18(Marcus) desconciertos de la vida tercera parte

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Nos bajamos del deportivo negro, Hans y yo, y a nuestra vista se encontraba el sofisticado “Bord Gáis Energy Theatre”,  inmenso y majestuoso, entramos al gigantesco lugar y estaba una mediana cola de músicos, todos tenían instrumentos a sus espaldas. Algunos ensayaban sus acordes con las guitarras, otros simplemente hacían ejercicios de canto algo bulliciosos, éramos cincuenta bandas en total, según Caitlin y habían pasado más de la mitad, o eso fue lo que me dijo por mensajes de texto.
  Esta era la audición final, solo escogerían a diez bandas para el festival más importante de la ciudad, nosotros no podíamos fallar, o aunque sea, teníamos que hacer el intento…
-Estoy muy nerviosa- dijo Caitlin, lucia muy hermosa vestida toda de negro y esa chaqueta de cuero le quedaba muy bien. Llevaba el cabello recogido y se veía mucho más estilizada.
-Tranquila, pasaremos y daremos lo mejor de nosotros vale- le dije para alentarla, ella me sonrió y inesperadamente me abrazo, yo quede algo desconcertado pero la recibí con afecto.

  La siguiente banda antes de nosotros ya había terminado su presentación, veníamos nosotros, y en cuanto pasamos por esa puerta los nervios me invadieron el cuerpo ¡Dios!, había un jurado de tres personas, eran viejos integrantes de algunas bandas del estado, sus rostros destilaban experiencia no era necesario preguntárselos. Pero de cierta manera estaba algo avalentonado, a pesar de que mis piernas parecían gelatina, las máscaras que nos colocamos antes de entrar me daban más seguridad, los chicos cogieron los instrumentos, Hans tenía una batería prestada de allí mismo, mientras que Mía saco la guitarra. Yo ya tenía mis dedos posados en mi teclado.
-¿Y ustedes quiénes son?- pregunto un señor de mediana edad, tenía un estilo roquero, con los cabellos oscuros por los hombros y una chiva larga. Me llamaban la atención unos perfectos tatuajes que tenía en su mano izquierda.
Los tres nos miramos confusos ante su pregunta ¡Mierda¡ ¡Mierda! ¡Mierda! No teníamos un puto nombre, esto tenía que ser una broma.
-Eh bueno…
-Somos Oprobio, nuestra banda se llama así…Oprobio- interrumpí a Hans que no sabía que balbucear.
   El señor tomo nota y los otros dos a sus costados también.
-Entonces chicos, ¿Oprobio cierto?- los tres asentimos- ¿díganme porqué las máscaras?
-Porque nos gusta dar un toque de misterio.
-Y eso no les corta la empatía con el público, es muy importante que la gente vea tu rostro para que pueda sentirse a gusto- opina el señor del jurado, yo ladeo la cabeza usando una respuesta coherente. Mierda sabía que esto de las máscaras era mala idea.
-No hace falta, llegaremos al público con nuestras voces e instrumentos, como cuando escuchas música de tu reproductor, no puedes ver el rostro del cantante… pero escuchas su voz y eso basta para saber lo que el intérprete expresa- mi voz temblaba en miles de nervios, pero respondí algo bien… O eso esperaba, el señor del jurado asintió e indico que comenzáramos.
  Sin más preámbulos la melodía enérgica de “Irrisistible” invadió el lugar, mi voz se escuchaba presentable aunque los nervios no dejaban de cosquillearme el estómago, pero no fue impedimento,  Hans resonaba en la batería, la melodía de mis teclas acompasaban junto con las cuerdas de Caitlin, todo para dar una tonalidad de rebeldía que caracterizaba el rock, una energía nos envolvía y cuando termino la canción estuvimos satisfechos…

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-¡Un brindis por nuestra presentación!- dijo Hans más entusiasmado de lo normal, yo también lo estaba, esa tarde del domingo nos conseguíamos en el “McDaids”, los tres chocamos nuestras copas de cerveza, y dimos un trago.
  Fue una tarde y parte de la noche llena de celebración, luego de allí nos fuimos a “Saboy”  es uno de los mejores cines de la capital, pedimos todo lo que quisimos, yo pagaba todo, aunque los chicos no estaban muy contentos con ello. Pero al final accedieron, estábamos muy felices como para arruinar las cosas por tonterías. Estábamos en plena función, no dejábamos de hablar de lo nerviosos que estábamos, en realidad no estábamos prestando atención a la película.
-Eh ¿y ese nombre tan repentino Marcus?… ¿Oprobio de donde coñado sacaste eso?- pregunto Hans mientras se comía todas la palomitas diligentemente.
-Bueno, solo se me ocurrió, Oprobio significa oscuro, opaco, como usamos máscaras, y queremos dar ese toque de misterio, que más misterio que el Oprobio mismo- respondí. Los dos asintieron eh emitieron un ¡ummm! Parecían dos niños aprendiéndose una lección de un libro.
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OprobioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora