Liz.
No podía creer lo que el médico había dicho, iba a ser mamá y nada menos que de gemelos. Tenía sentimientos encontrados, si bien era algo que no había planificado me llenaba de felicidad, pues venían en camino dos criaturitas producto de mi entrega y amor hacia su papá, pero también me llenaba de miedo, ahora estaba sola, con el corazón destrozado y no quería tener a Ethan cerca de mi nunca más. Pero, ¿acaso podría negarle el derecho de saber de la existencia de sus hijos?
Era algo que tendría que pensar y considerar muy bien.
Estaba en brazos de mi hermano, quien no paraba de besar mi cabello y susurrarme palabras de aliento. Me reconfortaba enormemente tenerlo junto a mi.
Me hubiese encantado tener a Eli a mi lado, incluso a Blanca, ya que comprendía que ella no era responsable de los actos de su hermano. Pero ninguna de las dos estaban aquí, me pareció sumamente extraño e incluso me hizo sentir un poco triste, más en realidad de lo que ya estaba.
-Alex ¿no has sabido nada de Eli o Bianca? -pregunté suavemente, temerosa de conocer la respuesta. No me sentía preparada para que alguien más se fuera de mi vida.
-Si pequeña, ambas han estado muy pendientes de ti. Pero al estar en cuidados intensivos, a causa del coma, solo podían acompañarte familiares directos -asentí, mientras un gran alivio se instalaba en mi lastimado corazón, sabía estarían muy felices al conocer la noticia -. Si deseas, quizás hablando con el médico podamos conseguir que puedan entrar a verte, aunque sea unos minutos.
-Eso me encantaría Alex -dije sonriendo -Gracias por haber estado aquí para mi estos días, te amo hermano.
-Y yo a ti mi pequeña, aunque ahora deberé decir a ustedes -dijo con una hermosa sonrisa en su rostro y un brillito especial en sus ojos.
Ethan.
Aun no lograba asimilar lo que acababa de suceder, estaba de piedra. Si bien sentía una especie de odio por Liz, que me encontrara en esta situación no era lo que esperaba. Ahora si, definitivamente todo se había ido al diablo y no habría retorno. Y, aunque al verla con los ojos llenos de lágrimas quise correr a consolarla, me contuve al recordar que ése fue su truco para engatusarme. Esperaba que vivir una traición en carne propia le sirviera como escarmiento para no volver a jugar con los sentimientos de nadie.
-¿Vas a dejar que nuestra linda y placentera reunión termine por ella? -preguntó Naiara, aun recostada sobre la mesa, completamente desnuda, sin muestra alguna de tener pudor.
¡Que tonto fui! ¿Cómo dejé que esto pasara? ¿Cómo me rebaje de esa manera?
-Naiara, esto fue un completo error. Jamás debí dejar que esto pasara. Vístete por favor -dije buscando mi ropa para poder colocármela nuevamente.
-¡Ethan no seas infantil, por favor! Estábamos pasándola muy bien, incluso perdonare que la hayas nombrado mientras teníamos sexo, pero no dejes que su interrupción arruine todo. Déjame que te prepare un trago y se te irá esa tontera.
Salió directo a la cocina, sin ropa y tan solo con su cartera de mano. Me quedé observándola hasta que se me perdió de vista, no iba a negar que era bonita, tenía un lindo cuerpo y eso fue lo que me trajo a este punto sin retorno. Sin embargo, no era Liz, mi Liz. Nadie seria como ella por más que intentara remplazarla, y a pesar de que la odiaba por seguir viéndose con ese inútil, yo no era mucho mejor, actuando como cualquier cosa menos un hombre de verdad.
-Aquí te traje, tómate esto y veras como se te pasa todo.
Tomé el vaso que Naiara me tendía y vertí el liquido en mi garganta, sin pensar en nada más.
ESTÁS LEYENDO
Mi Dulce Venganza #PGP2016
RomanceLiz, una joven de 26 años, con un hermano y una sobrina que adora, que son su luz. Con metas en la vida y ganas de crecer, pero con una relación un tanto tormentosa y una familia que le dará la espalda en el peor momento. Cuando todo parece oscuro...