Tina.
Cierro la tapa del gran bote de basura y sacudo mis manos.
Miro mi ropa, está llena de sangre, genial. Ya a de ser más de las once de la noche, tal vez ya no haya personas en las calles. Camino mirando a mi alrededor, el mar esta a unos cuantos metros del hotel, así que sólo me toma diez minutos llegar hasta la orilla del mar.Respiro hondo. El aroma de agua salada inunda mi nariz, pero no solo el mar, si no el olor a arena seca y mojada, el olor a palmeras y de los cocos. Suspiro. No puedo evitar dejar de sentirme sola, sólo hay un remedio para esto. Nadar.
Me quito los zapatos y deshago mi coleta, dejando que mi cabello caiga sobre mis hombros. Camino lentamente hasta que mi cuerpo completo queda totalmente sumido en el agua y cierro los ojos. Me gustaría sentir la temperatura del agua en mi cuerpo, como en los viejos tiempos, pero por desgracia, esos tiempos se han terminado.
Por mi mente pasan de nuevo los recuerdos, esos recuerdos que he tratado de ocultar por meses.
La vez que llame por teléfono a mis padres, pidiéndoles perdón por haberme ido cuando más me necesitaban. Recuerdo también escuchar la desesperación de Josue, mi prometido, pidiéndome que no lo abandone, que me quedara con él, pero con la voz más fría que pude obtener, lo rechace de la peor manera, haciendo que me odie.
Pero ahora que ya puedo salir al sol... Creo que puede ser momento de volver a tenerlo en mi vida. Puedo controlarme, puedo resistir de cortarles el cuello y quitarles toda la sangre...
Suspiro para mis adentros. Sólo me engañó a mi misma. Soy una asesina, y eso nadie me lo quitara jamás, no desde aquel día.Abro los ojos. No se cuanto tiempo he llevado aquí adentro, así que salgo del mar y me siento en la arena abrazando mis piernas. Ya no se que hacer. ¿Debería de buscar a mi familia de nuevo? ¿O debería de seguir oculta?
-Tina.
Miro a mi derecha. Tristán está a unos cuantos pasos de mi, mirándome curioso.
-¿Que haces aquí?- pregunta.
Frunzo las cejas.
-¿Ya acabaste de cogerte a esa bruja?
El pone los ojos en blanco y se sienta al lado mío. Giro mi cabeza alzándola un poco, mirando fijamente la luna blanca.
No tengo ganas de hablar con este idiota, y menos sabiendo que acaba de cogerse a esa estúpida bruja de quinta.
Los minutos pasan en silencio, y justo cuando ya me estoy hartando, su voz se hace presente.-¿Por que te molesta tanto?
Aprieto mi mandíbula y sigo ignorándolo.
-Tina.
Silencio.
-¿Quieres jugar a la ley del hielo?-inquiere molesto.
-Sólo callate- digo molesta.
-¿Me dirás por que te molesta?Lo fulmino con la mirada.
-Oh, ¿no será por que acabas de desperdiciar tres horas de valioso tiempo cogiéndote a esa bruja cara de caca?
El sonrie de medio lado. Le suelto un puñetazo en el brazo, ya harta. El se queja pero suelta una leve risa.
-¿De que te ríes idiota?
-Cara de caca- se burla.- de todos los insultos existentes en la tierra, ¿fue el único que cruzó por tu cabeza?
-¿Acaso quieres que mi puño sea el que cruze tú cabeza?El niega sonriendo.
-No tienes que estar celosa.
-¿Perdon? ¿Celosa? ¿De ti? Por favor...
-Si no fuera así no veo por qué el sarcasmo en tu voz.
-No es sarcasmo. Es asco. El asco que me das.Él pone mala cara. Bien, lo dije y no me arrepiento.
-Sabes muy bien por que lo hice.
-¿Para darle placer a una estúpida?
-Para conseguir la información. Kesha se verá grande, pero es una niña.
-¿Niña?- me río sin ánimo.- Esa no es una niña, parece de veinticuatro o más.
-Los brujos son muy complejos- comienza a explicar.- su apariencia varía dependiendo de la edad a la que obtienen sus poderes. Cuando un brujo obtiene sus poderes a temprana edad envejece más lento, cuando los obtienen tarde, envejecen más rápido de lo normal, pero los que lo obtienen al tiempo justo envejecen conforme a su edad, deteniéndose a los cincuenta años de edad humana.Abro los ojos. Estas cosas se ponen cada vez más raras.
-Osease que...
-Kesha sólo tiene dieciséis años, sigue siendo una adolescente.Pongo los ojos en blanco. Lo que me faltaba, tratar con una niña berrinchuda. Paso las manos por mi cabello, en serio que me dan ganas de agarrar su cabeza y explotarla con mis manos.
-Como sea- digo.- esas tres horas que estuviste ahí dentro nos está costando. No podremos salir de día sin decirles el por qué.
-No tienen por qué saberlo.
-Si, si nos ayudarán. No dejarán de insistir.
-Nos la arreglaremos- sonríe de medio lado.Lo miro fijamente. Tiene un plan. Se le nota en esa cara de imbécil cerebrito que tiene.
-¿Por que siento que harás una nueva estupidez?
-Será por que me conoces muy mal- dice riendo un poco.Pongo los ojos en blanco con una pequeña sonrisa. Siempre tan optimista.
-¿Y por que estas mojada?
-Sólo quería refrescarme- digo encogiéndome de hombros.
-U ocultar el olor a sangre. Entrar al mar no funciona.Lo miro.
-Si, me di cuenta.
-Ay Tina, ¿por que no te dejas enseñar?
-No quiero elegir a mi presa por sus acciones. Prefiero elegirlos por su belleza.
-Y es por eso que siempre serás una idiota- dice con voz dura.- ¿en algún momento te has puesto a pensar si esa persona que has matado tenía familia? ¿Hijos y esposa por los cuales ver? ¿Hermanos enfermos por los cuales cuidar? ¿Familia que lo espera en casa?No puedo evitarlo. Bajo la mirada. Jamás, jamás en mi vida e agachado la mirada y lo que es peor aún, nunca me eh puesto a pensar en si he lastimado a alguien por la muerte de mi presa. Genial, ahora me siento mal por ser tan maldita.
Pero pasa algo que no me esperaba. La mano de Tristán se posa en mi barbilla, alzando mi rostro. Lo miro a los ojos, me está miranfo fijamente, sin perder detalle de mi.-No tienes que sentirte mal. Ahora lo único que importa es cambiar eso.
-Pero aún así seguiré siendo una asesina.
-Eso nadie lo cambiara. Es nuestra naturaleza. Pero lo que si podemos cambiar es a quién asesinamos, y a quien no. Si queremos quitar una vida para salvar cien más.Su mano se posa en mi mejilla, mientras que con su pulgar acaricia mi pómulo. Su contacto me produce una sensación extraña en el cuerpo, como si sintiera calidez en esa zona, cosa que es imposible.
-Quiero aprender- murmuro sin darme cuenta.
-Yo te enseñaré- murmura también.Su mirada baja lentamente de mis ojos a mi nariz, hasta mis labios, y allí se detiene. Trago saliva y hago lo mismo, miro esos labios grandes y carnosos. La sensación establecida en mi mejilla se expande, pasando a mi cuello, a mi pecho, a mis piernas y deteniéndose en mis pies. Ahora toda esa sensación me cubre el cuerpo, una sensación que sin querer me hace temblar. Creo reconocer esa sensación, pero de lo que si estoy segura es de que si mi corazón pudiera latir de nuevo, se que latiria tan fuerte a tal grado de doler en mi pecho.
Su mano baja, hasta que su pulgar acaricia ahora mi labio inferior y una pequeña sonrisa se forma en sus labios. En cambio yo no puedo moverme, sólo puedo mirarlo mientras me acaricia, tan sorprendida y emocionada al mismo tiempo que mi cerebro ya no puede procesar nada bien.
Él alza la mirada y vuelve a enfocarse a mis ojos.-Eres muy hermosa- murmura
-Pensé que era una idiota- murmuro sin dejar de ver sus ojos negros.
-Eso también.Entonces acerca mi rostro al suyo, alzó mi mano y tomó su nuca acercándolo a mis labios. Un beso. Eso es. Nuestros labios unidos tan delicadamente que solo parece un roce. Cierro los ojos al mismo tiempo que él y así muevo mis labios sobre los suyos.
-¡Tristán!
Me separo de golpe y ambos miramos atrás. Kesha está a unos cuantos metros mirándonos con las manos en la cadera. Al instante frunzo las cejas molesta, sólo por dos sencillas razones. Uno, no me había dado cuenta lo cerca que la casa de Kesha estaba de aquí. Y dos, acabo de besar a un idiota que acaba de coger con una niña malcriada.
Tristán gira su cabeza al mismo tiempo en que me levanto.-Tina...
-Será mejor que vayas con ella. De seguro querrá un segundo round.
-No tengo que...
-Si- digo con dureza.- si tienes que.Me giro y camino de vuelta al hotel. Ya no tengo nada que hacer aquí.
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Noche de Sangre.
مصاص دماء¿Que tal si nos alejamos un poco del típico cliché entre humana tonta que se enamora de un vampiro el cual es indiferente al principio y luego por arte de magia se enamora de ella? Que tal si cambiamos las cosas. Una donde no sólo el hombre tenga qu...