Capitulo 23

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Dí un respingo y cerré los ojos. Sentía los labios de Justin en mi boca, descendiendo hasta mi cuello, la presión en mi pecho era mayor y mi respiración comenzó a ser irregular. Rodeé su cuello con mis manos y abrí los ojos, me lo encontré mirándome, mientras los rayos del sol chocaban contra su cabello y gotas de agua seguían bajando por su rostro. En ése momento no me importó que me estuviera aplastando, ni el supuesto 'castigo', ni mucho menos que nos viera alguien, sólo me importaba mirar ésos ojos marrones que tanto me encantaban. Sonreí sin darme cuenta y acaricié su rostro, él tomó mi mano y besó cada uno de mis nudillos.

-Te amo -le dije con los labios entre abiertos-

-Yo más, princesa -dijo en un susurro-

-No, no te imaginas todo lo que te amo -le contesté-
Él guardó silencio por unos instantes y besó mis labios, invadiendo mi boca sin ningún miedo.
-No te imaginas todo lo que he hecho y siempre haré por ti -dijo en mis labios, mirándome impasible-
-Yo también, eres tan dulce -dije tomando su rostro y dándole pequeños besos en la boca, sonrió-
-Tú eres muy consentidora -dijo todavía sonriendo-
-Siempre -reí-
-¡Hey! ¡Tortolitos! -se oyó una voz y ambos levantamos la cabeza hacia la casa- ¡Nana ha traído una jarra de jugo de mango, vengan! -volvió a exclama Howard, parado en una tumbona-

Reí animadamente. Justin se levantó del césped y acomodé mi vestido, que estaba levantado hasta mi cintura, producto de la caída. Mi esposo me tendió la mano y la tomé. Cuando me levanté, Justin pasó su brazo por encima de mis hombros y besó mi frente, yo tomé su mano. Llegamos al área de las tumbonas y en una de ellas reposaba Howard acabándose un vaso de jugo con bastante emoción, sonreí al verlo y acaricié su cabello, me senté en mi respectiva tumbona y me le serví un vaso a Justin, quien estaba a mi lado, y uno para mí. El silencio yació de pronto mientras disfrutábamos de nuestras bebidas. Justin y yo estábamos sentados en la misma tumbona, él detrás de mí, tenía mi cintura sujeta con su brazo derecho, yo tendí mi brazo por encima de su agarre.

Sentí el contacto de vidrio contra vidrio cuando Justin dejó su vacío vaso en la mesa de estar. Me empujó más hacia él, haciendo que recostara mi cabeza en su pecho. Howard nos miraba con atención acostado en la tumbona de al lado. Dejé mi vaso en la mesa y le dí un beso en los labios al hermoso hombre que estaba a mis espaldas.
-Buscaré mi pelota de fútbol -dijo Howard animado-
-Está bien castaño -le dije sonriente-

Observé a Howard mientras pasaba el puente para después ingresar en la casa. Justin tomó mi cabello en una cola improvisada y lo dejó sobre mi hombro izquierdo; sentí el suave tacto de sus dedos en mi otro hombro, haciendo pequeños círculos que hacían erizar mi piel. Cerré los ojos y entre abrí mi boca, la sensación de sentir a la persona que amas haciéndote el más mínimo roce de piel a piel es incomparable, Justin era único. Su mirada era tan viva y era como un sedante, te relajaba por completo ó simplemente estremecía tus partes más íntimas al hacer brillar ésa llamarada de fuego que te buscaba con desespero. Sus manos suaves eran una gran tortura y ni hablar con sus labios, el paraíso; el paraíso en carne y hueso.

Sentí su mano en mi mejilla izquierda y salí de mis nublosos pensamientos, volteó mi rostro con la misma y plantó un beso en la comisura de mis labios, seguía con la boca entre abierta. Encajó sus labios perfectamente en los míos y comenzó a moverlos en un compás lento y necesitado. Al poco tiempo, separó sus labios y sonrió en mi boca, me ruboricé sin razón alguna. Acomodó sus piernas, una a cada lado de mis costados y las cerró dejándolas por encima de mis muslos; me recostó a su hombro y nos quedamos acostados en la tumbona, ya deberían de ser más de las dos y media de la tarde, el sol no estaba tan fuerte y había una brisa exquisita. Volví a cerrar los ojos fascinada de la escena que estaba viviendo. Apoyé mis manos en las piernas de Justin y él acariciaba desde mi mentón hasta llegar a las ondas de mi cabello. No habían palabras qué decir, las acciones hablaban por sí solas.

A los pocos segundos oía el correteo inquietante de Howard por el puente, solté una pequeña risa y abrí los ojos. Se veía venir con una pelota entre manos, cómo había dicho. Llegó hasta las tumbonas y rió al vernos.

-Parecen un pretzel -se echó a reír junto con Justin- Hey, Justin, ¿quieres jugar? -le preguntó con entusiasmo-
Justin rió más fuerte.
-Claro campeón, te advierto que soy el mejor -dijo y supuse que sonreía-
-¡No! Yo lo soy, verás cómo te ganaré -le dijo el castaño con gran orgullo-
Yo solté una carcajada.
-Madame, ¿me permite retirarme por un tiempo ó desea acompañarnos? -susurró Justin a mi oído con voz ronca-
-Ve con él -le dije con rubor en mi rostro-
-Está bien -dijo y besó mi oído-

Desenrolló sus piernas de las mías y se levantó de la tumbona, me miró expectante. Luego dio una palmada a mi muslo y se fue con Howard hasta el área de césped que rodeaba la piscina. Me acomodé bien en mi tumbona mientras los observaba corretear detrás de la pelota, Justin le iba ganando al castaño, pero luego él le arrebataba rápidamente el balón a Justin; él me miraba con una risa, la cual le devolvía y mi pequeño castaño reía con el balón en su poder. Pasaron mucho tiempo tratando de ganar uno más que el otro, entre risas y cosquillas por parte de Justin, a lo que Howard le llamaba hacer trampa. Yo los observaba fascinada desde la tumbona, con una sonrisa bobalicona en los labios, ésos dos se llevaban muy bien y juntos podían hacer reír a cualquiera. Rato después los ví venir hacia mí, Howard llegó corriendo y se sirvió un vaso de jugo. Justin venía detrás de él, extremadamente sudado y jadeando, reí. Se sirvió un vaso de agua y se sentó a mi lado, las gotas de sudor recorrían su espalda desnuda e igualmente en su cara hasta su pecho, igualmente se veía jodidamente hermoso. Se acabó el vaso a los pocos tragos y soltó un suspiro de alivio.

-Howard me ganó -dijo mirándolo- Creo que ya estoy viejo -rió-
Solté una carcajada estruendosa.
-Sí claro, muy viejo -le dije con sarcasmo-
-¡Vamos a la piscina! -dijo Howard caminando hacia ella con una sonrisa en el rostro-
-Ó tal vez Howard es muy enérgico -dijo y reímos al unísono- ¿vienes? -dijo mirándome-
-Claro -le dije con una pequeña sonrisa-

Se levantó y me tendió la mano. Me paré y me retiré el vestido frente a Justin, su miraba feroz había vuelto a buscarme, un brillo malicioso se posaba en sus ojos y yo sólo sonreía mientras negaba con la cabeza. Dejé el vestido en el respaldo de la tumbona y caminé al lado de mi esposo.

-Te vez jodidamente bien, dios -dijo y se pasó las manos por el cabello-
-Tú bañado en sudor no te vez nada mal -dije y me atreví a mirarlo a los ojos. Sonrió al instante y me dió un beso-

Se adelantó un poco más que yo y tomó a Howard entre brazos y luego se metió a la piscina, yo hice lo mismo y comencé a nadar y nadar. Justin y Howard jugaban animadamente con el agua. Ó yo montaba al castaño en mis hombros y Justin le hacía cosquillas. Nadábamos y nadábamos hasta que el sol dejó de brillar tanto. De vez en cuando Justin me hacia cariños o me daba un beso y yo quedaba como un tomate de roja.

ME PERDISTE -LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora