Capítulo 33 - Epidemia

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–¡Es un milagro! –exclamó Kevin al ver a Joseph en el aula que cada vez estaba más vacía. Él rió y se abrazaron con cariño.

–También me alegro de verte. ¿Cómo han estado?

–La pregunta es cómo has estado tú –rebatí intrigado, hasta ese entonces parecía ser el primero en curarse de la inusual gripe que azotaba el pueblo.

–Ha sido horrible –exclamó asqueado– Esa torpe gripe...

–¿Qué tuviste exactamente? –quiso saber Bárbara con preocupación. Él suspiró.

–Comenzó con un dolor de cabeza seguido por fiebre –narraba él– Después no podía comer sin devolver. Además moverme costaba cada vez más... Fue horrible, en serio. Y he escuchado de algunos a quienes les fue peor aún –dijo poniendo mala cara.

–Qué mal, realmente lo siento por todos. Supongo que es la época –comenté barriendo el salón con la mirada.

–Debe ser –respondió sin más.


Las clases terminaban más temprano de lo usual, los profesores también se estaban enfermando. A la hora del almuerzo, desde el patio, no pudimos evitar ver a Ethan, intercambiamos miradas cautelosas y seguimos con nuestros asuntos.

Al salir acompañé a Bárbara hasta su casa con la excusa de terminar un trabajo para la escuela. Chicas... ¡Luego dicen que los hombres no notamos las indirectas!

Y, bueno, terminamos el dichoso trabajo para el día siguiente. Notamos que dentro de tres días sería noche buena y mi peor pesadilla sería realidad, toda una familia con genes mágicos en una ciudad poco usual y colmada de brujos tanto como anti-brujos. Bárbara percibió mi inquietud y me dio ánimos.


Volví a casa justo cuando comenzaba a nevar. Desde la ventana de la sala de estar, mirando la nieve caer y cubrir el jardín, recordé los años anteriores en mi vieja ciudad. Siempre desanimado, siempre sólo, desde niño no disfrutaba una navidad. Pero este año todo iba a ser diferente.

Fijé la vista tenía tiempo y nostalgia, así que opté por ordenar cosas que no había vuelto a tocar desde la gran mudanza. Revolví algunas cajas que no había abierto desde la mudanza, allí tenía un par de diarios y otros recuerdos:


"Archie 7 años: Hoy es navidad. Mi padre me ha regalado dos cuentos que mi madre prometió leerme. Mi tía no me trajo nada con la excusa de que no tenían espacio en el auto, viajaron desde el sur. Mi tío me dio una gorra. ¡Comimos helado!"


Reí al recordar esa navidad, me molestaba bastante que no me dieran un regalo. En la misma caja estaba la gorra, recordé lo que mi tío me había dicho cuando me la entregó: No la pierdas jamás, te dará buena suerte. Pero él no había tenido tal suerte, había muerto en un accidente hacia un par de años.


"Archie 9 años: Hoy es navidad, mi papá cumplió con su promesa y me trajo una bicicleta nueva. Monté en ella todo el día. Mi tía me regaló un colgante, pero lo perdí entre mis cosas, espero que no se entere..."


Con que de allí había salido ese extraño collar que el año pasado había encontrado entre mi ropa. Reí por mi falta de memoria. Tomé otro cuaderno, a la vez que me sentaba en el piso de madera.


"Archie 11 años: Es navidad, todos están al tanto de Henry, mi hermano. Mi tío fue el único que se molestó en pasar tiempo conmigo. Hablamos toda la tarde sobre mis cuentos preferidos, los de magia y misterio, él dijo que si deseaba algo con verdadera intención, como tener poderes mágicos, quizás los adquiriera, ¡Pero hasta ahora no ha pasado nada! Supongo que seguiré intentando..."


–Wow ¿Desde tan joven me interesaba en la magia? ¿Mi tío habrá sabido algo que yo no? –pensé profundamente al leerlo, pero di por hecho que no. ¿Pero que estaba buscando encontrar exactamente? O una pregunta mejor, ¿Cuándo me volví tan escéptico?


La navidad se aproximaba a pasos agigantados junto con mis grandes preocupaciones. El día siguiente fue el último de clases durante esa semana. En la escuela solo había diez alumnos y tres profesores, mis menos preferidos para colmo, el resto eran víctimas de la misteriosa enfermedad que azotaba al pueblo. Ese año la navidad no sería igual a ninguna.


Los Gatos NegrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora