CAPÍTULO VEINTINUEVE

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Noemi permanecía con el cuerpo relajado todo lo que le permitía sus ataduras, y echado levemente hacia delante. Su cabeza colgaba flácida hacia un lado, apoyada parcialmente sobre uno de sus hombros.

Iván comprendió que la joven humana se había quedado finalmente dormida. Se acercó a ella y pudo ver su rostro hinchado de tanto llorar y el principio de lo que sería un gran moretón en un lado de su barbilla justo donde la había golpeado horas atrás. Con mano trémula, acarició uno de sus muslos expuestos, que eran muy suaves y cálidos al tacto y con mucho agrado, dejó que su mano siguiera con su recorrido y ascendiera lentamente. Se ayudó con la otra mano para levantarle la falda hasta la altura de sus caderas y la joven, en respuesta, jadeó un poco entre sus sueños. Estaba tan cansada que apenas se percató de lo que Iván le estaba haciendo.

Por fin su insaciable mano encontró en su entrepierna el valle oculto de la joven, que estaba resguardado bajo sus blancas braguitas de algodón. Permitió que sus dedos resbalasen por dentro de la prenda, sin retirarla y acariciase su sexo.

Noemi volvió a retorcerse un poco inconscientemente ante aquella íntima caricia. Ella creía tener uno de sus eróticos sueños con John.

Iván introdujo uno de sus largos y delgados dedos dentro de la profundidad cremosa de la joven mientras presionaba con la palma, su clítoris. En ese momento, Noemi se puso rígida y abrió de golpe los ojos, alarmándose de ver a Iván tocándola de esa forma tan íntima y lasciva.

—¡No me toques, bastardo! —se quejó ella, intentando en vano alejarse de él.

La mano del vampiro salió de entre sus piernas y con un movimiento deliberadamente lento, Iván se introdujo en la boca el dedo que había estado anteriormente en su interior.

—Mmmm —ronroneó relamiendo una y otra vez su húmedo dedo, eliminando de allí todo rastro alguno del dulce jugo de la joven—. Ahora comprendo toda esa obsesión de John por ti...

Iván comprendió que definitivamente había merecido la pena la larga espera.

Ella lo fulminó con una mirada cargada de odio e ira.

Iván no pudo resistirse a la reacción de la joven, le hizo mucha gracia y se rió de ella con grandes carcajadas.

—¿Sabías que, te pones más apetecible, cuando te enfadas? —le susurró cuando se volvió a acercar a ella.

El ruido de las cadenas chocando entre ellas y contra la pared, cuando Noemi se retorció intentando alejarse de él, resonó entre esas cuatro paredes.

—¡Quieta, querida! —le gruñó mientras esquivaba por los pelos un rodillazo de la joven que iba dirigido a su endurecido miembro—. ¡Por qué poco!

A Iván le encantaba lidiar con mujeres difíciles y sin dudas esta jovencísima humana era una de ellas. Realmente, iba a disfrutar de la experiencia de dominarla.

—Si llego a saber que te comportarías como un animal —le dijo sonriente, guardando ahora un poco las distancias entre ellos—, te hubiera traído un collar y una correa.

A Noemi no le hizo ni chispa de gracia su estúpido comentario, solo quería salir de allí lo antes posible.

—Estoy tan hambriento, niña, que creo que primero voy a probar tu sangre y luego tu atractivo cuerpo... —le mantuvo la mirada y añadió—. Seguro que es tan bueno como lo es el sabor de tu coñito.

—¡Púdrete, demonio! —escupió ella toda asqueada.

Y antes de que ella pudiera decir algo más o reaccionar, el vampiro se lanzó hacia su yugular para clavarle los colmillos muy profundamente, robándole así un grito de dolor a la joven. Tragó con ganas, con una desesperación sin igual. Aquella sangre era más sabrosa si cabía, que la que había probado y compartido con Nicolás aquél día que se acostaron con la puta del motel, cuando estuvieron de viaje.

Saga La Era De Los Vampiros, Libro II: Cautivada Por Un VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora