Noche de Sangre.

Capítulo XXXI

-Tina...

Avanzo a grandes zancadas hasta ella. Tina sonríe al verme y antes de poder alcanzarla se arroja sobre mi, rodeando mi cuello con sus manos. La abrazo por la cintura, apretándola tan fuerte contra mi cuerpo sin querer volver a soltarla.
Ella se separa un poco de mi, haciendo que la pueda ver a los ojos.

-Pense... Pensé que te había matado- murmuro.
-Yo también lo creí por un momento.
-¿Entonces como es que estas viva?- pregunta de repente Christian.

Tina gira su cabeza y lo ve, luego una pequeña sonrisa aparece en sus labios.

-Creo que si no eras tan mierda como pensé.
-Te dije que me dieras una oportunidad- dice mi hermano sonriendo con picardía.

Frunzo las cejas. Imbécil.

-Tenemos que irnos.

Todos miramos hacia la puerta. Chelsey esta ahí mirándonos seria.

-¿Donde rayos te metiste?- pregunto soltando a Tina pero tomándola de la mano.
-Te dije que haría una distracción, pero al parecer Duncan no creyo la distracción.
-Tenemos que irnos- interviene Tina.- no se que tan fuerte arroje a ese perro por la pared, pero estoy segura de que no quedara inconsiente por mucho tiempo.
-¿Podemos salir por donde entramos?- inquiero.
-No, iremos a los calabozos. Hay una salida de emergencia por donde pueden salir...

Se gira y al instante la seguimos por el pasillo.

-... Los licántropos están rodeando el lugar. Tendrán que pasar por una serie de túneles que los lleva al cementerio, de ahí pueden regresar a su hotel o a donde sea que vayan.
-Duncan te matará cuando sepa que nos has ayudado- digo frunciendo las cejas.
-Tal vez.
-¿Tal vez? Chelsey, deberías de venir con nosotros. A la señora le agradaría saber que nos has ayudado.
-¿De que están hablando?- pregunta Tina.

Niego con la cabeza, dejando claro que no diré nada. Tina bufa y mira a otro lado.

-Un par de horas muerta y ahora nadie quiere decirme nada.
-Basta Tina.
-Como sea- interviene Chelsey girando en una esquina.- la esposa de un Alfa no puede desafiarlo, es un delito muy grave.
-Un delito que ya cometiste- dice Christian.
-Exacto.

Chelsey se detiene de golpe y asoma su cabeza por un pasillo, luego hace una seña con la mano para seguir caminando por el pasillo con pasó rápido. Al fondo del pasillo hay una puerta doble, Chelsey las abre y pasamos bajando por unas escaleras de piedra, ya en la planta baja nos reunimos mirando al rededor. No es tan tétrico como pensé, es igual que un calabozo del virreinato, igual de sucio.

-La salida está por aquí. Vamos, tanto silencio no me da buena espina.

Chelsey nos guía por una serie de pasillos de piedra, todos alertas de cualquier sonido extraño.
El silencio es sorprendente, no hay sonido alguno, movimiento, nada. Los calabozos están vacíos, algo muy extraño para ser una manada muy exigente.
El pasillo se me hace eterno, sólo pocas y esparcidas antorchas iluminan escasamente el pasillo. Chelsey esta delante de nosotros, mientras que Tina permanece a mi lado y Christian detrás de mí, todos en completo silencio, siguiendo cuidadosamente a la licántropo.

-¿Donde la conociste?- pregunta de repente Tina.
-¿Celosa?

Sonrió de medio lado mirandola, ella pone los ojos en blanco.

-Quisieras imbécil.
-Ella me salvó de que Duncan me matara por completo. Al principio quiso experimentar conmigo pero... La convencí.
-¿Como?- pregunta casi en un gruñido.
-En serio estas celosa.
-No me jodas Tristán.
-Ok, ok- alzó las manos antes de que me golpeé la cara.- le conté todo, el por qué venimos aquí, y lo que tratábamos de conseguir.
-¿Y te creyó asi nada más?
-No. Me quería arrancar la cabeza al principio, pero al parecer sabía que Xitlali es una perra- miento.- creo que la conocia.

Tina frunce las cejas, maldita sea, que se crea todo. Aún no puede saber la verdad, si lo hace, se volverá loca y el que terminara sin cabeza seré yo.
Chasquea con la lengua y mira al frente.

-Por tu bien que me estés diciendo la verdad.
-Lo hago.

Enfrente de nosotros hay una puerta de madera del tamaño de un niño de diez años. Miro a Chelsey quien arranca la hierba adherida a la puerta.

-¿Como saldremos por eso?
-Arrastrandote gusano- dice Chelsey sonriendo de medio lado.
-¿En serio no vendrás con nosotros?- pregunta Christian.
-No. Ahora vayanse.

Tina es la primera en pasar, se inca y se arrastra hasta salir. Christian es el siguiente, no sin antes dedicarle una mirada de agradecimiento a Chelsey.
Ella se cruza de brazos y me mira expectante.

-¿Esperas una invitación?
-Duncan te matara- digo.
-Tal vez. Ahora vete.
-Insisto, ven con nosotros.
-Vamos sanguijuela, me he librado de peores situaciones, ahora largo.

Suspiro para mis adentros. Me acerco a ella y poso una mano en su hombro.

-Te lo agradezco.

Ella sonríe un poco.

-Si algún día nos necesitas, estaremos en México. Te recibiremos con gusto.

Ella ladea la cabeza a un lado y aparta mi mano de su hombro con delicadeza.

-Eres un sentimentalista de lo peor.

Sonrió de medio lado. Y sin más me tiro al suelo saliendo de ese turbio lugar.