Con el pasar de las horas ordené la casa, cociné una vieja receta de mi abuela para compartir con Santiago, qué recordaba bien a él le gustaba. Me di una larga ducha, almorcé afortunadamente sin ningún contra tiempo e incluso comencé a leer sobre embarazos en internet.
Mis bebes debían crecer sanos y para lograrlo debía adquirir toda la información posible. Leí varios artículos donde se decía que ponerle música al bebe era beneficioso y estimulante para ellos, aunque no a través de auriculares en la panza, como había creído, sino música que armonice el ambiente. Así que eso fue lo que hice, coloqué algunas pistas en reproducción, incluso música clásica que en ocasiones me gustaba escuchar.
Me sentía feliz y tranquila a pesar de todo y es que, así debía ser. Tenía que aprender a establecer mis prioridades a partir de ahora, y no dejar que la tristeza o la negatividad me invadieran. Hablar con Santiago era algo pendiente desde hace muchos años, era hora de saldar esa deuda y sobre todo pedir perdón. No por obligación o compromiso, pues de esa forma las cosas no funcionan, sino hacerlo de corazón, porque entendía el daño que le había causado, lo injusta que había sido y lo mal que me había comportado.
Pasada media hora de las cinco de la tarde el timbre sonó. Al abrir, como esperaba, se hallaba Santiago con una sonrisa enorme, cargado con bolsas del supermercado.
Esboce una sonrisa sincera al verle allí y lo insté a pasar.
-¡Hola! Pasa adelante, déjame y te ayudo -dije en un intento de agarrar las bolsas, lo cual me fue negado.
-Ni lo sueñes, en tu estado no debes hacer fuerza y menos innecesariamente. Mira, ya las deje en la mesa, está solucionado -contesto y de inmediato me atrapó en un cariñoso abrazo que me sorprendió -Me da mucho gusto volver a verte luego de tantos años. ¡Has crecido mucho y mírate serás mamá!
Su demostración afectiva me descolocaba, no se comportaba como yo esperaba.
Con el ceño a medio fruncir lancé esa pregunta que rondaba en mi desde el momento uno en que lo vi.
-Santiago, discúlpame no quiero que me malinterpretes, a mi también me da gusto verte y ver que los años también han surtido efecto en ti, que ya eres un hombre. Pero no entiendo, ¿Cómo puedes tratarme así, tan bien, luego del daño estoy segura te causé?
Soltó un largo suspiro y revolvió su cabello con una de sus manos.
-Veo que no pierdes la costumbre de ir directo al grano -afirmó con una pequeña sonrisa, a la cual correspondí -. ¿Podemos tomar asiento?
-Si, claro. Ponte cómodo.
-Liz seré honesto contigo, tienes razón en que me causaste mucho daño. Con 26 cortos años que tenía en esos momentos yo te amaba, tener juntos nuestra primera vez me hacía sentir el ser más maravilloso en la tierra y que me plantaras así me destrozó. Ese día que aceptaste verme, deseaba proponerte un noviazgo formal, si bien me gustaba tener tu amistad yo quería más. Deseaba tenerte a mi lado. Creí que quizás tu partida abrupta era por temor, por miedo a que todo quedara en nada.
Mis ojos se aguaron al instante, realmente había sido cruel con él, una perra en toda la extensión de la palabra.
-Siempre tenía la esperanza de que volvieras, que me dijeras que no fue tu culpa, que me inventaras alguna excusa, pero no fue así. Al año de que sucediera esto ya no lo soportaba más, el dolor que sentía por saberme traicionado, aunque no fuéramos nada, sumado a las burlas y humillaciones era demasiado para mi. Decidí irme a estudiar al exterior, me dediqué de lleno a eso y aquí me ves con 36 años y recibido con la especialidad incluida.
Mostré una sonrisa ante sus palabras, ya que era cierto que siendo tan joven ya estaba recibido y especializado.
-De cierto modo debo agradecerte, ya que por ese dolor que me causaste, es que me esforcé al máximo y estoy donde estoy, con un trabajo que amo y en el preciso lugar donde deseo estar.
-Eso es algo admirable, ¿Sabes? No todos harían lo que tú. Realmente siento todo lo que te hice vivir y la forma en que me comporté. Créeme que no se que me pasó. Tu eras mi amigo y mi corazón estaba prendido de otra persona, no debí dejar que nada pasara entre ambos, lamento haber destruido nuestra amistad por comportarme como una chiquilla.
Tomó mis manos entre las suyas y las apretó cariñosamente.
-Muchas veces pensaba en ti, me enojaba y deseaba odiarte, lo admito, pero con el pasar del tiempo entendí que no tenía sentido, que éramos dos niños jugando a ser grandes. Además, ¿por qué tratarte mal? No lograría nada con eso, el pasado no cambiaría y yo estaría amargado sin razón, siendo que hay tantas cosas maravillosas en el mundo en las que dedicar mi tiempo.
Me abracé a él, necesitaba hacerlo. Eso, así como él decía no cambiaría lo que ya había sucedido, pero marcaría el inicio de una tregua, de un intento de perdón.
-Me gustaría volver el tiempo atrás, pensar mejor las cosas antes de actuar y no lastimarte como lo hice. Sin embargo, así como lo dices tú, eso ya paso y no puedo hacer nada para cambiarlo. Si puedo hacer algo por el presente, por el hoy y me gustaría proponerte empezar de cero, intentar ser amigos o al menos llevarnos bien.
-Eso me encantaría -contestó y pude verlo realmente contento con eso.
En el pasado él había sido un gran amigo, si bien sólo nos veíamos cuando venía a casa de mi abuela, dado que el vivía aquí en Araminda, esos momentos los pasábamos juntos de sol a sol. En algún momento, equivocadamente me fijé en John en vez de apreciar al chico que tenía al lado, que hoy entendía estaba enamorado de mi.
-Bueno dejémonos de tanto perdón y recordar el pasado, cuéntame de ti. ¿Quién es el afortunado papá de esos pequeños que están allí? -preguntó señalando mi vientre -. ¿Cómo están tus papás? ¿Tu hermano Alex?
Me entristecí un poco y detestaba ser tan débil, no poder escuchar de ellos y más que nada escuchar de forma indirecta que hicieran referencia a Ethan, y no poder sonreír como si nada pasara.
-Alex está grande, ya es papá de una princesita que es la luz de mis ojos, se llama Azul. Mira, te mostrare una foto para que la conozcas -busque en mi celular hasta dar con una foto donde estábamos ambas. Mi consentida era hermosa y pensar en ella ya me hacía sonreír.
-¡Woow! No puedo creer que Alex sea papá, se ve que es una niña hermosa y que es tu adoración.
Asentí sonriente y pensé que sin falta debería traerla a pasar aquí el próximo fin de semana.
-Por lo demás, es todo muy complicado.
-Estoy justo aquí si deseas que te escuche, tengo todo el día y ni siquiera debo manejar -me reí un poco ante su pequeña broma. No tenía muchos ánimos para contar toda mi vida otra vez, pero recordé que en su momento, hablar con Ethan de lo que me venía sucediendo me había hecho muy bien, como si me liberara de una gran carga, así que decidí intentarlo otra vez.
El tiempo fue pasando, entre charlas, comida y alguna que otra lágrima. Le narré todo hasta el día de hoy y él muy pacientemente y de forma atenta me escuchaba. En más de una ocasión limpió mis lágrimas y me consoló.
-Realmente te han pasado muchas cosas en muy poco tiempo, pero creo que todo debe tener una causa. Seguramente has crecido internamente, has madurado y de cada una de las situaciones que viviste algo habrás aprendido.
Lo miré sin saber que responder, pues si bien en algunos aspectos había cambiado consideraba que me faltaba mucha fuerza, mucha determinación. A veces pensaba en qué haría si Ethan volviera a mi, porque si bien mi corazón le pertenecía por completo y jamás amaría a nadie de igual forma alguna vez, tampoco me sentía capaz de borrar lo sucedido de mi mente y continuar como si nada.
-Por lo que me dices él no sabe nada de que será papá, ¿verdad?
-No, no lo sabe. No lo he vuelto a ver desde aquel día -murmure. Pues hablar estas cosas en voz alta lo hacían sentir muy real.
-Y, ¿Qué esperas para buscarlo y decírselo?
-No me siento capaz y tampoco sé si realmente lo quiero en mi vida. Me traicionó sin motivo alguno y verlo sólo por el hecho de que esté embarazada me sería una tortura. Es todo muy reciente como para tomar una decisión.
-En eso tienes razón, debes dejar que las aguas se calmen y que ambos puedan reflexionar. Sin embargo, como metido sin derecho, opino que es algo sumamente importante en la vida de cualquier persona el tener un hijo y no deberías ocultarlo, además quien sabe, hasta tenga una explicación lógica para todo lo acontecido.
Asentí ante sus palabras y deseando conocer más de él, comencé a hacerle algunas preguntas.
-Bueno, ya hablamos suficiente de mi. Mejor cuéntame, ¿Ya estas casado o tienes novia?
Una pícara sonrisa apareció en su rostro.
-¿Acaso eso es una propuesta señorita Thompson? -enseguida sonrió lo cual demostraba que era broma, pero aun así deseaba aclararlo.
-No podría jugar contigo nuevamente, así que no, no es una propuesta.
-Sólo bromeaba, no lo tomes enserio. Y para contestar a tu pregunta, no, no tengo ni he tenido novia desde que estuve a tu lado.
Inmediatamente volteé a verlo, con la sorpresa marcada por todo mi rostro.
-¿Es eso cierto? -pregunté -¿Tanto daño te cause?
-No es eso Liz, va más allá. Hay personas que estamos destinadas a estar solas, y pasamos por la vida de los demás para ayudarlos, para mostrarles el camino que deben seguir. Así me veo yo.
Me parecía mentira con cuanta paz y sabiduría hablaba. Y a la vez me parecía fascinante.
-De verás lo siento si fui la culpable, sólo espero poder compensarte todo el daño con mi amistad. Respeto tu decisión, pero creo que a todos nos llega el amor tarde o temprano, y sé que a ti te llegará también.
Luego de unas horas se despidió para ir a su casa, me sentí realmente feliz de poder haber hablado con él, de que quedáramos en paz y con una posible amistad naciente.Cositas bellas de mi, por acá les voy dejando capítulo nuevo. Ya saben, cuando la inspiración surge hay que sacarle jugo al máximo.
Espero lo disfruten, como siempre las leo por allí debajo y no se olviden que si les gusto pueden darle a la estrellita.
Aprovecho a agradecerles inmensamente por la cantidad de leídos y de votos que la novela ha adquirido, esto sería imposible sin su maravilloso apoyo. De corazón les agradezco porque es algo que me hace muy feliz.
También deseo dedicarle este capítulo a mi curucucu adorada MarieColmenares_05 te quiero pequeña y me encanta contar contigo.
¡Besitos y excelente inicio de semana!
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Mi Dulce Venganza #PGP2016
RomanceLiz, una joven de 26 años, con un hermano y una sobrina que adora, que son su luz. Con metas en la vida y ganas de crecer, pero con una relación un tanto tormentosa y una familia que le dará la espalda en el peor momento. Cuando todo parece oscuro...