-Dime Frederick que se te ofrece, porque a veces parece que yo soy el que trabajo a tu disposición.
-No entiendo su comentario señor, pero le espera el profesor Brenner en el estudio, tiene media hora de retraso.
-¡Vez! Siempre tengo que hacer lo que dices- reprocho.
-Señor, mi deber es recordarle lo que tiene que hacer- su tono era neutral. Yo le lanzo mi mirada de pocos amigos y sin más remedio voy de muy mala gana a recibir al señor inoportuno que está en el vestíbulo. Abrí las grandes puestas de madera, ¿Porque en esta casa todo es grande pesado y escandaloso?, ¿No pudieron hacer solo una puerta discreta?, en cuanto la abrí le vi sentado en la mueblería Italiana, se veía muy familiarizado con el lugar, elegante y serio, es el aire que se da en toda la sala llena de cuadros, libros en estantes gigantes de madera con puertas de cristal.
Tenía una camisa verde oscuro, y unos ajustados pantalones, lucia de punta en blanco, mientras yo estaba desaliñado y hasta algo sudado, que mala racha, me siento un pordiosero delante de él eso me hace sentir inferior...si, lo sé, suena estúpido ¡pero diablos! Es lo que siento.
-Joven O,Connell creo que la puntualidad no es su fuerte- dice en cuanto se levanta se dirige a un escritorio de madera junto a una silla que le ase juego, eso no estaba allí antes, coloca su portafolios de cuero negro en la mesa y me mira de nuevo. Mis labios se curvan en una fingida sonrisa.
-Discúlpeme usted, pero no me acostumbro a esto de- me detengo fingiendo no recordar mi próxima frase- ¡Ah sí! "Curso". Veo que le interesa mucho mi educación señor Bennett, tanto que me atrevería a pensar que detrás de todo este interés repentino hay segundas intenciones.
-No tengo otras intenciones más que enseñar, eso es todo, el curso me lo ha pedido su propio padre el cual luego de tener una plática agradable me dio pie a que le dictara clases más rigorosas- ah entonces también se metió a mi papa en el bolsillo, esto si es toda una novedad.
-Déjeme felicitarle, mi padre es un poco difícil de llevar, no imagino como se las apaño para que le cayera bien.
-Solo ser yo mismo, ¿dígame a dónde quiere llegar con todo esto?- pregunta mientras sigue allí tan relajado y fresco como una lechuga, mientras yo por dentro me retuerzo, rio de nuevo.
-Interesante porque yo le iba a preguntar los mismo, ¿Qué quiere demostrarme metiéndose en mi vida?, se metió a mis padres en los bolsillos, ¿Pero enserio cree que usted podrá conmigo?- digo en cuanto me siento en uno de los muebles, muy seguro de mí mismo pongo los pies en una mesita que está en el centro de la sala, con mis piernas cruzadas y enciendo un cigarrillo con mi encendedor de plata. Le miro de nuevo y el no parece afectarse, sigue igual.
-Veo que tiene aires de superioridad, lo primeroque tiene que quedar claro es que yo no tengo otras intensiones más queeducarle todo lo que sea posible, y sus padres son unas buenas personas lascuales saben reconocer el trabajo. Ellos vieron algo en mí y depositaron suconfianza-expresa mientras se mueve con naturalidad por toda la sala, de pronto no le veo, está detrás de mí- esto es una gran oportunidad para mí, sus padre me ha ofrecido una buena cantidad de dinero para que le dicte estos cursos personalizados, y desde luego que no pienso desaprovechar esta oportunidad. Si eso le responde algunas interrogantes está bien, no pienso perder mi tiempo, y empezare de una vez con mi clase. Además de que no tengo acostumbrado a que fumen en ellas, si es tan amable de enderezarse y deshacerse el cigarrillo- propone.
-Estoy en mi casa, puedo hacer lo que yo quiera.
-Está en mi clase, y en cualquier espacio que dicte mis lecciones deben respetarse mis normas.
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Oprobio
Teen FictionMarcus O'Connell Russel, un chico atormentado por un duro pasado en donde el presente es el mejor recordatorio, siempre tuvo que vivir al margen de una sociedad de hipócritas, harto de falsas sonrisas para el momento de posar para una revista, y de...