Capítulo 42 - Amanecer sombrío

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Cuando la violenta batalla mágica acabó y todos terminaron derrotados, de cara al piso rogando por sus miserables vidas, mis amigos corrieron a buscarme para asegurarse de que estuviera bien o lo más parecido a eso.


–¡Archie, estás vivo! –gritó Clear con emoción, mientras me exprimía con un abrazo extremadamente fuerte.

–Pues... yo sí –respondí de forma sombría. Ella se apartó y miró a Joseph y Kevin con preocupación. Suspiré con pesadez a la vez que desviaba la mirada.

–...lo lamentamos mucho –murmuró Kevin poniendo su mano en mi hombro con comprensión, yo asentí. Clear estaba aguantándose el llanto, al igual que Joseph... y que yo. Todos sabíamos que había ocurrido y todos estábamos melancólicos en extremo.

–¿Cómo... cómo pasó? –logró preguntar Clear con un hilo de voz, buscando comprender qué había ocurrido exactamente, qué se había llevado a su vieja amiga.

–No lo presiones –balbució Joseph mientras se sonaba la nariz con su pañuelo.

–No quiero hablar de eso ahora –respondí mientras desviaba la mirada al suelo para que no me viesen lloriquear– Pero... ¿Cómo supieron ustedes? –inquirí, la curiosidad era lo único que no había perdido ese día.

–Mejor te lo contamos luego de encargarnos de ellos –propuso Kevin señalando con un gesto a los sujetos oscuros. Se acomodó los lentes y se dirigió a la pila de cuerpos con pesadumbre.

–¿Están muertos? –indagué con aversión, mientras se formaba un nudo en mi garganta.

–No, ninguno de ellos lo están –contestó Clear, no con alegría precisamente, mientras clavaba sus uñas en su propio brazo, conteniéndose.

–Creo que nuestro amiguito es el responsable. No sé qué clase de hechizo será este... pero sí que es práctico –informó Kevin, a pesar de tener lágrimas resbalando por su rostro era el que más lograba articular palabra. El gato negro permanecía allí, estático en el medio de la habitación, observándonos atentamente. Clear se agachó a acariciarlo.


Me aparté de ellos y caminé nostálgico hasta aquel odioso altar. Joseph se detuvo junto a mí.


–Ella no está muerte realmente –murmuró con la mirada perdida. Con sorpresa, abrí los ojos como platos, casi con indignación.

–¿Qué dices? –gruñí– ¡Yo mismo presencie como moría!

–No exactamente –respondió con timidez– Lo que viste fue como su alma se iba de su cuerpo, pero su energía sigue allí, en algún lugar... Puedo sentirla. Solo que su cuerpo fue robado.


Me aparté de él, no quería oír más de eso, parecía una burla.


–Archie... –llamó él.

–¡No! –exclamé tajante– Aunque existiera la posibilidad de que esté viva ¡No podría hacer lo mismo que ese infeliz y robarle el cuerpo a alguien más para traerla de nuevo! –grité con frustración, las lágrimas caían por mi machacado rostro. Joseph me miró con pena. Inspiré y traté de calmarme– Oye... Lo siento mucho.

–No te preocupes, son cosas que pasan... –dijo él arrugando su entrecejo.

–Es que... es difícil de asimilar. No puedo creer que todo haya... cambiado tanto tan rápido –suspiré y me apoyé contra la pared. Entonces sentí algo frío contra mi pecho.

Los Gatos NegrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora