Capítulo L.

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Ethan.

Al salir de su cuarto, destrozado y con el corazón hecho pedazos, pensaba dirigirme directo a casa. Había considerado terminar en un bar y ahogar en alcohol mis penas, pero eso no solucionaría nada, además de que tenía que enfrentar las cosas que yo mismo había provocado, ser fuerte y seguir luchando.
Llegando a mi auto fue que me percaté de que olvide la chaqueta con las llaves arriba, en la habitación de Liz.
Sin más remedio volví a subir, con las esperanzas de que me dejara entrar y no me aventara algo por la cabeza.
Escuché ruido en el interior de su habitación y aunque no era lo correcto me quedé escuchando.
-¿Qué crees que pasara si desconectamos este cablecito de aquí?
-¡Suéltame! ¡Suéltame!
Mi corazón se paralizó, conocía demasiado bien para mi gusto esa voz. ¡Sabia que no seria fácil sacármela de encima pero nunca imaginé que se presentaría aquí!
La mujer que amo y mis hijas están en peligro, necesito actuar ya.
¡Piensa, piensa, piensa! Cada segundo era fundamental, necesitaba encontrar rápido una solución que realmente fuera eficaz y no las pusiera en un riesgo mayor.
Liz.
Lloré sin parar, sin importarme si eso me hacía débil. Lo amaba tanto que hasta dolía. ¿Cómo fue que terminamos así? En un enredo de puros malentendidos que parece no acabar.
Añoraba tenerlo a mi lado cada día, sus besos, sus caricias. Y aunque eso mismo era lo que él deseaba brindarme en estos momentos, no pensaba aceptarlo, no me provocaba seguridad. Si no hace ni dos días que lo vi con esa tipeja y ahora me jura y perjura amor. ¿Cómo creer en alguien así?
Mis pensamientos fueron interrumpidos al ver que la puerta de la habitación se abría, pensé que sería él nuevamente y no sabía si enojarme o estar feliz de que no se rindiera tan fácilmente.
Me puse de pie, pues pensaba ir al baño y así además tratar de evitarlo.Sin embargo, quien entró por la puerta no fue él sino la loca con la que me engañó.
Rápidamente limpié mis lágrimas, no me interesaba que ella supiera nada relacionado a mis sentimientos o mi vida en general.
-¿Qué haces aquí? -Exclamé furiosa de tenerla allí. ¡Será descarada la mujercita!
-Sólo pasaba a saludarte, veo que aún estas viva. No hay porqué alterarse. Mejor disfruta tus últimos instantes de vida.
Los nervios y el miedo se hicieron presentes, pero jamás se lo demostraría. No podía hacer fuerza y debía tener cuidado, pero a como diera lugar mis niñas y yo saldríamos sanas de aquí.
¿Es que Ethan no pudo encontrar otra chica fácil y regalada como ésta pero que no estuviera loca?
-A mi no me interesa saludarte ni verte, así que mejor vete.
-No seas ilusa, tampoco deseaba verte, pero ahora aprenderás que no puedes quedarte con él sin que hayan consecuencias. Tú y tus estúpidas hijas están arruinando mis planes, así que debo solucionarlo.
Lentamente se acercó a mi, mientras yo miraba a todos lados pensando como escapar a esto.
-Eres una cínica. Te recuerdo que su novia fui yo, tú llegaste en segundo lugar, como la bolsa de boxeo para descargo.
-Ya veo que mi decisión de venir a ti fue acertada. Verás, pensé en cobrármelas con tu adorada sobrina ¿Azul, verdad? Darte una especie de advertencia. Ah, pero no me produciría tanta satisfacción como tenerte frente a mi y verte sufrir.
Mi estomago se contrajo al pensar en que mi niña podría haber estado en peligro. ¡Maldita desquiciada!
-¿Qué crees que pasará si desconectamos este cablecito de aquí? -dijo tomando la vía por la cuál me pasaban medicación.
-¡Suéltame! ¡Suéltame! -grité con el deseo de que alguna enfermera me escuchara y pudiera ayudarme.
De un tirón arrancó la vía conectada a mi vena, provocando no sólo un fuerte dolor sino que un poquito de sangre brotara de allí.
-Ethan es mío aunque tú no lo entiendas, él me prefirió a mi antes que estar contigo. Mejor quédate con tu ex novio drogadicto, John.
-¿Cómo sabes su nombre? ¿Cómo conoces tanto de mi vida?
Una risa, como esas de películas donde actúa el antagonista, se le escapó.
-Te consideré más inteligente, pero veo que eres sólo apariencia. Digamos que me tome la molestia de investigarte y que también me acosté con John -creo que mi boca a estas alturas ya estaba contra el piso. ¿es qué ésta mujercita no se tenía respeto? -No hace falta decirte lo bien que lo hace y ni hablar de cuando está drogado, igual que Ethan. Me altero tan sólo de rememorarlo.
La recorrí con mi mirada y tan sólo verla me daba asco. Una persona sin respeto ni dignidad, ni nada.
¿Realmente a los hombres les gustaba esta clase de mujeres?
-¡Oh si ya veo como lo disfrutas! Por eso traes el labio partido -no ponía en duda que si John me levantó la mano a mi en una ocasión, aun jurándome amor, lo hubiese hecho con ella también -. Parece que hasta para maquillarte eres ineficiente. ¿Precisas que te de clases de automaquillaje, de valores y respeto a una misma? O mejor no, quizás a ti te gusta ser la segunda opción.
Se abalanzó sobre mi, poniendo ambas manos en mi cuello en un intento de asfixiarme.
-¡No vuelvas a repetir eso! No pienso permitir que te quedes con él.
Busqué algo para golpearla o al menos quitármela de encima. Intenté apartar sus manos con las mías, enterré mis uñas en su piel y hasta intenté patearla. Pero, con una panza de gemelas de cinco meses no era fácil.
Cuando comencé a sentir que el aire me faltaría y que aunque lo intentara todo sería en vano, sentí como si una fuerza mágica la quitara de encima de mi.
Escuché sus gritos e insultos hacia mi, pero todo me parecía lejano y confuso. Cerré mis ojos unos instantes y me concentré en respirar. No podía desmayarme justo ahora, no hasta saber que estaría a salvo.
Al abrir nuevamente mis ojos me encontré con una imagen que volvió a destrozar mi ya roto corazón.
Ethan siendo besado o más bien succionado por esa mujer.
¿Acaso esto era una maldita broma del destino?
Pensé que sus acciones ya no podían hacerme daño, pero estaba muy equivocada. ¡Tonta yo! Si amas a alguien realmente, con toda tu alma, cada acción de esa persona tendrá el poder de darte la felicidad absoluta o de destruirte en la misma medida.
-¡No vuelvas a acercarte a mi o a alguna de las mujeres a las que amo o no respondo! -escuché a Ethan gritar a toda voz.
-¡Tú no puedes dejarme! ¡No vas a desplazarme por ella! ¿Después de todo lo que he hecho por ti?
Yo observaba todo atenta, como si fuese una película. Una estruendosa risa broto de Ethan, haciendo que ésta loquita lo mirara en forma desquiciada.
-A ver, explícame porque no entiendo. ¿Qué parte de eres una especie de juguete, que se me ha ofrecido y sólo ha servido para satisfacer mis necesidades básicas no te ha quedado claro? Te lo dije hace meses antes de que te empecinaras a seguirme como si fueras otra parte de mi cuerpo. ¡No me interesas! Lo que pasó esa vez fue un completo y absoluto error. No te quiero en mi vida, grábatelo.
La vi tirársele encima, una escena bastante patética para mi gusto.
-No me importa a que método tenga que recurrir para tenerte, haré todo lo que haga falta. Si tengo que drogarte nuevamente lo haré, si tengo que quitar a esta idiota del medio lo haré. Pero tú serás mío.
Ethan intentó, sin ser demasiado bruto, quitársela de encima. Es que esa tipa estaba desquiciada.
-¿Qué tu qué? ¿Me drogaste? ¿Es qué tú no tienes limite? Deberías respetar el hecho de que no quiera que formes parte de mi día a día y sobre todo valorarte un poquito más. Y te lo repito, espero esta vez te quede claro. Esa mujer que tú llamas idiota, es la mujer de mi vida, la mujer que amo y la futura madre de mis hijas, así que la respetas y no quiero que te le vuelvas a acercar, porque créeme que encontraré la forma de acabar contigo.
En ese mismo instante un grupo de enfermeras invadieron la habitación, y mientras Ethan la sostenía por los brazos, recibiendo algunas patadas por su estado tan descontrolado, ellas le aplicaron una inyección. Fueron solo unos minutos lo que demoró en hacer efecto y que su cuerpo pareciera gelatina. Al fin se la llevaron de la habitación y pude volver a respirar tranquila, al menos por el momento. Me senté en la camilla, que hasta el momento utilizaba y deje que las lágrimas corrieran libremente por mi rostro, mientras suavemente acariciaba mi panza.
Unos fuertes brazos me envolvieron en un abrazo, no sin antes sentir como unos cálidos dedos limpiaban mis mejillas, tratando de evitar que la represa que eran mis ojos, se siguiera desbordando.
-Nadie les hará daño preciosa, nadie. Eso te lo aseguro, siempre las protegeré hasta con mi propia vida.
Por muy enojada que estuviera con él, en éste momento me brindaba el consuelo que yo necesitaba. Me abracé a él y llore todo cuanto pude y necesitaba para volver a estar bien.
Me sentía agotada y con muchos deseos de hacerme un bollito y dormir.
Ethan tomó mi rostro entre sus manos, sonrió débilmente aunque la preocupación se notaba en sus ojos. Sus manos acariciaron mis mejillas y sus labios rozaron mi frente, en un beso cálido que intentaba transmitirme tranquilidad.
Me perdí por unos instantes en su mirada, esa que tantas veces creí que me demostraba amor. Cerré los ojos un momento, deseando que el dolor me abandonara, sólo quería ser feliz.
-¡Lo siento, lo siento mucho! Cada uno de mis errores te termina haciendo más daño y quizás lo correcto sería dejarte libre, pero no puedo porque te amo.
Sentí sus labios sobre los míos, en un leve roce que despertaba todos mis sentidos y aunque seguramente me arrepentiría luego, me deje llevar y respondí a ese beso.
-Te prometo que las voy a cuidar, ahora debes descansar -dijo y me besó una vez más.
...
Los días pasaron y todo fue retornando a la normalidad. A Naiara le realizaron una evaluación psiquiátrica a causa de lo sucedido y por orden médica la internaron en una clínica. No pregunté demasiado, no por egoísta sino porque prefería desvincularme de todas aquellas personas que me hacían mal.
Santiago al enterarse de todo lo acontecido se preocupó y pidió extremo control sobre quien ingresaba a mi habitación. Me sorprendía que sin ser médico de éste hospital pudiera dar órdenes y dirigir todo en cuanto tuviera relación conmigo.
Pronto me darían el alta y podría regresar al fin a la paz y seguridad de mi casa.
Ethan no se despegaba de mi lado ni a sol ni a sombra, claro que nunca admitiría que eso me movía el piso y hacía tambalear toda mi seguridad. Internamente me sentía satisfecha de tener su compañía. Él se encargó de todo lo relacionado a la denuncia de ésa desquiciada, dejándome a mi solamente la tarea de declarar cuando la policía pasó por aquí.
Mis bebas estaban sanas, creciendo y disfrutando de la tranquilidad y confort que tenían en mi vientre y eso me hacía sumamente feliz.
En cuanto me encontré más tranquila y preparada mentalmente para hacerlo, hablé con Alex para contarle toda la verdad acerca de papá.
Claramente estaba indignado, furioso con ellos por todo lo que habían hecho y deseando obtener explicaciones.
Ese mismo día Ethan y Alex se cruzaron en mi habitación, hasta ahora sabía habían evitado el contacto, pues claro está mi hermano me defendía, por así decirlo, provocando un rocé entre ellos.
-Contigo quería hablar -exclamó mi hermano en cuanto Ethan apareció por la puerta. Esperaba que la situación no se saliera de control, después de todo lo acontecido esta semana tenía más que suficiente.
-Claro, no hay problema. Preferiría que fuéramos a otro sitio, no deseo molestar ni alterar a tu hermana.
-No vengo con intenciones de asesinarte o algo parecido, al menos no por ahora, así que me es indiferente que ella presencie lo que tengo para decir.
Ethan asintió y guardo silencio esperando para escuchar a Alex.
-Me he enterado de todo lo que mi padre ha hecho. Sólo quería pedirte disculpas en nombre de mi familia por todo el daño que les pueda haber hecho pasar. Sé que eso no soluciona nada, pero espero sepas que me parece aberrante lo que hizo y no lo apruebo en absoluto.
-¡Gracias! -susurró Ethan. Era claro que estaba sin palabras ante una actitud así.
-Me parece mentira que a estas alturas de mi vida tenga un hermano, o medio hermano en realidad, de la edad de mi hija. Me dejó totalmente anonadado esa noticia al igual que a ustedes e incluso a mi hermana. A pesar de eso me gustaría cumplir el rol que me corresponde, aunque entiendo que eso deba hablarlo con Bianca.
Intercambiaron unas cuantas palabras más y agradecí que todo se tratará en buenos términos.
El sueño terminó por vencerme, con un montón de pensamientos aún rondando por mi mente, pero mucho más tranquila y en paz.

Mis bellísimas lectoras aquí nuevo capítulo, dedicado especialmente a mi tocaya TefiiBaqueiro que en el día de hoy cumple añitos, mi niña que paces un día esplendido y seas muy feliz.
Un beso enorme a todas, espero leer sus comentarios por allí debajo y contar con su voto. Que aprovecho a agradecerles también por aquí todo lo que ha crecido ésta historia, la cantidad de leídos, en fin por su apoyo.
Besos y abrazos. ¡feliz domingo!

Mi Dulce Venganza #PGP2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora