La discoteca estaba a reventar, como todos los Sábados noche sobre esa hora. Noemi, acompañada de John, intentaba abrirse paso entre la gente que se apiñaban en el local, cómo sardinas en lata.
Por fin alcanzaron una zona del local que estaba casi en penumbras y menos concurrida. Daniel y April les esperaban allí, y por lo que pudieron ver, no estaban perdiendo el tiempo: los dos se devoraban a besos, mientras sus manos no descansaban de sobar uno el cuerpo del otro.
Noemi puso los ojos en blanco con la escena que se recreaba ante ella, cualquiera diría que aquellos dos tortolitos llevaban semanas o meses sin verse, por la manera en que ambos se trataban con tanta avaricia y desesperación. Y la verdad era que, se veían todos los días.
Sonrió mientras pensaba en la relación suya con John, ellos también dejaban liberar la pasión que sentían y se comportaban muchas veces del mismo modo.
Y John, como si leyera sus pensamientos, la arrinconó en una esquina, junto a la otra pareja y comenzó a besarla intensamente, mientras su cuerpo se pegaba más al de ella.
Así estuvieron un buen rato, hasta que sus colmillos amenazaron con salir por el hambre que le quemaba en las entrañas. Muy a su pesar, tuvo que romper el beso y alejarse un poco de ella, tenía que guardar las distancias o perdería el control.
No era que tuviera miedo de que Noemi le descubriera, pues tarde o temprano lo acabaría sabiendo. Lo que le preocupaba era no poderse resistir y morderla, dándole un susto con esa acción. Tampoco estaba muy seguro de poder luego detenerse a tiempo, sería muy arriesgado y peligroso.
—Voy a tomarme algo a la barra —comentó Noemi, extrañada por la repentina lejanía de su novio—. ¿Me acompañas, April?
La aludida, se separó de Daniel y aceptó la propuesta de su amiga.
—Sí, yo también voy a beber algo —convino antes de girarse y guiñarle un ojo a su chico—. Estoy sedienta.
No me extraña, después de tanto besuquear a Daniel se ha tenido que quedar sin saliva, se dijo en Noemi medio en broma.
—Yo aprovecharé para salir a fumarme un cigarro —le dijo John, que la observaba alejarse—. Dentro de un rato nos vemos.
Las dos comenzaron a internarse entre la aglomeración de personas que bailaban sin cesar en la gran pista de baile, directas a la barra del local.
Se giró y miró a su amigo.
—Tengo que salir de caza —confesó utilizando los labios para comunicarse con él y así nadie más se enterase—. Entretén a Noemi, vendré lo antes posible.
Y sin más, se alejó de él y fue en busca de una victima. Hacía mucho tiempo que no salía a cazar, desde que había intimidado con Noemi, esperaba no haber perdido la práctica.
***
Hacía ya más de media hora que John la había dejado sola con April y Daniel, para "supuestamente" ir a comprar tabaco y fumarse un cigarrillo.
—Que no te preocupes, Noemi —repitió otra vez Daniel—. Seguramente no llevaba dinero encima y ha tenido que ir también a sacar pasta para poder comprarlo.
Ella lo miró y asintió no muy convencida. ¿Sería eso cierto? Seguramente se estaba obsesionando por nada, pero es que la ultima vez que estuvieron juntos, él se había alejado tan repentinamente de ella...
No pudo aguantar más, le dio a April su tercer cubata de la noche, el cuál estaba el vaso de tubo medio lleno, y salió escopetada hacia la puerta del establecimiento. Pensaba salir a ver si lo veía fuera, no pensaba alejarse demasiado, ya sabía que la noche resguardaba muchos peligros en sus entrañas. Solo quería esperarlo en la puerta, durante unos minutos, luego le pediría a Daniel que la llevara de nuevo a su casa. Estaba cansada de tanta espera, que luego John la fuera a buscar allí y ya hablarían de lo que le había hecho retrasar su regreso.