Capítulo IV

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Estaba en la puerta de Eli dudando si bajarme o no de la camioneta, realmente la necesitaba, ella siempre me daba su apoyo, me cuidaba y sobre todo me protegía.
Después de estar unos largos 15 minutos dudando, me decidí a bajar. Solo esperaba que estuviera en casa, teniendo en cuenta que no la había llamado, tenía que tener algo más que la suerte de mi lado para encontrarla.
Toque timbre y a los pocos minutos mi amiga apareció en la puerta muy arreglada, sin dudas interrumpía algo.

—Bella no sabía que venías, ¿estas bien? Te ves algo pálida -dijo mientras me abrazaba y me hacía entrar.

—Bonita perdón pero te necesitaba, tendría que haberte avisado no quiero interrumpir nada.

—¡ay dios! Tú y tus ideas locas, sabes bien que yo no preciso que me avises y que siempre estas primero, eres mi amiga y si me precisas estoy.

No sabía qué decirle, siempre fue tan buena amiga.

—Me estas preocupando, ¿paso algo? —no podía responder así que me limité a mirarla con los ojos llenos de lágrimas —¿porque tienes esa marca en la cara? Quiero que me digas ya que paso, antes de que no responda y vaya a matarlo, ¿fue él verdad?

Asentí, solo quería que me abrazara y no me dejara sola, y como si leyera mi mente mi amiga me abrazó, y me susurro al oído que todo estaría bien y que ella estaba conmigo.
Estuve un largo rato llorando y ya sentía que mis ojos se hinchaban un poco, para esas cosas mi piel era demasiado sensible y enseguida quedaban marcas de lo que pasara.
Cuando logré calmarme le conté todo lo que había pasado con John, y por más que lo trataba de disimular sabía que estaba furiosa, porque su rostro me lo demostraba y porque la conocía demasiado bien como para no darme cuenta.

—ay amiga, no puedo creer que te haya hecho esto, espero que ahora tomes la decisión de alejarte de él, porque no puedes vivir así, aunque habrá que ver si sobrevive a mí.

Sabía bien que no lo iba a dejar pasar y que se enfrentaría a él, solo esperaba que no le hiciera algo a ella también.

—¿Pensaste si vas a denunciarlo o si te vas a ir de ahí? Sabes bien que no hace falta que te diga que acá siempre tendrás un lugar.

—No quiero denunciarlo, a pesar de todo le tengo aprecio, por todos los años que fue íntimo amigo de mi hermano, y por más que detesto que haya hecho esto sé que algo no está bien en él y sé que no es por maldad. No quiero que mi familia se entere, ¿es mucho pedir?

—No estoy de acuerdo amiga, pero respeto tu decisión. Por mi parte tu familia no se enterara, pero quiero que vayamos a buscar tus cosas y te quedes en casa.

—Bonita no sé qué haría sin vos, juro que en la mañana en cuanto pasó esto deseaba tenerte al lado mío, te necesitaba mucho.

—¿Esto pasó de mañana? Como no viniste antes, ¿estuviste sola todo este rato? Sabes que siempre estoy, sin importar la hora, no importa si me despiertas o tengo que dejar algo por ti, eres mi amiga y prácticamente como mi hermana.

Al escucharla hablar así me daban más ganas de llorar, ella era una amiga incondicional y en todos los años que nos conocíamos nunca me había dejado sola, siempre me apoyó.

—Gracias por ser como eres bonita y por jamás dejarme sola, porque siempre estás para mí —dije mientras la abrazaba —. Y en cuanto sucedió pensé en venir hasta aquí, pero tenía una reunión y no quería cancelarla, ya que hacía días la había fijado.
Por cierto, tengo que hablarte de esa reunión.

—Mmm... Tan misteriosa, larga ya lo que tenes que decir.

Sonreí, me conocía muy bien y no podía ocultarle nada.

Mi Dulce Venganza #PGP2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora