Capitulo 20

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maratón (3/4)

Preparé la mezcla de las crêpes en un bol y calenté el sartén con mantequilla. Pasaron varios minutos y tenía hechas cuatro crêpes, faltaban dos más. Saqué las fresas y el chocolate. Preparé las otras crêpes que faltaban y las dejé enfriar un rato en los platos. Preparé más zumo de mango y lo dejé enfriar. Limpié y corté las fresas, preparé las crêpes y serví la mesa. Esperé unos minutos y Justin aún no bajaba, fui hasta el pie de la escalera.
-Justin -alargué llamándolo mientras miraba hacia arriba-
-Ya bajo preciosa -le oí decir, sonreí-

Volví a ir hacia la cocina y abrí un estante del mesón, me puse de puntitas y saqué dos vasos de vidrios, los dejé en la encimera. Abrí la puerta de la nevera y tomé la jarra de zumo de mango. Sentí unas manos en mi cintura y me sobresalté. Cerré la nevera y me volteé sonriendo. Me encontré con un Justin relajado, gotas de agua le caían del cabello hasta la cara y el cuello, no llevaba franela, sólo un mono de algodón azul y unas sandalias raja dedo marrones de cuero. Me miraba con un deje de diversión y su boca se curvaba en una sensual sonrisa. Me dio un pequeño beso en la boca y tomó la jarra de mis manos. Fue hasta la mesa y yo llevé los vasos.

-Un buen comienzo de día -dijo sentándose en su puesto y yo me sonrojé mientras le pasaba el vaso, él río y me puse tímida- Siéntate preciosa, me gusta tu ropa -dijo apretando mi mano-
-Gracias -dije sentándome a su lado, todavía sonrojada- ¿Por qué tardaste tanto? -pregunté mientras lo veía darle un mordisco a una crêpe, él río sensualmente-
-Tuve que encargarme de mi amiguito -dijo divertido y casi escupo el jugo de mi boca, reí-
-Oh, entiendo -dije riendo aún- ¿Están buenas? -pregunté viéndolo comer-
-Claro que sí, deliciosas -sonrió- Pero quiero más chocolate -dijo divertido y reí-
Me levanté de la mesa y fui hasta la nevera, tomé el chocolate y volví a mi puesto, se lo pasé.
-Gracias preciosa -dijo y besó mi mejilla, me puse roja-
Rió y vertió más chocolate en sus crêpes, formando un desastre en su plato, yo lo miraba divertida mientras comía. Volvió a pegarle un mordisco a su segunda crêpe y se llenó toda la boca de chocolate. Yo reí animadamente.
-¿qué? -preguntó con la boca llena-
-No hables con comida en la boca -lo regañé- Déjame limpiarte -dije tomando una servilleta-

Se acercó a mí y comencé a limpiar su boca, se le veían los ojos brillantes, estaba realmente hermoso, feliz y me parecía demasiado tierno viéndolo así, como un niño disfrutando del desayuno, eso me daba alegría y, mucha. Terminé de quitarle el chocolate y le dí un beso, tomándolo de los cachetes; él me agarró del cuello y metió su lengua en mi boca, sabía a chocolate, mi respiración se aceleró y le devolví el beso, luego, se separó de mi boca unos milímetros y me miró a los ojos. Me encantaban sus ojos transmitían amor sin importar lo que pasará, me daban amor, me daban paz, son las dos perlas que siempre guardaré en mis ojos, yo sólo le sonreí. ¿Cómo se puede amar tanto a una persona? Parece imposible, pero lo imposible no existe, las personas sólo se colocan límites imaginarios.

-Te amo -le oí-
-Yo también -dije abrazándolo, él me devolvió el abrazo y ocultó su rostro en mi cuello-
-Éste, -habló- es mi lugar favorito de tu cuerpo -me besó el cuello-
-Y es sólo para ti -le dije-
-Mía, -susurró- siempre.

Salió de mi cuello y volvió a besarme, se acomodó en su puesto y seguimos comiendo, rato después sonó el timbre; me levanté de mi puesto pero Justin me detuvo y fue él, abrió y era Ana con el pequeño Howard, oh, se me había olvidado por completo que vendría, Justin le dio abrazo a Ana y revolvió el cabello del pequeño, todos entraron al comedor y Howard corrió a mis brazos, yo lo abracé mientras reía y saludé a Ana con la mano, ella me sonrió y fue a la cocina. Justin volvió a su puesto y me miraba tiernamente, yo me sonrojé y miré al pequeño que estaba en mis piernas.

-Hola castaño, ¿Cómo estás? -le pregunté-
-Bien -dijo tímidamente mientras me mostraba su pequeña sonrisa-
-¿ya comiste? -le dije, él asintió- Bien, dentro de un rato iremos a la piscina -le dije y se le veía emocionado- ¿Quieres zumo de mango?
-Sí, por favor -me susurró-
-Dile a Ana que te dé un vaso -le dije riendo, él se bajó de mis piernas y fue a la cocina-
Justin me miró divertido.
-¿qué? -le pregunté mientras reía-
-Te ves hermosa con un niño en los brazos -dijo terminando su desayuno-

Se me heló la sangre, no me había venido la idea a la cabeza de tener un hijo, ¿será que él lo quería? Me mordí los labios y me sonrojé, un hijo de Justin sería lo más perfecto. Ya me lo imaginaba en sus brazos, llevándolo en sus hombros, enseñándole fútbol y dándole un biberón. Comencé a reír alegremente, él también rió mientras me miraba.

-¿En qué piensas? -sonrió-
-En tí con un hijo mío -le susurré tímidamente, él me mostró su seductora sonrisa-
-Algún día espero tenerlo entre brazos -me dijo firmemente-
Lo miré sorprendida, creí que sólo bromeaba, pero al parecer el asunto iba en pie.

ME PERDISTE -LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora