Que te importa.
-¿Y Tina? ¿Donde está?

Abro los ojos mirándolo molesto.

-Muerta- contesto.

Christian abre los ojos de par en par, claramente sorprendido. Bajo la mirada, no creo ni poder verlo a los ojos.

-¿Como?- murmura.
-Un licántropo la mordio, rompiéndole el cuello.

Alzó la vista, Christian tiene la mirada perdida, parece asustado.

-¿Y tu? ¿Como es que estas vivo?
-Me dejaron ir.
-¡¿Te dejaron ir?!

Entonces se abalanza sobre mi, colocando su pierna en mi abdomen y su brazo en mi cuello, impidiendo que el aire pase por mis pulmones.

-¡¿Como no hiciste nada para salvarla!? ¡Y fácilmente te dejaron ir! ¡¿Como es posible eso?!
-No... lo... sé...
-¡Has vuelto a dejar a alguien morir! ¡Eres un bastardo egoísta que solo ve por su vida!

Alzó las piernas y con las rodillas golpeo su pecho, tirándolo al suelo. Tomo mi cuello con la mano dando arqueadas, maldición.

-No sé lo que pasó... De repente me tomaron y ese maldito la mato... No se porque lo hicieron y odio tanto como tú estar vivo en vez de ella.
-Maldito mentiroso- gruñe Christian.- de seguro la ofreciste por tu vida.
-¡Jamas haría eso!- grito, está vez furioso.- ¡Trate de protegerla, de mantenerla viva! Pero... No pude... No pude maldita sea...

Me tapo la cara con las manos. Maldita sea, quiero romper algo, matar algo de solo recordar su cuerpo caer es... Subo mis manos, jalandome el cabello con fuerza.

-¿Y ahora que?- pregunta Christian.
-Simplemente no lo se.

Y vaya que es una buena pregunta. ¿Ahora que? Todo esto era para que Tina y yo saliéramos vivos de Xitlali, pero ahora que ella no esta... ¿que sigue? Christian se sienta al lado mio con un gran suspiro tirando la cabeza hacia atrás. Quisiera saber por que le afecta esta situación si el ni quiere a Tina, pero me reservo la opción de preguntar, no es momento para peleas. Suspiro mirando arriba, hacia la torre Ifel, tan brillante y esplendorosa, tan natural y conservada, una obra maestra ajena a todo lo atroz del país. Que suerte tiene este país, su hermosa cultura hace que no veas lo atroces que son las personas, así de simple.
Una figura femenina se coloca en mi campo de visión, abro los ojos sorprendido.

-¿Que haces aqui?

-Creo en tu vision, en tus pensamientos. Y quiero ayudar.
-No veo como puedas hacerlo- contesto.
-Hey, quien es ella- pregunta Christian.

-Soy Chelsey- me mira- esposa de Duncan.

Ahora si que estoy más que asombrado.

-¿Estas retando a tu esposo?- inquiero
-Lo hago para proteger a mi pueblo, y mas si esa muchacha tiene algo que ver con mi  señora Dalia, a la cual le debemos mucho.
-¿Alguien me pone al tanto?- interviene Christian.

-Ella fue la quien me ayudo a salir, de cierta manera. Y Duncan es el jefe de los licantropos de París.
-Asi es. Y se que Duncan ya sabe lo que es esa niña, como también se que oculta algo, algo que no quiere que la señora sepa.

Christian se pone de pie.

-¿Y entonces?

Chelsey suspira y mete las manos en los bolsillos de su pantalón.

-Hay que traerla a la vida. A Tina, regresemosla.

Alzo mis cejas. Debe de estar completamente loca. Miro a Christian que tambien parece sorprendido, nos miramos un momento y luego miramos a Chelsey y aun así sigo creyendo que esta completamente loca.

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Algo corto pero hay que dejar algo de suspenso. Hasta pronto 7u7

Noche de Sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora