Ethan.
Un nuevo día comenzaba y yo seguía sentado en la sala del hospital. A pesar de las insistencias de mi hermana por que me fuera, allí me quedé. Y es qué, hasta que no la viera, no pudiera aunque sea rozar su carita delicada, dirigirle algunas palabras, no pensaba marcharme de aquí.
Tanto Nana como Noah fueron a casa, ellos debían descansar y éste no era el lugar apropiado.
La señora de Alex y Azul también se habían retirado y con toda la razón, aquí nada se podía hacer salvo esperar y no era un lugar cómodo ni óptimo para que ellos estuvieran.
El doctor que la atendía, el mismo que la acompañaba en la entrega de títulos de mi hermana, no había vuelto a aparecer. Seguramente estaría a su lado y me llenaba de impotencia y frustración no ser yo quien ocupara ese lugar.
Sólo agradecía que la hubiese salvado, a ella y a mis niñas, pero no más que eso. Por lo demás era una especie de rival para mi.
¡Estúpido, lo sé! Yo mismo provoqué ésta situación, negándome a escucharla o si quiera darle la oportunidad de hablar.
Ése día está grabado en mi memoria, como me encontró con Naiara, como lloró aunque trataba de evitarlo y como la avasalle y abrume con las incoherencias que dije, sin darle oportunidad a nada.
Y es que, ¿en qué cabeza cabe pagar con la misma moneda a esa persona que crees te engañó? Y encima, en la casa que era para los dos. Y es cierto, detestaba a su padre y me enojaba saber que era su progenitor quien jugó con mi hermana, pero no podía meterla a ella en algo que no tenía nada que ver.
Menudo imbécil me he vuelto con los años, en vez de madurar y crecer parece que voy para atrás.
Ella se merecía una versión de mi mejorada, ser el hombre adecuado para ella, como alguna vez le prometí. Por ella haría el esfuerzo de cambiar, por ella y mis dos niñas, que a pesar de conocer su existencia por tan solo unas horas ya las sentía mías y quería amarlas y consentirlas junto a su mamá.
Tendría que pensar muy bien como reconquistarla, estaba más que claro que no me sería nada fácil y mucho menos si ella ya tenía a alguien en su vida.
Alguien en su vida... Eso me hacía recordar que debía solucionar mi situación con Naiara antes que nada, esa mujer no me dejaba ni a sol ni a sombra y en su cabeza no entraba que sólo fue una diversión, un punto de descarga para mi, para pasar el rato.
El día que pretendía irme del país, sin importar el destino, terminó pegándose a mi como una lapa. No hubo quien la hiciera entrar en razón de que deseaba estar solo, que necesitaba pensar y aclarar mis ideas. Con tal de estar a mi lado jamás pensó ni le importó a donde la llevaba, o que planes tenía, ni siquiera se inmutó sabiendo que era una especie de juguete que desecharía.
No la quería en mi vida y mucho menos con ese comportamiento de hoy, sin importarle que Liz o mis hijas perdieran su vida. Debería andarme con cuidado, otra que no me lo pondría fácil. Luchar por Liz valía la pena y cada segundo que invirtiera en ella, más sacarme a esta chica de encima me urgía y que me complicara las cosas era lo que menos necesitaba.
...
En algún momento me quede dormido, sentado en las sillas incomodas del hospital. No fue hasta que unas manos me zarandearon de aquí para allá, que desperté.
Al entreabrir mis ojos lo primero que vi fue al dichoso doctor. Pestañe un par de veces para espabilarme y enseguida me puse en alerta, pensando que algo malo podía haber sucedido.
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Mi Dulce Venganza #PGP2016
RomanceLiz, una joven de 26 años, con un hermano y una sobrina que adora, que son su luz. Con metas en la vida y ganas de crecer, pero con una relación un tanto tormentosa y una familia que le dará la espalda en el peor momento. Cuando todo parece oscuro...