Tristán.
Cierro los ojos con fuerza, evitando que las lágrimas salgan de mis ojos. No puedo creerlo, no quiero creerlo. Sucedió tan rápido...
Abro los ojos y miro al rededor. Estoy en una celda, enjaulado como animal custodiado por un licántropo que no me pierde de vista ni un segundo.
Recargo la cabeza en la pared mirando a la nada. ¿Ahora que hago? Tina está muerta, no he conseguido la segunda esfera y nuestros días están contados... Más bien mis días están contados. Y lo peor es que no se cuando tiempo llevo aquí encerrado, no se cuantas horas... O tal vez días.
De pronto un fuerte sonido me aturde por un momento, me tapó los oídos con un gruñido hasta que el ruido para.-Despierta asqueroso chupasangre. El jefe quiere verte.
Alzó la vista. Un licántropo con un pinta de vago está enfrente de mi, mirándome con una sonrisa divertida. Gruño de nuevo y me levanto. El vagabundo abre la puerta y me jala de la camisa, caigo de rodillas mientras su risa aturde mis oídos, me vuelve a tomar de la camisa y me levanta de un tirón, empujándome a las escaleras.
No sé qué me espera allá arriba, tal vez mi muerte este cerca o sólo más humillación por parte de esos sucios perros.
Llegó a la planta principal y camino hasta unas puertas dobles que conectan a otras escaleras, a la primera planta. Subo con el licántropo detrás de mí, atento a cada uno de mis movimientos. Llegando al primer piso se abren las puertas y entro a una habitación blanca, donde un escritorio negro hace la diferencia entre tanto blanco; detrás de él está sentado Duncan mirándome con una expresión seria. El licántropo detrás de mí toma mi hombre y me obliga a ponerme de rodillas.-¿Estas dispuesto a decirme la verdad ahora?
-Y que ganaría con eso. ¿Una muerte rápida?- inquiero.
-Tal vez.
-Pudrete- escupo.Duncan hace una mueca y de repente siento unas uñas encajarse en mi hombro. Aprieto los labios para no gritar de dolor y lo miro a los ojos.
-Igual de valiente como tú novia, pero ella era menos soplona.
-No te diré nada- murmuro.
-Entonces si eres un espía. Y has usado el nombre de vuestra señora para encubrir tus sucios planes.
-Lo que dije es verdad, la señora Dalia pide de usted por esto.Un duro golpe en la mandíbula me aturde, está ves no fue el guarura de Duncan, si no él mismo. Esta furioso, al parecer odia que hablen mal de su señora. Hago la cabeza a un lado y no puedo evitar escupir sangre. Ese maldito perro.
-Basta Duncan.
Los dos giramos la cabeza a la izquierda. Una licántropo. Es una mujer grande, de cabello castaño con blanco,una piel morena y ojos tan verdes como el pasto. Usa un vestido blanco hasta la punta de los pies y su mirada es tan penetrante que creo que estoy temblando. Se acerca a mí, tomando mi barbilla con uno de sus dedos.
-Lo llevare al laboratorio. Si no hablara por las buenas, tendremos que recurrir al dolor- dice serena.
-No Chelsey, es mío. Ya has tenido demasiadas ratas de laboratorio...La mujer se endereza y lo mira con dureza, parece que Duncan no es el macho alfa como pensé.
-No pedí tu permiso. Dije me lo llevo y eso haré.
Chasquea los dedos y al instante dos licántropos me toman de los hombros, levantándome. La mujer hace un gesto con la cabeza y los dos fortachones me empujan por un pasillo oscuro.
***
-Perdona sus malos modales- dice la tal Chelsey con una jeringa en mano.- no saben tratar a los invitados.
-¿Y tu si?Inquiero sin poder moverme. Estoy atado a una mesa de pies a cabeza, y si me muevo aunque sea un poco la verbena que crube las cadenas me quema sin piedad. La tal Chelsey sonríe de medio lado acercando la aguja a mi brazo.
-Soy menos violenta que ellos. Ahora, quieto, sólo sentirás un pinchazo.
Aprieto los puños con fuerza al sentir la aguja entrar por mi piel, puedo ver cómo está se llena de sangre y cuando está cubierta Chelsey saca la aguja de mi piel y la agrega a otro tubo de color rojo.
-¿Para que lo necesitas?- pregunto
-Pruebas- contesta como si nada.- necesito ver si es cierto.
-¿Que cosa?
-Si eres igual de especial que ella- me mira.- sabes muy bien que no es un vampiro normal.
-Lo sé- asiento.- y si me sacas de aquí puedo hacer que la señora Dalí...Chelsey ríe.
-No creo que la princesa de la luna te escuche.
-Lo hará.Ella deja de sonreír y me mira sería.
-Suenas convencido de tus palabras.
-Compruebalo.Ella frunce las cejas. Estoy arriesgando mucho, mi vida más que nada. Pero si me concentro puedo dejar que ella vea lo que quiero que vea, mis recuerdos más importantes.
Chelsey baja el tubo y se acerca a mi a paso lento. Aprieto los puños y me concentro, sólo tiene que ver lo mas importante. Hago mi cuello a un lado y cierro los ojos. Casi al instante los colmillos de la licántropo se clavan en mi piel dejando que mi sangre se introduzca en su boca y poder ver mis recuerdos.Puedo sentir mi cuerpo arder, sentirse cada vez más débil, el aire me falta y tengo ganas de gritar. Entonces Chelsey se separa de golpe tapándose la boca con una mano.
-Entonces... No... Ella, no puede...
-Es lo que sé hasta ahora- murmuro agotado.
-Pero si es cierto entonces ella...
-Lo sé. Ahora ya sabes todo. Y ya no sirve de nada. Esa bestia la mato.Chelsey pasa el dorso de su mano por la boca, limpiandose la boca llena de sangre sin dejar de mirarme nerviosa.
-Tal vez sigue viva, tal ve se pueda hacer algo...
-¡Ya no está!- grito sin poder evitarlo. Estoy harto, cansado de perder todo lo que tengo. Harto.- ¡Ella se fue! ¡Y ya no va a regresar gracias a ese maldito perro!
-¿A quien le dices perro sanguijuela?Alzó la vista. Siento la furia regresar a mi, me levanto con velocidad para arrancar su maldita cabeza, pero Chelsey se coloca delante de mi.
-No lo empeores- murmura.
-Apartate- gruño.
-Tranquilo sanguijuela, no he venido a hacerte daño.
-Pero yo a ti si- vuelvo a gruñir tratando de apartar a Chelsey de mi camino.
-Basta Tristán- vuelve a decir Chelsey.Duncan sonríe y se acerca a mi despacio, sólo que este mas cerca y...
-Aquí tienes.
Frunzo las cejas. Duncan estira la mano enseñando una pequeña piedra. La esfera de Tecolutla. Tanto Chelsey y yo estamos sorprendidos. Lo miro.
-¿Que es lo que quieres?
-Nada.
-No me quieras ver la cara imbécil, dímelo ahora.
-Por ahora nada, te lo cobrare en el momento necesario- dice sonriendo.Trago saliva y tomó la esfera de un jalón. Miro Chelsey, ella asiente y me toma del brazo.
-Sal de aquí.
Me empuja un poco, pero yo no aparto la mirada de Duncan. Sea lo que sea, se que esto me costará muy caro.
-Ahora Tristán- vuelve a decir Chelsey
Con un gruñido me giro, saliendo de la habitación.
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Noche de Sangre.
Vampire¿Que tal si nos alejamos un poco del típico cliché entre humana tonta que se enamora de un vampiro el cual es indiferente al principio y luego por arte de magia se enamora de ella? Que tal si cambiamos las cosas. Una donde no sólo el hombre tenga qu...