Capítulo XXXVIII

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Todo es como una película de terror. Grandes bestias con filosas garras atacan a personas comunes y alteradas, un grupo de seres diabólicos con largos y filosos colmillos gruñen y atacan a las bestias con furia en la mirada.

Humanos comunes y corrientes salen de un shock inesperado y con trozos de madera en la mano y renovada energía atacan sin piedad a las bestias furiosas. Todo es caos y destrucción y no hay nadie que pueda detenerlo. Los seres diabólicos gruñen y se mueven con una velocidad inhumana atacando a las bestias. No hay bandos, no hay equipos, es todos contra todos.

Una mujer aparece por la puerta, es bella y majestuosa con un traje de batalla en el cuerpo y una mirada fría. Mira al rededor y no puede creer el caos que hay, pero su atención se centra en una figura en el suelo casi al borde de la muerte. Trata de acercarse pero de repente un mujer igual de bella se interpone en su camino. Tiene los ojos rojos y unos dientes filosos salen de su boca amenazantes. La mujer de batalla ni se inmuta, la mira por un momento para luego lanzarse a ella con agilidad en una pelea sangrienta.

A pesar de la descripción todo es borroso y aveces los cuerpos son sustituidos por figuras negras que danzan de un lado a otro.
De repente una bestia grandre y de pelaje negro se acerca a la chica en el suelo, con una mirada sedienta de sangre y poder. Quiere atacar a la chica, con garras y dientes pero un ser azulado, extraño y tenebroso acude al rescate, tomando a la bestia del cuello alejándola de ella. La bestia gruñe y trata de quitarse de encima al ser azulado, pero es casi imposible. Este ser lo muerde de repente en el cuello, logrando que la bestia sangre a montones, el ser azulado no pierde oportunidad; con una mano toma su cabeza y con la otra su boca para con fuerza arrancarle la mandíbula.
El ser arroja el cuerpo de la bestia a una esquina y se inclina ante la chica en el suelo.

<<Estarás bien. Te sacaremos de aqui>>

Dice una suave voz en la cabeza de la joven. ¿Como? No se sabe.
El ser se levanta y se queda enfrente de la chica, cubriéndola de todo ser que intente atacarla.
Pero la chica ya no resiste más sus ojos se cierran mientras en su mente queda sangre, cuerpos destrozados, bestias y seres tenebrosos luchando hasta la muerte.

***

Una fuerte punzada en mi cabeza me hace despertar. Abro los ojos con pesadez y miro a mi alrededor. ¿Donde diablos estoy? ¿Y donde está Tristán? ¿Y Christian?
Trato de levantarme pero gruño al sentir como si mi cuerpo entero tuviera agujas por todos lados. Frunzo las cejas. Definitivamente no estoy en el hotel. Tocó mi cabeza con la mano, me punza tan duro que estoy segura que mi cerebro saldrá por mis orejas.

-Ya despertaste.

Alzo la vista. Christian entra con un tazón con agua y una toalla, se acerca a mi y remoja la toalla en el tazon, la exprime y la coloca en mi frente. Suspiro al sentir algo frío en mi caliente frente.

-Nos tenías preocupados Tina- dice.
-¿Que paso? ¿Donde estamos?

Él vuelve a quitar la toalla y repite el procedimiento, sólo que esta vez la pasa por mis brazos.

-Recibí tu mensaje. Pero Tristán se adelantó. Llamó a la princesa Dalia y cuando estaba por llegar al burdel él ya estaba ahí con un gran ejército de Licántropos. Entramos y atacamos a todos los vampiros, los humanos tuvieron más suerte, sólo los dejaron inconscientes... Bueno, a la mayoría.

Sacudo mi cabeza. Pero esas imágenes en mi cabeza... Tomo la mano de Christian que volvía a meterla en el tazón de agua fría. Él me mira confundido.

-Gracias- digo.- no hubiera salido viva de esta.
-No me agradezcas. Si no hubiera sido por Tristán nunca hubiéramos ganado, eran demasiados vampiros.
-Lo que te agradezco es que hayas ido a buscarme sin la necesidad de pedir ayuda. No lo pensaste dos veces.
-Bueno, eras una damisela en apuros- dice con sonrisa fanfarrona.- me gusta salvar a damiselas en peligro.

Pongo los ojos en blanco y sonrió. Su maldita arrogancia no se va. Christian coloca su mano fría en mi mejilla, lo que provoca una deliciosa sensación de frescura, alzó la vista y me doy cuenta de que ya no tiene esa sonrisa fanfarrona tan típica de él, si no que tiene una mirada seria, pensativa.

-La verdad es que... No tuve tiempo de imaginar lo que sería verte morir, y no dejaría que eso pasara, jamás.

Sin tiempo de poder decir nada, acerca su rostro al mio y deja un suave beso en mis labios. Cierro los ojos y abro levemente la boca, dejando que sus labios tomen los míos. Este beso es extraño, diferente. Se separa de mi y una sonrisa de medio lado aparece en su rostro. Pero yo no sé qué expresión tomar, si de sorpresa, alegría, confusión, molestia.

-En cuanto estés mejor baja, hay mucha cosas que contar.

Asiento. Él se levanta y se va sin decir nada más.

Noche de Sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora