Capitulo 19

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Maratón (2/4)

Terminó de abrir la puerta de vidrio y entró igualmente, la cerró y me miró divertido con una gran sonrisa en sus labios.
-No sabes las ganas que tengo de metértelo -dijo pegándome a la pared, mientras hundía su cara en mis cabellos- Follarte duro -susurró- Tu cuerpo se ve exquisito -dijo pegándome a él, me agarró el trasero- Y tu culo está excelente -dijo y me dio una nalgada, apenas y podía respirar- Pero -dijo riendo- hoy has sido una mala chica -contestó con voz ronca y me besó-
-Justin, por favor -susurré con el corazón en la boca-
-¿Qué? -dijo enroscando mi cabello en su mano derecha y jalándolo brevemente hacia atrás- ¿Qué quieres? -dijo en mi boca, dejando un camino de besos desde mi mandíbula hasta mis senos, dí un respingo-
-Quiero follar -dije rendida ante su boca, se detuvo y dejó de besarme-

Desenroscó mi cabello de su mano y me volvió a pegar a él tomándome desde la cintura. Yo respiraba con la boca abierta y lo miraba con deseo. Él sonreía maliciosamente y sus ojos estaban oscuros. Qué hombre tan provocativo. Estiró el brazo por encima de nosotros y abrió la llave de la regadera, al instante comenzamos a mojarnos. Me dio un beso casto en la boca y pasó sus manos por todo mi cuerpo para terminar de mojarlo, tomó mi cabello e igualmente lo mojó. Tomó el jabón con aroma a rosas y empezó a restregarlo en su mano.

-Estira los brazos hacia los lados -susurró sensualmente en mi oído, solté otro jadeo e hice lo que me ordenó-

Sostuvo el jabón con una mano y la otra la tenía enjabonada. Comenzó a enjabonarme desde la mano e iba haciendo movimientos circulares rítmica mente mientras avanzaba por todo el brazo hasta la axila, repitió lo mismo con el otro brazo. Yo miraba atentamente sus movimientos, fundida en la agonía, deseando que me toque, maldita sea. Volvió a enjabonarse las manos y esta vez dejó el jabón en su lugar. Comenzó a enjabonar desde mis orejas hasta mi cuello y pecho, volvió a enjabonarse las manos y esta vez me enjabonó los senos, hacía movimientos suaves alrededor de mis pezones. Yo formaba una 'o' con la boca mientras jadeaba, Justin me miraba con emoción pura en sus ojos. Comenzó a hacer movimientos más contantes sobre mis senos, se detenía en mis pezones y los jalaba, yo gemí fuerte y eché la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados. Estaba muerta de placer, mi respiración era exageradamente agitada y mis piernas parecían gelatina.

-Justin -gemí mientras él seguía con su dulce castigo- Por favor -imploré con un jadeo-
-¿Por favor qué? -dijo riendo y me jaló el pezón derecho, yo gemí otra vez-
-Llévame a la cama -dije exasperada mientras lo miraba-
-Pero si tienes que bañarte, corazón -dijo con fingido aire inocente-
Lo miré con mala cara y él rió. Frotó unas cuantas veces más mis senos y volvió a enjabonarse las manos. Esta vez, me puso de espaldas a él, pegó mi culo a su erección y me colocó las manos en la pared. Quedé inclinada y pegada a Justin, qué día. Me apartó el cabello y me lo colocó a un lado del cuello, sentía su gran erección palpitando en mí, solté un pequeño gemido. Sentí cómo Joshua comenzaba a enjabonarme la espalda, de arriba hacia abajo y viceversa. Luego, oí cómo se enjabonaba las manos otra vez; esta vez pasó sus manos por mi vientre y subía a mis pechos, los apretaba y se devolvía a la espalda. En lo que terminó, movía su erección contra mí una y otra vez, lo único que pude hacer fue gemir y retorcerme en sus brazos. Justin jadeaba desesperadamente y besaba mi mejilla, sentía su aliento de menta en mi boca. Lo miré por encima de mi hombro.
-Esto te costará caro -le dije con un hilo de voz, volvió a reír-
Justin metió su rodilla entre mis piernas y las separó, volví a soltar un jadeo. Tomó el jabón y se enjabonó las manos, dejó el jabón en su lugar. Se restregó un poco las manos y luego las posicionó en mi cadera, bajó por mi muslo y se detuvo en la rodilla, subió esta vez por la parte interna del muslo y se detuvo en la parte superior, enjabonó bien mis muslos y piernas y volvió a enjabonar sus manos; las posicionó en mi vientre y sentí su aliento agitado en mi oído.
-Ahora viene la parte que más me gusta -susurró con un deje de diversión en su voz, yo cerré los ojos y gemí-

Estaba hundida en sus manos, su voz era tan seductora y sus movimientos tan placenteros, estaba a punto de llegar al orgasmo, metida entre jadeos y gemidos. Con la piel erizada y la respiración loca, nunca había vivido un momento tan erótico en toda mi vida.

Comenzó a mover sus manos hacia abajo, tocando ya mi centro, fue restregando lentamente el jabón en mis labios vaginales y se adentró, solté un pequeño chillido. Pasó sus dedos separados por mi clírotis y cubrió todo mi sexo haciéndome un pequeño masaje, bajó más la mano y la adentró en mi culo, apretó su agarré, solté un gemido de satisfacción, oh.
-Justin -dije entre gemidos- Para, estoy a punto de llegar -contesté suplicándole una vez más-

Oí su risa y siguió con su tacto; volvió a adentrarse en mi sexo y me adentró en el agua. Comenzó a quitarme el jabón de todo el cuerpo y en poco tiempo estaba limpia. Pero siguió torturándome, acariciaba mis senos con una mano y la otra seguía moviendo intensamente mi clítoris.

-Justin ¡no! -ahogué un gemido- Por favor.

No dijo nada y siguió, mordisqueaba el lóbulo de mi oreja y depositaba besos en mi cuello, me dolían las costillas del intenso cosquilleo que había en mí. Ésta vez metió dos de sus largos dedos en mí y grité. Comenzó a moverlos rápidamente y luego paraba, repitió ésa acción varias veces e hizo que agonizara del placer. Me pegó a él y sentí su erección, estaba duro y mucho. Gruñó en mi oído y jaló mis pezones, recosté mi cabeza en su hombro mientras soltaba jadeos y gritos alocadamente. Seguía con su dulce tortura, un torbellino de placer crecía cada vez más en mí. Acariciaba mi clírotis con su pulgar y seguía moviendo sus dedos. Yo gemía su nombre desesperadamente y exploté en uno de los mejores orgasmos de mi vida. Me fallaron las piernas y caí rendida en sus brazos. Sacó sus dedos de mí y me volteó arrinconándome en su pecho; estábamos debajo de la tibia agua, yo exhausta disfrutando de la sensación de sus manos en todo mi cuerpo.

-Ha sido maravilloso -susurré a medias-
-Lo sé pequeña -dijo seductoramente- Tu cuerpo es la joya más preciosa -volvió a susurrar quitándome el cabello de la cara, lo miré por fin, sus ojos seguían con un matiz oscuro que me fascinaba-
Besé sus labios cariñosamente y me abrazó con fuerza, me dio un beso en el pelo y me lo lavó con un shampoo con aroma frutal.
-Ya estás bañada -dijo- Ahora ve a vestirte y yo me bañaré -dijo divertido, yo reí y asentí con la cabeza sintiendo vergüenza-

Abrió la puerta de vidrio y me pasó una toalla. Yo me escurrí el cabello y tomé la toalla, me paré en la puerta y me sequé bien, luego me envolví en ésta y salí de la ducha, segundos después sentí que Justin tomaba mi mano, me volteó y me plantó un beso apasionado en los labios para luego cerrar la puerta con una risa, seguía con orgullo y satisfacción; luego yo sumaría unos puntos más que él. Caminé hasta el lavamanos y comencé a cepillarme los dientes.

-Oye -oí que dijo y lo miré con el cepillo de dientes en la boca. Estaba recostado de medio lado en la puerta de vidrio empañado y estaba sin nada. Su bóxer guindaba de su mano derecha, desparramando agua, puse los ojos en blanco- Toma -elevó su mano hacia mí con una sonrisa divertida-

Terminé de cepillarme rápidamente y me enjuague la boca. Caminé hasta él y tomé el mojado bóxer de su mano.

-Al parecer tu amiguito se emocionó mucho -dije divertida, mirando su erección sin ninguna pena, ¿Quiere seguir jugando? eso haré. Me miró maliciosamente-
-No cualquiera tiene la suerte que yo tengo -susurró seductoramente y sentí rubor en mis mejillas, él rió- ve a vestirte pequeña -me ordenó en voz baja-
Yo me acerqué a él y le dí un beso en la comisura del labio, él me acariciaba la boca con sus dedos, yo cerré los ojos y fui acariciando su abdomen y luego tomé firmemente su miembro y lo jalé, recibí un fuerte gemido de parte de Justin. Luego lo apreté y deslicé mis dedos hasta la punta.
-Basta -gruñó tomándome la mano- Ve a vestirte antes de que te castigue -dijo con un tono amenazante, pero muy sensual, en mi oído. Yo solté una risita- No me provoques nena -dijo y mordió mi cuello, solté un jadeo y él se volvió a meter en la ducha-

Sonreí victoriosa y exprimí el bóxer en el lavamanos para luego dejarlo secándose, me lavé las manos, recogí nuestra ropa del suelo y la puse en su lugar. Salí del cuarto de baño y el frío me azotó el cuerpo. Me sequé bien y me vestí con algo cómodo {}, peiné mi cabello, dejándolo suelto y me coloqué perfume. Salí de la habitación y bajé a las escaleras, terminando una vez más en la cocina; prepararía las anheladas crêpes de mi antojoso marido.

ME PERDISTE -LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora