Noche de Sangre.

Capítulo XXXIX

Tomo mi cabello hasta hacerme una coleta alta, me coloco una blusa negra escotada y suelto un breve suspiro. Tengo que bajar, lo sé, pero eso es lo que más temor me da, tener que enfrentarme a lo que hay allá abajo. Según Christian, la tal princesa Dalia ha sido mi rescatadora y gracias a ella estoy viva. Vuelvo a suspirar. No sé qué crea ella que soy, pero definitivamente no soy parte de su manada, digo, soy vampiro no un cachorro persiguiendo su cola. Me coloco unos tenis y al fin me decido a salir, pero, así como salgo quedo ya impresionada. Esto parece un maldito castillo. Los pasillos son estrechos de color carmín, en vez de lámparas normales hay velas iluminando el pasillo, cuadros de historia están colgados en ellas uno justo a cada lado de cada puerta. Me decido por la derecha y camino lentamente, mirando cada cuadro que hay; son realmente fascinantes, hay mucha cultura en cada cuadro que veo. Llego a unas escaleras de caracol que increíblemente son de madera, lo cual no quita el toque medieval de la casa... o castillo, como sea.
A lo lejos puedo percibir murmullos y a medida que me voy acercando los murmullos se hacen más audibles. Claramente reconozco la voz de Tristán, pero hay otras dos voces que son totalmente irreconocibles.

-...No te preocupes, Selene ya fue con un grupo de licántropos a limpiar el desastre- dice la voz de una mujer.- pero absolutamente no saldrán de aquí.
-Princesa sabemos que ella es muy importante para usted pero debe de entender, ella querrá salir inmediatamente en cuanto se entere.
-No lo hará. Nadie saldrá de aquí hasta que yo lo diga. No hay más que decir.

-Además- dice otra voz, una de hombre.- Ella debe saberlo, saber quiénes somos, quien es su familia verdadera, de donde viene.
-Pero no ahora- interviene Tristán.- debe descansar, esos golpes la dejaron muy lastimada.
-Es un vampiro, sobrevivirá.

Me acerco un poco más, recargando mi cuerpo en la pared.

-Yo estoy al cuidado de ella. Soy su pareja y se lo que es mejor para ella y no dejare que se acerquen hasta que yo lo diga- gruñe Tristán
-Estas en mi casa chupasangre- gruñe la mujer.- y mientras ella este aquí me oirá, y tú no te entrometerás...
-Creo que la invitada ya despertó- dice una nueva voz.

Abro los ojos de par en par. ¿Cómo se dio cuenta? No hice ni el menor ruido. Trago saliva y salgo de las sombras. Christian y Tristán están sentados en un sillón café mientras que otros tres sujetos están sentados enfrente de ellos en un mismo sillón café. Todos me miran y puedo sentir nervios nuevamente. Me acerco con lentitud hasta el centro de la sala, pero mis ojos captan una cara conocida. Abro los ojos y retrocedo un par de pasos.

-Tu... tu eres esa chica... la chica de mis visiones... tu eres...
-Dalia Singler- dice la mujer con una sonrisa.- mucho gusto Cristina.

Estoy completamente anonadada. ¿La chica de mis sueños es esa mujer? ¿Esa princesa? La miro bien, es de mi misma estatura, piel blanca, ojos cafés y cabello castaño, es la misma de mis sueños sin duda.

-Estarás bien Cristina- dice otra voz. - aquí no corres peligro.

Frunzo las cejas y miro al otro chico que ha hablado. Ojos azules y cabello negro, claramente más alto que esa princesa. Pero reconozco esa voz...

-Tu eres esa cosa... ese monstruo que hablo en mi mente...
-De hecho, soy un Hibrido, no un monstruo- dice con una pequeña sonrisa.

Miro a Tristán, quien parece apenado. Me acerco a él a grandes zancadas y sin esperar nada le suelto una fuerte bofetada, haciendo que su cuerpo se recargue por completo en el sofá.

-Te dije claramente que no quería ayuda de licántropos, te dije que podríamos solos. Ahora por tu maldita culpa estamos aquí cautivos y a pocos minutos de morir. ¡Eres un maldito imbécil!
-Tina ya cálmate- dice Christian. - deja que te expliquen todo.
- ¡No me explicaran ni mierda! Quien sabe cuántos minutos nos quedan de vida y no pude conseguir esa última esfera y ahora Xitlali nos matara y...
-Eso no es del todo cierto- dice el chico hibrido.