Faltaba poco para las seis de la tarde cuando April despertó de un sueño inducido. Estaba dentro de su vehículo y sus bolsas, con todo lo que habían comprado, estaban allí con ella.
Todo estaba en su sitio, menos Noemi...
Bajó del coche y gritó su nombre. La llamó hasta que ya no pudo más, la garganta le ardía de tanto chillar. Tomó su móvil entre sus manos y llamó a la policía, pero ellos no le hicieron caso, estaban en los últimos tiempos muy acostumbrados a ese tipo de asalto.
Una destrozada y triste April regresó de nuevo a la mansión y con voz ronca le contó todo lo sucedido a Daniel y al resto de los habitantes de la casa. Todos tomaron sus vehículos y salieron muy preocupados en busca de la joven, aunque en el fondo sabían que no tenían por donde comenzara buscar.
Resultó ser que Guillermo les había mentido sobre su residencia y todo lo referido a él. No pudieron localizarlo, pero siguieron intentándolo.
Finalmente, a Cristián se le ocurrió dar parte e informarle al Gobernador de Murcia, él era la ley allí y podría hacer algo. Quizás mandara a alguno de sus hombres a preguntar por cualquier lugar hasta dar con el paradero de Noemi o de Guillermo. Toda ayuda era poca.
Cuando llegaron a la fortaleza de Eric García, a eso de las once de la noche, se encontraron con un gran revuelo en el lugar. Los de allí, les informaron que habían secuestrado a su mujer Carla y que en breve iban a partir todos en su búsqueda.
Comprendieron que todo aquello era mucha casualidad, ¿dos mujeres secuestradas el mismo día?, seguro que todo aquello guardaba una misma relación. Sin dudar, decidieron unirse a ellos, quizás encontrando a Carla, encontrarían a Noemi.
Mientras se desarrollaba todo aquél despliegue de acontecimientos, Noemi vivía el que sería el peor día de su vida.
***
Cuando uno de los vampiros que la acompañaban abrió la puerta, Noemi solo pudo ver a un hombre que estaba de espaldas, observando un viejo cuadro que estaba colgado delante suyo. Los hombres la empujaron para que entrara y allí la dejaron, con aquél hombre moreno con el pelo largo rozándole los hombros.
—¿John? —susurró ella con la voz entrecortada y acongojada por su reciente llantera.
No podía creer que fuera él, que en todo ese tiempo él estuviera en su mismo país y sin decírselo a ella o alguno de los suyos. No podía creer que él formara parte de todo aquello tan inhumano y asqueroso.
—Me temo que no, querida —dijo una voz profunda.
El hombre giró sobre sus talones y se puso delante de ella, con una cruel sonrisa en sus labios y una mirada lujuriosa y triunfante en sus negros ojos. Tenía gran parecido con John, pero no era tan fuerte y apuesto como él. Además, era también un poco más delgado. Lo miró con los ojos entrecerrados, estudiándolo detenidamente... A ése hombre lo había visto antes...
—¿Qué tal le va a Carolina? —le dijo mientras se aproximaba a ella lentamente—. Hace tiempo que no sé nada de ella, y he de reconocer, que muchas veces la echo de menos...
El hombre del video, se dijo Noemi reconociéndolo.
Lo tenía muy cerca, consiguiendo con ello que se pusiera más nerviosa aún y se le acelerara el corazón.
—Pero ahora te tengo a ti —Alzó una mano cuando la tuvo enfrente y le acarició la mejilla—. Tú calentarás mi cama a partir de ahora.
—¡Eso nunca! —ladró ella mientras apartaba su rostro de su indeseada caricia y le escupía al bastardo en la cara—. ¡Jamás seré tuya!