Hoy era navidad o noche buena, jamás entendí la diferencia. Hacia varios días me habían dado de alta en el hospital y pude volver a casa con Santi. A pesar de las insistencias de Ethan para traerme, a las cuales me negué.
A diario recibía una llamada suya para saber como me encontraba, si precisaba algo e incluso a veces me visitaba y pasaba largo rato hablándole a la panza, la cual no dejaba de crecer.
La situación aún era compleja y por momentos incómoda. Ya habíamos aclarado todo a los pocos días de volver del hospital, nos habíamos sentado en el comedor a esclarecer el porque tanto dolor innecesario, porque cada uno actuó como lo hizo. Me dolió mucho escuchar todo, lo que vivió con Naiara hasta hace unas semanas, y comprender que no tuvo confianza en mi. Algunas actitudes pude comprenderlas, toda la información llegó de golpe, tuvo mucho para procesar y cargó con todo él sólo. Así como yo actué mal por no decirle la verdad, por no hablar de mi encuentro con John y disfrazarlo todo.
No hubo buena comunicación ni confianza, pilares básicos en una relación. Sin embargo, lo que sobraba era amor. ¿Será que el amor realmente lo puede todo? ¿o habrá ocasiones donde eso no basta?
Llegué a la conclusión de que eso es algo indescifrable, que dependerá de cada situación. Por Noah, al saber la unión que tenemos, mi amor lo que hizo fue aumentar. Y, aunque me tomó por completa sorpresa la noticia, que ese enano fuera mi medio hermano me llenaba de alegría.
Recordar la cena de hace unos días cuando se lo dijimos es fenomenal. Bianca y Noah, Alex con Micaela y mi renacuaja habían venido a casa y habiendo previamente hablado y pactado entre todos, decidimos que merecía saber la verdad pero de una forma que él pudiera entender.
Brevemente le habíamos dicho que mi papá y su mamá se habían conocido y él había nacido unos meses después. Pero que no lo habíamos sabido hasta ahora.
-¿Entonces ahora tengo hermanos? -recuerdo que fue su primer pregunta hacia nosotros, mientras de reojo miraba a su mamá. Se veía tan tierno mi pequeño.
-Bueno, así es. Me tienes a mi y a Liz como hermanos -contestó Alex mirándolo ya con adoración -¿Te gusta eso? Debes saber que aunque ya somos adultos y no vivimos contigo, podemos vernos cuantas veces quieras.
Noah no dejaba de mirarnos a ambos, con sorpresa pero también una sonrisita de alegría que se plasmaba en su rostro.
Se lanzó a mis brazos de inmediato y me llenó de besos como solía hacer y luego corrió a brazos de Alex, quien lo apretujo y mimoseo.
-Y, ¿podemos jugar?
Su inocencia era algo que me enternecía y me hacía agradecer él que fuera parte de mi familia, aunque eso haya implicado que algunas personas salieran lastimadas en su momento.
Tanto Alex como yo asentimos, embobados, a su pregunta.
-¿Quién es mi papá?
Esa pregunta congeló la sonrisa de todos los presentes, ¿Qué podíamos contestar? Que nuestro papá era una basura sin escrúpulos al que no le importó nada ni nadie. No, eso era demasiado para un niño.
-Veras Noah, a veces los adultos hacen cosas sin pensar en las consecuencias -comenzó a decir Alex ante la atenta mirada del pequeño y de todos los que allí estábamos -. Eso fue lo que hizo nuestro papá, le mintió a tu mamá, pues le ocultó que él ya tenia hijos y una esposa en casa. Por eso él no está con ustedes, por eso no lo conoces. Cuando seas más grande comprenderás que la vida conlleva una elección constante y que acarrea consecuencias, él eligió y prefirió no conocerte pero eso no debe ponerte triste, porque nos tienes a todos nosotros para ti.
Impactada, creo que es una palabra que no alcanza a describir como me sentí ante lo que Alex decía. Pensé que sería demasiado para un niño tan pequeño, más me equivoque. Él sólo sonrió, nos dio un beso a todos y se fue a jugar con su ahora sobrina, no sin antes decirle a su mamá que la amaba.
Ese mismo día habíamos organizado que todos pasáramos juntos estas festividades. Alex se había peleado definitivamente con papá y mamá, pues entendía al igual que yo, que no merecían ni siquiera tenernos cerca. Santi, si bien tenía algo de familia en el país, prefirió pasarlo con nosotros. Y, Bianca también vendría, con más motivos aún ahora que su hijo era mi hermano, lo malo es que eso implicaba que Ethan también lo pasaría aquí. Él era lo único que quedaba de su familia y no podía negarle el poder disfrutar juntos.
Con la ayuda de Santi había decorado toda la casa para la ocasión, un árbol navideño lleno de luces, que a media noche quedaría cargado de regalos que traía Papá Noel.
Me había encargado de comprar un pequeño presente para cada uno, juguetes e incluso zapatillas no faltaban para los peques. Amaba ver sus caritas de felicidad y ansiedad al recibir regalos. Esas emociones que vivimos de niños, siendo totalmente inocentes, que muchas veces al crecer vamos perdiendo.
Como era debido me hice un auto regalo y lo estrenaría esta noche. Un vestido en un tono rosa pastel, justo al cuerpo y un poco arriba de las rodillas, con unas bellísimas sandalias que eran hermosas pero no tan altas como me gustaban, si bien no era una cosa exorbitante lo que aumente de peso en estos casi seis meses de embarazo, mis pies sufrían horrible.
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Mi Dulce Venganza #PGP2016
RomanceLiz, una joven de 26 años, con un hermano y una sobrina que adora, que son su luz. Con metas en la vida y ganas de crecer, pero con una relación un tanto tormentosa y una familia que le dará la espalda en el peor momento. Cuando todo parece oscuro...