Me encontraba en el cuarto que compartíamos con Ethan, estaba decorado de forma muy varonil, en distintos tonos de azul pero me agradaba. Pude ver que en su mesa de luz tenía varias fotos y me acerque a verlas mientras él seguía en el baño. Hubo una foto familiar que me llamo la atención, estaba él y su hermana junto a un matrimonio adulto, pero no muy mayor, imagine serían sus padres, se los veía felices con grandes sonrisas en sus rostros y una punzada de envidia me recorrió entera. Con mi familia, si es que así los podía llamar, esas fotos se hacían de forma fingida en ocasiones especiales. Con excepción de Alex y yo los demás eran fríos y sin sentimientos.
Intenté quitar ese pensamiento de mi cabeza y alegrarme de que tanto Bianca como el hermoso hombre al que esperaba hubieran tenido unos padres amorosos. Solo apreciaba la foto pero tenía la certeza de que habría sido así, la bienvenida que me dieron hoy lo demostraba.
En cuanto entre a la casa, Bianca me había recibido con un gran abrazo, una joven de mi misma edad, con un color de ojos muy parecido al de su hermano, delgada pero con un bonito cuerpo y el cabello del mismo castaño que el de Ethan, que le caía con pequeñas ondas hasta la mitad de su espalda. Enseguida congeniamos bien y nos adentramos en una charla sobre sus estudios y el trabajo que llevaba a cabo en la empresa de Ethan. Estudiaba administración cosa que mi papá en algún tiempo un tanto lejano enseñaba. Me había caído de maravilla, en un principio me sentí nerviosa, después de todo no hacía nada que conocía a Ethan y ya estaba plantada en su casa, pero a ella pareció no incomodarle sino todo lo contrario. Incluso el pequeño Noah se había mostrado encantado al saber que viviría allí.
Sonreí al recordar sus palabras mientras sin darme cuenta sostenía el portarretrato en mis manos.
—¿Tía Liz vas a vivir con nosotros?
—Si mi amor —conteste sonriente mientras Noah se trepaba a mis brazos como muchas veces había hecho Azul —. Es solo por unos días, pero cuando este en mi casa puedes ir a visitarme.
—¿Y puedo ir con Azul a quedarme?
No podía evitar sentir un amor profundo a este niño, era adorable y que se mostrará tan confiado conmigo me agradaba, en el transcurso de la semi-mudanza ya había pasado por mi mente que pasaría si a Noah no le agradaba o incluso a Bianca , pero por suerte parecía ser igual de cariñoso que Azul.
—Si mamá te deja yo no me opongo, podemos mirar películas o dibujar —Mostro una enorme sonrisa mientras me daba muchos besos, después se dirigió a su asiento donde todo estaba pronto para cenar.Sumida como estaba en mis pensamientos no me percaté que Ethan se encontraba parado frente a mi, observándome con una mirada un poco extraña, melancólica quizás.
—Lo siento —me disculpe de inmediato mientras dejaba el portarretrato en su lugar —no pude evitar la tentación, me pareció muy linda la foto y me perdí en mis pensamientos. ¿son tus papas verdad?—No tienes porque disculparte preciosa, solo mirabas la foto. Si son mis papas, Lidia y Francisco —dijo algo cabizbajo, no sabía que le había pasado, quizás estaban distanciados.
—Parecen personas muy agradables y me atrevería a decir que cariñosas, no lo tomes como una presión pero estaré encantada el día que los conozca.
Algo malo había dicho estaba segura, su quijada se tenso, fue un leve movimiento pero lo había percibido.
—Ellos fallecieron hace algunos años, pero estas en lo cierto en cuanto a como creías que eran. Fueron los mejores padres que pude tener.
Me sentí realmente avergonzada y bastante mal, no podía mantener mi maldita boca cerrada, ahora entendía su reacción y me sentí apenada por insistir con el tema.
—Ay dios Ethan lo siento muchísimo, no lo sabía, lo siento —dije al tiempo que lo abrazaba, era claro que era un tema sensible el que había tocado.
—No te preocupes, solo que aunque pasan los años duele tanto como el día en que paso.—¿Quieres que hablemos de lo sucedido?. Sabes de sobra que te escucharé sin problemas cuando quieras hacerlo.
—En sí no hay mucho por contar. Fallecieron en un accidente de tránsito hace 8 años, volvían de un viaje que habían hecho a San Carlos a visitar unos amigos. No estaban muy lejos de poder llegar a Montevideo, ya estaba amaneciendo y al parecer un par de jóvenes ebrios conducían sin control un auto que los chocó. Pasaron dos días en CTI, aunque mamá falleció unas horas antes que papá. Fue de lo más doloroso que me ah tocado vivir y como dije aunque pasaron ya 8 años me afecta y me duele tanto como ese día. Nunca pude entender porque salieron en la madrugada, podrían haber vuelto en cualquier otro horario —dijo soltando un suspiro y pude notar su dolor, no sólo por lo que me contaba o su voz, sino a través de sus ojos que dejaban ver una gran tristeza. Entendía su desconcierto por lo sucedido y hubiera dado todo lo que tenía en mi vida para que el no pasará por eso.
—De veras lo siento cielo, imagino por todo lo que habrán pasado y entiendo que no les ha sido fácil, a veces el mundo es injusto e incomprensible para nosotros.
Lo obligue a sentarse en la cama y me senté en su falda, le di un fuerte abrazo y le llene de besos, nada quitaría su dolor, pero quería que me sintiera, que supiera con certeza que estaba allí para él.Pasamos varios minutos así, quietos sumidos en el abrazo, perdidos cada uno en sus pensamientos pero teniendo la compañía del otro.
—¿Sabes?, creo que les hubiera encantado conocerte —dijo como si sopesara sus palabras —. Los tendrías comiendo de tu mano como me tienes a mi, a mi hermana y hasta a mi sobrino. ¿Acaso eres una especia de bruja y aplicas tu magia con nosotros?
Sonreí mientras el decía todo aquello, resultaba gracioso que pensara que tenía tanto poder sobre ellos cuando era al revés, él era quien me traía de cabeza dispuesta a hacer lo que fuera por estar a su lado.
—Así como tú pequeño acosador no revelas tus secretos, tampoco lo haré yo —dije mientras lo besaba entre risas —. Además en todo caso serás tú el que aplica alguna cosa, alguna sustancia para que tus besos sean adictivos, son como un vicio para mi, tus labios me tienen hechizada, todo tú me enloqueces y me haces desear más y más de ti.
—Tú serás mi perdición —susurró en mi oído muy suavemente, como una leve caricia de la brisa en primavera —pero se que me harás visitar el cielo más de una vez.Volvimos a besarnos ya más intensamente, parecía que al estar juntos teníamos que estar uno en brazos del otro, sintiéndonos de alguna forma, y me asustaba, me aterraba porque nunca me había sentido tan atraída y tan dependiente de alguien, y menos aún en tan poco tiempo. Pero era una sensación tan deliciosa que jamás podría negarme a él, a sentirlo, a tocarlo a besarlo o a contar con su sola presencia.
Hicimos el amor por primera vez, pues a diferencia de lo que había sucedido en la mañana, más carnal y cargado de absoluta pasión, en esta ocasión fuimos lento, entregamos todo de cada uno, mucho más que deseo. Nos acariciamos y besamos durante un largo tiempo, nos recorrimos mutuamente y no hubo un centímetro de piel que no fuera cubierto de besos y caricias, y dimos rienda suelta a todos aquellos sentimientos que ya se gestaban en nuestro interior pero que no sabíamos ni nos atrevíamos a expresar en palabras.
Nuestros ojos se perdieron el uno en el otro todo el tiempo, nuestras frentes a veces se rozaban, nuestras respiraciones se mantenían agitadas y nos susurrábamos palabras tiernas con cada aliento que tomábamos. No sabría decir si fueron minutos o varias horas, pero había sido un encuentro maravilloso y único en mi vida, nada podía igualarlo y me atrevía a suponer que para él había sido igual.
Mis lectorsitas aquí el capítulo de hoy, seguramente luego dejare otro porque este es muy corto y más que nada también porque estoy bajo amenazas de Yessy, es una lectora que me amenaza jeje.
Las quiero.
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Mi Dulce Venganza #PGP2016
RomanceLiz, una joven de 26 años, con un hermano y una sobrina que adora, que son su luz. Con metas en la vida y ganas de crecer, pero con una relación un tanto tormentosa y una familia que le dará la espalda en el peor momento. Cuando todo parece oscuro...