¡Joder¡ Me había quedado dormido. Por eso las estúpidas risitas, por eso la momentánea desorientación pero, ese que me despertó seguía viéndome, con ojos oscuros y en silencio ¿que tenía que hacer él aquí?
-Estaba explicando que seré el nuevo profesor.- Ah – Y también decía que no tolero holgazanerías en mi clase, Marcus.
No sé si seguía desorientado, pero la forma en que decía mi nombre me hacía pensar en nada particularmente bueno. Genial. Ya me había ganado el odio del profesor nuevo.
-No se repetirá, señor...
-Benner.- Dijo con una sonrisa amigable para luego situarse al frente de la clase.- Y eso espero. Bien, como iba diciendo; Literatura se verá a primera hora, y debido al cambio a causa de la renuncia de su antiguo profesor, idiomas lo tomaremos en la última, solo los que se hayan inscrito a la materia, claro.
Dejé escapar un bufido, junto con la atención que le estuve prestando al señor Benner aunque, de alguna forma resultaba extraño emplear el término "señor" en él, seguro solo tenía un par de años más que yo; un primerizo. De cualquier forma no importaba, la clase seguía igual de aburrida, y yo me distraía fácilmente con las personas al otro lado de la ventana.
-Eso significa que empezaremos viendo clases con usted y terminaremos con usted de nuevo ¿no?- Habló Lise.
-Sí, bueno, solo los que tomaron idiomas.- su voz sonaba amable, algo tímida.
-Vaya, así los Jueves serán más estimulantes, profesor- comentó Lizeth.
-Esto, bueno... Me alegra que les animen las clases, chicas.- su sonrisa se tornó más tímida que antes ¿Por qué no deja de sonreír y ya?
-Me arrepiento de no haberme inscrito este año en idiomas- murmuraban otras.
-Y mira que vale la pena-
No, no valía la pena. Ahora saldríamos una hora más tarde que antes ¿a quién rayos le parecía eso conveniente? Si pudiera darles mi puesto en esa clase ya lo hubiese hecho, no entendía gran cosa al fin de cuentas, más que nada porque no me interesaba, le había tomado únicamente porque debíamos escoger al menos una clase extra y mi madre estuvo insistiendo con esa, esa y cocina, por lo que opté por la primera. Claro que ese era el punto de vista femenino del salón, solamente las voces más agudas cuchicheaban sobre su físico: buena altura, es muy dulce, mira sus músculos...
¡Miren la hora!- Eso provocaba gritarles, pero parecía que varios muchachos se encargaban de discutir el asunto con ellas, mi participación no era necesaria en dicho debate.
Inconscientemente mi lengua buscó jugar con la perforación de mi labio, y la perforación fue lo único que encontró; el pequeño aro de plata no estaba, yo que me había acostumbrado a tenerlo debido al fin de semana.Así como la influencia en el país y en su vida social, la Iglesia también administra la mayoría de las escuelas y hospitales de aquí. Esta es una de esas escuelas, y es por eso que la perforación debe pasar inadvertida mientras estoy en clases. Bufé de nuevo y dirigí la mirada al frente, una sonrisa burlona para conmigo se hizo presente, en serio me distraigo con facilidad, pensé al ver todo lo que estaba escrito en el pizarrón y apresurándome para anotar.
-Con eso será suficiente para enmendar el tiempo perdido- comentó el profesor mientras tomaba asiento.- Borraré en cinco minutos, por favor copien todo. Si hay alguna duda, no se abstengan de preguntar.
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Oprobio
Teen FictionMarcus O'Connell Russel, un chico atormentado por un duro pasado en donde el presente es el mejor recordatorio, siempre tuvo que vivir al margen de una sociedad de hipócritas, harto de falsas sonrisas para el momento de posar para una revista, y de...