CAPÍTULO DOCE

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El Gobernador de Murcia, Eric García, era un hombre apuesto y musculoso. Tenía el pelo largo, a la altura de sus hombros, y rubio, pero lo que más destacaba de él no era simplemente sus ojos dorados que tenían locas a todas las mujeres humanas y vampiras, sino su habilidad y destreza en la lucha.

A John le caía bien ese hombre, era muy legal y miraba siempre por los demás. Sin duda hacía bien su labor, un trabajo impecable.

El recinto donde se organizaba la reunión era una vieja fábrica de plástico, cerrada hacía varios años. El local estaba a rebosar de vampiros, la mayoría le eran conocidos y otros pocos no. Los únicos vampiros que no acudieron fueron los niños y los menores de edad, que para ellos eran aquellos que no superaban los cientocincuenta años, apariencia de quince años humanos.

Eric estaba subido en una especie de tarima para que los allí presentes pudieran verle y oírle bien. Sin duda, era algo muy importante lo que tenía que decir esa noche y John creía ya saber lo que era, si es que los rumores que había oído eran ciertos y no se equivocaban.

—¡Escuchadme! —dijo Eric alzando la voz con determinación, consiguiendo la atención de todos—. Ayer estuve en una reunión con el resto de los Gobernadores del país. Finalmente, se ha decidió dar el gran paso.

Todos los allí presentes empezaron a hablar, algunos se quejaban u objetaban que eso no les parecían buena idea, otros, la mayoría, se alegraban y apoyaban la decisión.

—¡Por fin llegará el momento! —exclamó una voz que para desgracia de John le era familiar, la de Iván—. Ya era hora de darnos a conocer y salir de la oscuridad.

John y los suyos se mantuvieron en silencio, esperando a ver qué más tenía que decir el jefe.

—Nos daremos a conocer dentro de unos pocos meses, quizás en abril de este año nuevo. Tendremos que organizarnos, estar preparados por si los humanos no reaccionan bien a la noticia. Seguramente habrá una guerra y si eso ocurre, nos haremos con el control sin duda. Aún tenemos que decidir cómo actuaremos si llegamos a ese extremo... Hasta entonces, tendréis que seguir actuando con cautela y en el anonimato.

—Nada más salir a la luz —dijo otra voz profunda, la de Nicolás—. Deberíamos de tomar el control y... ¡Declararnos dueños del planeta!

—Ya os digo amigos, todavía tenemos que decidir que haremos y cómo actuaremos. Os tendremos informados —afirmó Eric.

Iván y Nicolás siempre estaban pensando en lo mismo, en ser los amos de todo lo que les rodea sin importar el coste. Trataban a los humanos como simple ganado y nada más.

John siguió escuchando atentamente toda la charla que dio Eric, que duró casi toda la noche.

Ya casi había amanecido cuando estuvieron de regreso y en todo el trayecto, Carolina no le dirigió la palabra, ni le miró. John no entendía el comportamiento de la mujer, ella sabía lo liberal que era él y nunca antes se había ofendido por estar interesado por otra. Pensándolo mejor, la verdad era que jamás la había ladeado antes de esa manera por otra hembra. Pero es que con Noemi todo era diferente y él había cambiado y ahora le tocaba a Carolina aceptarlo.

Decidió dejarlo estar y darle tiempo a la vampira para que entendiera las cosas, si finalmente no lo acaba aceptando, tendría que volver a hablar con ella para hacerla entrar en razones. Dejando el tema apartado en un rincón de su mente, se adentró en su habitación y se dispuso a descansar.

***

A la mañana siguiente, martes veinticinco de diciembre, Noemi se levantó bien tarde y decidió no hacer nada en todo el día. Estaba cansada de salir de compras, de limpiar y de estudiar, así que decidió ir a ver a su amiga después de comer, pues tenía mucho que contarle...

Saga La Era De Los Vampiros, Libro II: Cautivada Por Un VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora