Salimos del hospital, los odio por cierto, nos dirigimos a la que sería "mi nueva casa" papá tenía en su auto puesta la radio, la fui cambiando hasta que encontré una canción que me gustó.
Pasaron alrededor de veinte minutos, cuando, a lo lejos, logre distinguir la entrada de una residencia, supongo que sería la mía.
— ¿Es esa? —pregunté para confirmar mi anterior teoría.
— Si, es esa misma — contestó con un tono de alegría, ya que llevaba media hora manejando.
Mientras pasábamos por las casas, a lo lejos se veían familias, vi a un niño abrazando a la que podría ser su mamá. En ese momento recordé a mi madre , en serio la extrañaba, papá prefirió que no se hiciera velorio, ya que no me quería verme llorando otra vez, minutos después, el auto se fue deteniendo, hasta que por fin se detuvo.
— Aquí es — sonrió, bajando del auto.
— Genial, oye ¿Cómo voy a hacer? No tengo nada de ropa. —Pregunté mientras bajaba del auto, tratando de seguirle el paso al interior de la que sería mi casa.
—Por eso no te preocupes, esta casa la compré esperando a que fueras a la universidad, tu armario esta lleno de ropa. — Contestó a mi pregunta, buscando las llaves de la casa.
Abrió la puerta, y al entrar, mi mandíbula cayó al piso, ¡Esta casa era muy grande! Era diez veces mas grande que la mía, y mi casa yo la consideraba bastante grande.
— ¿Es grande verdad?— preguntó sentándose en uno de los sofás que había en el living.
— Algo. — Dije aun impresionada.
— Bueno, arriba, en tu mesita de noche, hay un teléfono que compré para ti, ahí está todo, donde estudiarás, los horarios están en la nevera. En el garaje hay un auto, no es gran cosa, pero es para que te transportes— respondió en un tono que en cierto modo me pareció frío. Escuché su teléfono sonar.
—¿Hola?...¿ Ahora?... Estoy con Ronnie ahora... Bien estaré allá en una hora... De acuerdo...Adiós— colgó el teléfono y lo guardó en el bolsillo de su chaqueta de trabajo, mientras yo lo observaba desde el lado opuesto de la sala en el que él se encontraba — Debo irme linda, si necesitas algo me llamas. Te amo. — se levantó del sofá y caminó hacia mi.
— Igual yo. Adiós. — dije mientras él me dejaba un beso en mi frente, después de que salió de la casa, subí las escaleras y me encaminé al que sería mi habitación, habían varias habitaciones, torpe, se me olvidó preguntarle a papá cual era mi habitación, así que lo eché a la suerte, empecé a abrir puerta por puerta, tratando de encontrar mi habitación.
En la primera puerta que abrí, me encontré con un armario lleno de abrigos ¡Genial! A si no moriría de frío, con el frío infernal de Londres, la segunda era un baño, la tercera era un cuarto, pero no era el mío, parecía de visitas, fruncí el ceño ¿Cuarto de visitas? ¿En serio papá?
La cuarta puerta que abrí era un cuarto con las paredes violeta oscuro ¡Bingo! Entre y fui directo a la mesita de noche, había un teléfono, un IPhone. ¡Te amo papá! Era más moderno del que yo tenía, este era un 7 y el que yo tenía era el 5, en fin.
Revisé la lista y vi todas las asignaturas que me tocaban, vi el día en el que entraría a clases y marcaba Martes de la próxima semana, luego de revisar todo lo del teléfono, escuché el timbre, salí corriendo con el teléfono en mi mano derecha y baje las escaleras corriendo ¿Porque estoy corriendo? No conozco a nadie.
Coloque la mano izquierda en la perilla de la puerta y abrí.
— Hola soy Anne Hemmings, soy tu vecina — Dijo una mujer sonriente de cabello castaño y ojos esmeralda.
— Hola soy Ronnie, mucho gusto. — sonreí mientras estiraba mi mano y ella la estrechaba.
— Te traje esto. — me extendió una bandeja, pequeña — Se que te acabas de mudar y quise venir a darte la bienvenida — sonrió.
— Muchas gracias, — agradecí con una sonrisa forzada, no tenia ganas de sonreír, había algo de esta señora que me recordaba a mi mamá.
— Tengo dos hijos más o menos de tu edad, te encantará conocerlos, son adorables— sonrió— Bien, debo irme, si necesitas algo, no dudes en llamarme, vivo aquí al lado — se despidió con una sonrisa.
— Muy bien, gracias, adiós — me despedí igualmente, mientras cerraba la puerta.
Agradecí que no preguntará tantas cosas, no estaba de animo para responder preguntas, de verdad extrañaba a mamá, todos los momentos que pasamos juntas, todos las cosas que hicimos y nos faltaron por hacer, incluso los malos ratos que me hizo pasar, de verdad me hacia falta.
Dejé la bandeja en la cocina y regresé a la sala, me senté en el sofá y prendí el televisor, fui pasando los canales y vi una película que veía mucho con mamá "PostData: Te amo", una ola de recuerdos me calló como agua fría y las lágrimas no tardaron en salir, agradezco los momentos que estuve con ella.
Cambie el canal rápidamente y me detuve en MTV, estaban pasando The Vampire Diaries.
Amo esa serie, Team Damon Forever, luego de ver dos capítulos más de la serie me levanté y caminé hacia la cocina, abrí la bandeja, se trataba de una torta de melocotón, la serví en un plato y volví a la sala, comí en silencio admirando el sabor, sumergida en mis pensamientos.
Después de comer, lavé el plato que usé, subí a mi habitación, me puse el pijama que consistía en un short de pizzas y una camisa manga larga que decía "I Love L.A" que encontré en una de las gavetas de la mesita, me acosté en mi cama, prendí el televisor que había en mi cuarto y le empecé a instalar todas las aplicaciones al teléfono, hasta que me vi envuelta en los brazos de morfeo y me sumergí en un profundo sueño.
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Entre El Rubio Y El Rizado (HS. LH) [En edición]
Fanfiction― Maldición, solamente a mí me pasan estas cosas ― Dije en voz alta ― ¿Cómo es posible que dos chicos, que son hermanos, puedan estar enamorados de mi y al mismo tiempo? O sea, esto es ridículo, ya hasta parece telenovela. Sigue a Ronnie en esta al...