Liz.
A pesar de la insistencia de Alex, no me habían permitido tener visitas fuera de quienes eran familiares directos. Lo positivo es que lograba comunicarme mediante el celular con Eli y Bi, quienes se sintieron muy aliviadas al saberme bien.
Hoy, 7 de noviembre, ya recibiría el alta médica, pudiendo retornar a mi apartamento. Y Alex, como en los días que pasé aquí internada, no se ha despegado de mi lado, ayudándome en cada cosa que está a su alcance.
Sentía emociones encontradas dentro de mi, por un lado la tristeza y el dolor que me causaban las acciones de Ethan. Me enamoré sin desearlo y ahora tendría que buscar la forma de extirparlo de mi mente y mi corazón. Por otro lado, me sentía feliz, asustada y afortunada por poder traer al mundo dos personitas, a las que ya sentía que amaba y que protegería con mi vida. A su vez, eso generaba un dilema en mi, ¿debería, a pesar de todo, contarle a Ethan de mi embarazo? O por el contrario, ¿debería guardar silencio y encargarme sola de mis bebes?
Ellos merecían ser felices desde estos momentos, en que estaban en mi vientre, y mucho más aun cuando vieran la luz de este mundo. Merecían tener un papá presente en sus vidas, que los tratara con infinito amor. Y en ese punto, no dudaba de que Ethan fuera el indicado, en estos casi siete meses que estuvimos juntos pude ver su actuar con Noah, y era un ser totalmente amoroso y dedicado.
Había decidido llamar a las chicas para vernos hoy, en mi apartamento. Contarles todo lo sucedido, conocer sus opiniones y hablarles de mis planes de mudarme a la antigua casa de mi abuela, en un balneario cercano a Montevideo.
Sabía que estaba en buen estado de conservación, pues la administraba en la inmobiliaria. Eso, era otro tema a tratar, pues de irme al interior necesitaría que alguien de confianza se hiciera cargo.
Mi celular sonó con el aviso de una llamada entrante y aunque no reconocí el número, atendí.
-¿Hola?
-¿Cómo está la mujer más hermosa del planeta? -de inmediato reconocí la voz de John, lo cual no me agrado demasiado. No tenía ningún interés de hablar con él.
-Eh...Bien, gracias -respondí con un tono de voz cortante.
-Llamé para saber como estabas y saber si te apetecería salir a tomar algo, como amigos claro.
-Te agradezco, pero debo declinar tu oferta. Pase una semana en el hospital y hoy regreso a mi casa. Lo único que deseo es descansar -si bien no era todo mentira lo que decía, estaba usando mi estadía en el hospital como excusa para quitármelo de encima.
-¡oh! ¿Estás bien? ¿Puedo ayudarte con algo? Tienes cómo trasladarte a tu casa? -una tras otra fueron llegando sus preguntas, pero lo único que me interesaba, no era contar con su ayuda, sino poder terminar la llamada. Jamás había sido desagradecida en la vida, valoraba mucho la colaboración desinteresada y buena voluntad de las personas, de esas veces en que uno tiene una acción de corazón. Pero también creía que hay personas que es mejor mantenerlas a cierta distancia, y John era una de ellas. Lo sabía con certeza, después de todo lo sucedido.
-Si. Mi hermano ha estado conmigo en todo momento, él se encargará de ayudarme. Nuevamente te agradezco tu intención.
-No tienes que agradecer, sabes que puedes pedirme lo que desees -su tono al hablarme me provocó un escalofrío, haciéndome recordar de aquellas veces en que llegaba drogado y borracho y pretendía mantener relaciones sexuales -. Y cuéntame, ¿tu novio no te ayudará en nada?
Su pregunta me molesto sobremanera, pues metía el dedo en la llaga como se dice comúnmente, pero en mi estado sabia bien que no debía alterarme y no pensaba darle ese gusto.
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Mi Dulce Venganza #PGP2016
RomanceLiz, una joven de 26 años, con un hermano y una sobrina que adora, que son su luz. Con metas en la vida y ganas de crecer, pero con una relación un tanto tormentosa y una familia que le dará la espalda en el peor momento. Cuando todo parece oscuro...