Me sentía furioso, enojado y dolido, todo se me estaba yendo de las manos. Me puse celoso, muy celoso, cosa que jamás me había sucedido y ni siquiera sabia como manejarlo, como no demostrarlo. Por supuesto que con Liz me había enojado, no tenía que andarse con besitos tan amistosos con el tipito ese y menos si era como dijo que fue adrede, pero más me enojaba conmigo mismo porque si supiera disimular lo que siento no estaríamos en esta situación.
Pero como podía hacer para no darle todo de mi, lo bueno y lo malo, para no dejarme llevar por cada sentimiento que me provocaba, si era algo que nacía desde lo más profundo de mi ser, de manera inconsciente, qué solo fluía en mi sin permiso y que muchas veces me hacía actuar de formas desconocidas sin ningún tipo de consentimiento previo, solo me percataba de lo que había hecho cuando ya había sucedido, como ahora.
Había tenido miles de mujeres entre mis brazos, había sabido disfrutar de ellas, gozar y jugar con el placer a mi antojo pero no más que eso, porque ninguna jamás logró provocar ni la mitad de lo que Liz en tan poco tiempo estaba consiguiendo. Con otras mujeres poco me importaba si estaban o no con otro hombre y conmigo, me dio igual si alguna vez las compartí, pero con Liz era todo tan distinto. A ella no podría compartirla jamás de ninguna forma. Ni siquiera quería que la mirarán, quería que fuera única y exclusivamente para mi, sus miradas, sus besos, sus caricias, el privilegio de rozar su delicada piel, el poder verla gozar por mis atenciones y absorber con mis labios cada uno de sus gemidos, ser la causa de sus orgasmos y de sus momentos más felices, de cada una de sus alegrías y sonrisas.
Hoy había sido una maravillosa mañana, pasamos en la plaza con Noah, jugamos nos divertimos y reímos montones, le propuse que fuera mi novia porque no toleraba un segundo más sin saber que era mía, y aunque sonará a hombre de las cavernas con ella me sentía posesivo, de tener opción le pondría un cartel de neón en la frente que diga que me pertenece. Me siento adicto a su persona, dependiente de ella y de ser por mi me la llevaría lejos, muy lejos para tenerla solo para mi, para disfrutarla solo yo, es demasiado linda, tiene una personalidad encantadora y yo me siento aterrado por todo lo que provoca en mí y porque en algún momento se de cuenta que no soy lo suficiente para ella y se aleje.
Solo pensar en eso me provoca un dolor en el pecho que me impide respirar.No faltaba más que terminar arruinando el día con esta situación, entre ella y yo no hacemos uno. Se que no es fácil para ella, es todo muy reciente y se que tiene un gran carácter, lo sé desde el segundo uno en que le hable, y entiendo su enojo, trato de entenderla, tenerle paciencia pero, ¿es que ella no me entiende a mi?. Solo unos minutos antes le había dicho de alguna forma lo que sentía y va y se las da de amigas con ese.
Desde que la deje en el piso de su departamento me quede sentado en el auto, no quería dejarla ahí sola pero tampoco quiero hablar ahora porque se que me desbocaría, diría cosas que le dolerían y de las que luego cuando no hubiera marcha atrás me arrepentiría.
Apoye mi cabeza en el volante y suspire, al parecer la preciosa chica por la que había perdido la cabeza dejaría mi vida y mi mundo dado vuelta. Sin embargo no había marcha atrás, estaba loco por ella y no pensaba de ninguna forma alejarme, aunque estar a su lado implicara un cambio en mi vida de 180 grados. Ya vería la forma de adaptarme a ese cambio, así como había afrontado todos los cambios que pasaron en mi vida, porque el precio que tuviera que pagar por tenerla nunca sería demasiado alto.Mi teléfono sonó y supuse que sería ella pidiéndome que volviera, que debíamos hablar pero me lleve una decepción al ver el nombre de mi hermana en la pantalla.
Con el carácter tan fuerte que tenía debía ser obvio que no daría el brazo a torcer.—Nana —contesté sin ganas. No tenía ganas de hablar con nadie, pero podía tratarse de algo importante por eso jamás dejaba una llamada suya sin contestar.
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Mi Dulce Venganza #PGP2016
RomanceLiz, una joven de 26 años, con un hermano y una sobrina que adora, que son su luz. Con metas en la vida y ganas de crecer, pero con una relación un tanto tormentosa y una familia que le dará la espalda en el peor momento. Cuando todo parece oscuro...