Capítulo XXVI

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Tina.

Fuego. Eso es lo que hay. Un castillo enorme del siglo pasado envuelto en llamas. Pero la gente no corre y huye del caos, al contrario, se une a las intensas llamas del fuego. Una batalla, eso es lo que hay. Soldados de negro con unos osos enormes pelean contra los soldados llenos de pintura roja en los labios.
Una mujer con alas en la espalda alza en vuelo, mirando con desdén a un oso grande en el techo que trata de alcanzarla. Y casi lo logra, pero la bestia cae al suelo, transformándose en una persona, una mujer.
Su cabello es oscuro, sus ojos brillan con un tono azulado intenso su rostro es pálido y su mirada es tan dura como el hielo... Y esta mirándome...

Doy un respingo, despertándome. Miro al rededor, sigo en el avión. Maldicion, ¿en que momento me dormí? Una mano me toma del brazo, vuelvo a dar otro saltito girándome.

-¿Estas bien?

Coloco una mano en mi frente y asiento.

-Si, sólo... Tuve un sueño extraño.
-¿Tu sueñas?- pregunta sorprendido.
-No siempre pero si. Pero esta vez fue uno... Extraño.
-Extraño en qué forma.

Abro mi boca para contestar, pero la voz de una señora hablando por el altavoz me interrumpe.
Damas y caballeros, favor de abrochar sus cinturones, el vuelo 63 con destino a París está por llegar a su destino. Gracias.
Me coloco el cinturón y miro hacia la ventana. Puedo ver cómo el avión va bajando hacia la ciudad, París de ve tan bonito.
Suelto un breve suspiro. Sólo tenemos tres días para llegar de nuevo a México, estamos muy lejos, necesitaremos un milagro para poder seguir con vida.

***

-Por un minuto pensé que Christian se carbonizaria- comento.
-Es muy bueno huyendo, estará bien.

Asiento. Caminamos por las calles de París, en busca de un club llamado "Red plaisir" se supone (según Christian) que el Alfa licantropo vive en debajo de ese club y lleva el control de cada movimiento que se hace en París, tipo narcotraficante. 

-Se dice que si le agradas al Alfa, tienes su ayuda incondicional- comenta Tristán
-Entonces el objetivo no es atacar, si no caerle bien.
-Basicamente.
-Genial- bufo.

Caminamos por casi media hora mas. Hasta que visualizo una vivienda enorme. La fachada es de color azul oscuro y aunque es de dia puedo visualizar el color verde fosforescente en partes de la casa. Un hombre alto y musculoso (para variar) esta cubriendo la entrada, tiene una fachada de vagabundo, pero claro esta que no quieres meterte con él.

Nos acercamos hasta el, incluso es mas alto que Tristán. El vagabundo baja la cabeza y nos mira con el ceño fruncido.

-¿Que quieren?
-Buscamos al señor Duncan, necesitamos hablar con el con urgencia.
-Los vampiros no son recibidos, larguense.
-Es urgente lo que le dire.
-Nada que venga de un vampiro puede ser urgente.
-Si, si viene de la princesa Dalia- digo seria.

El licántropo me mira alzando una ceja, no me cree.

-Soy Tristán, amigo de la señora de la Luna. Hemos venido aqui para hacerle un favor.
-¿Que es?
-Eso es algo que solo trataremos con el señor Duncan- digo cruzandome de brazos.

El licantropo gruñe, pero al final cede. Se gira y abre la puerta, con un movimiento de cabeza nos indica que lo sigamos. Todo es rojo y negro, un club, solo que deshabitado, la accion solo empieza en la noche. Caminamos por un largo pasillo, hasta llegar a unas escaleras que descienden. Bajamos con precaución, o al menos yo sí, rechinan tan feo que siento que caeré.
Al llegar abajo hay una puerta doble de madera, el vagabundo pasa por nuestro lado y abre la puerta. Respiro hondo y entramos. La sala es todo un detalle. Paredes rojas, sillones de cuero negro, recuadros terrorificos, licantropos por todas partes, bebiendo en sus copas sangre fresca, mientras que en el suelo incontables cadáveres  humanos yasen. Pero solo un licántropo llama mi atencion. Es alto, moreno, fuerte, cabello negro y ojos azules tan intensos que te pueden hipnotizar. Su mirada es tan dura que no podria sentir más frio del que siento ahora.

-Mi señor- el vagabundo se arrodilla.- Estos chupasangre dicen tener algo que decirle, viene de parte de la señora Dalia Singler.

El moreno frunce las cejas. Alza una mano y el vagabundo se levanta, llendo directamente a la salida. Al parecer el moreno es Duncan, quien nos mira con detalle sin una pizca de expresión.

-Mi señor- dice de repente Tristan haciendo una pequeña reverencia.

Oh...

-Señor- murmuro haciendo una pequeña reverencia.
-Agradezco que nos haya recibido- dice Tristán.
-De hecho ustedes han invadido mi casa. ¿Que es lo que quiere la señora de la Luna?

Su voz es gruesa y masculina, tanto que empiezo a sentirme mareada, algo esta haciendo.

-Me gustaria hablarlo en privado  mi señor- dice Tristán.

Duncan frunce las cejas pero alza las dos manos y al instante los licántropos se levantan, saliendo por la puerta y cerrandola. Sigo sientiendo calor, ¡¿Como es que puedo sentir calor?!

-Y bien.
-Mi nombre es Tristán Black soy un sirviente de la señora Dalia Singler y del señor Joseph.
-El híbrido- dice Duncan. Tristán asiente.
-La señora de la Luna esta buscando algo. La piedra de Tecolutla, y sabemos que usted la tiene a su custodia, amablemente pide por ella.
-¿Y por que no vino la princesa en persona?- inquiere Duncan.
-La guerra con Lilith la han retenido en México, por eso me envio a mi.

Siento con el aire empieza a faltarme, imágenes de una guerra aparecen en mi mente. Muertos por todos lados, gritos, espadas y sangre pasan por mi mente en menos cinco segundos. El calor sigue inundando mi cuerpo, siento que sudo, que ardo...
De repente Duncan me mira, su mirada...

-¿Y ella que?
-Tina. Ella es mi... pareja.
-¿Y su presencia es necesaria?

Tristán no responde. Mierda. Duncan se levanta y camina hacia nosotros a paso lento, hasta detenerse enfrente de mi. Bajo la mirada, pero sus dedos se posan en mi mandibula, haciendo que lo mire. El aliento se va de mi, mi cuerpo tiembla y mi garganta se seca. Duncan frunce las cejas y me suelta, mirando ahora a Tristán.

-¿Tu pareja es un Híbrido?

Me paralizo. ¿Que soy una que? Tristan abre los ojos con sorpresa. No entiendo, yo siento que la vida se me va y ellos sin decirme nada

-¿Que soy... un que?- murmuro por mi falta de aliento.

Duncan camina hasta una mesa y toma un espejo, luego lo coloca enfrente de mi. Mis ojos... están totalmente negros, sin pupila, sin iris... como la vez que perdí el control en el departamento de Christian.

-Señor no sabia...- empieza Tristán, al parecer muy nervioso.
-Si trabajaras para la señora de la noche y su nueva pareja sabrias como es un hibrido. Por que su pareja lo es.

Tristán queda paralizado. Oh no...
Entonces la habitación se inunda de licantropos.

Noche de Sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora