4.(Marcus) Actos Irracionales cuarta parte.

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Aun así, no pensaba dejarme intimidar por mi propio padre, como un títere, como uno más de sus empleados y admiradores, dispuestos a lamer sus zapatos si éste se los ordenaba. Mi mano se cierra alrededor del fino cristal y doy un sorbo de vino, no acostumbrado a la bebida me conformaba con el refugio y valentía que me brindaba en este momento. Entre el cabeza de familia y mi persona la tensión era tangible, sin embargo, mi madre y el señor Bowie han podido hablar entusiastamente durante toda la cena, ya fuera sobre los diferentes platos exquisitos que han probado o cualquier otro tema. Treinta minutos después era hora del postre y el momento indicado para hablar, menos para los adultos, por mí parte, el que olvidaran como mover sus lenguas hubiese sido excelente.

-Marcus, me contaron que eres muy buen analítico, esa es una virtud muy buena, en nuestra universidad buscamos personas que estén dispuestas a analizar nuestras leyes, de manera que las interpreten y saquen sus propias conclusiones- de pronto nos vemos envueltos en el amplio discurso del rector.

-Disculpe, sé que mi padre le ha pedido que me convenza, pero lo siento; no acepto la propuesta de estudiar en Inglaterra, prefiero estar cerca de mi madre.

-Cielo, yo no puedo ser impedimento para que cumplas tus sueños de superarte.

-Madre, quiero superarme, pero con mis propios medios. Quiero quedarme aquí, y sabes bien que no puedo dejarte a solas con mi padre.

-Opino que debería irme. David fue un placer haber estado en tu casa.- se dirigió a mi padre algo apresurado, luego se fijó en mi- Marcus creo que mi propuesta seguirá en pie. Medítalo un poco mejor y no te dejes llevar por tus emociones, sé que a esta edad te quieres comer el mundo, todos pasamos por esa etapa de rebeldía y te entiendo.

-Muchas gracias, señor Bowie, por considerar al malcriado de mi hijo; estoy seguro que él se lo pensara- la mirada de furia en su rostro era inevitable, está haciendo maniobras para controlarse, y yo no pienso dar mi brazo a torcer- Amanda, acompaña al señor Bowie a la puerta; Marcus y yo tendremos una larga conversación- sé que mi madre está aterrada, pero disimula, sabe que esto no terminará bien. Tomo otro sorbo de vino, y no dijo nada.

-Vamos señor, le acompaño- dice mientras se retira del comedor, en contra de su voluntad, junto con el señor Bowie.

-Mi madre sigue siendo capaz de hacerte caso, como tu leal sumisa.- Suspiro y cierro los ojos, era molesto verlo- No sé cómo puede vivir así.

-Ella me respeta, cosa que tú también deberías hacer.

-¿Respeto o miedo, padre?

-¿Qué es lo que dices, Marcus?- la vena de su frente se tensa segundo tras segundo- ¿Qué pretendes, muchacho?

-Sabes de lo que hablo, de esa manera tuya de llevar las cosas.

-No pretendo hablar sobre mí.- Soltó tras una pausa indefinida- Te iras y estudiaras en el exterior, serás un abogado y seguirás mi legado como único heredero de la familia.

-Y llamas a esto familia; una madre llena de temores, un padre ausente que parece negar cualquier evidencia de que el hijo bajo su techo no es el único que tiene, y por ultimo yo, la existencia ignorada que vez solo como reserva a tus planes frustrados.

-Deja de hablar sin sentido, Marcus ¡Por Dios, madura un poco y deja de llevarme la contraria!

-Yo no quiero eso para mi vida, no es lo mío y lo sabes. Hasta donde sé nunca firme un contrato donde me obliguen a ser la marioneta que quieres que sea.

-¡Tú harás lo que yo te ordene porque soy tu padre y sé que es lo mejor para ti!- Su voz es cada vez más alta y el taconeo rápido de mamá se escucha de nuevo junto a nosotros.

-David, los gritos se escuchan afuera- dice mientras entra preocupada.

-Todo esto es culpa tuya, este alzamiento en mi contra; ¡lo consientes demasiado!- Le grita sin reparo alguno.

-David te dije que esto era una mala idea, por favor, solo deja que Marcus hable. Cálmate- responde nerviosa por la situación.

-¡No!, ¡No quiero calmarme!, ¿Como este se atreve a desafiarme así delante del rector?

-Yo no te dije que trajeras a nadie- comento levantándome y decidido a retirarme.-

¿Qué parte de "no quiero esto" no entiendes?

-¡No te atrevas a irte y dejarme con la palabra en la boca!

-Me da igual, no tengo nada que decirte- respondo conteniendo la voz.- Si esperas que bese el suelo donde pisas y diga amén a cada orden que das, al igual que tus estúpidos empleados, pues suerte con eso; yo no te tengo miedo.

-¡Deberías de tenerlo, porque no sabes de lo que soy capaz!

-Oh, ¿crees que si no lo supiera te odiaría tanto como lo hago, padre?- siento como se humedecen mis ojos ante el recuerdo de una de mis peores pesadillas- ¡Claro que lo sé, ¿Acaso ya olvidaste lo del 4 de Octubre?!

-¡No pretendo sentirme culpable por eso, tú te lo buscaste!- sus manos golpearon la mesa al ponerse de pie, su cuerpo inclinado hacia delante.

-¡¿Por qué siempre te encargas de destruirme?!- le grité- ¡¿Porque quieres reprimirme de la peor manera y aplastarme?!

-¡Tienes todo lo que un chico de tu edad podría soñar, todo te lo he dado a punta de mi esfuerzo, lo mínimo que podrías hacer es retribuirme!- Reclama, como si tuviese toda la razón.


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