14.(Marcus) Beso mortífero tercera parte.

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Papá hablando de la biblia, esto si es una novedad...

-¿entonces su hijo no es un delincuente por infringir la ley, pero los que se ensañaron en contra de él sí?, ¿no es algo injusto?, ¿acaso piensa que la ley se debe cumplir solo a una parte de la sociedad?

-Mi hijo infirió la ley, sí, pero no le hizo daño a nadie. En cambio los que golpearon a mi hijo sin ninguna justificación y eso que quede claro, esos son los que deberían de perseguir. Ellos dañan a nuestra sociedad, la violencia nunca es el camino, y cuando sea cenador prometo hacer todo lo que este en mis manos para ayudar a crear programas el cual recaten a los jóvenes de la violencia. Es todo lo que tengo que decir, mi hijo, mi esposa necesitamos descansar y reunirnos con las autoridades.

Papá pasó por entre los periodistas con ayuda del chofer y algunos guarda espaldas que no sé de donde salieron, ellos nos aparataban a los insistentes periodistas, las luces de las cámaras me encandilaban y mamá me tomo en su regazo para que no me alcanzara ninguna cámara.

Entramos al auto como pudimos, pero todos parecían persistentes, estaban allí encima de la carrocería sus manos palpaban los vidrios como queriendo penetrar el cristal. El chofer en un acto de impaciencia arranco de pronto, todos se apartaron de inmediato y por suerte no hubo heridos.

Nos dirigimos inmediatamente a la comisaria de la ciudad, nunca había estado en una, era como en las películas o series de detectives, todos ocupados y revoloteando por allí. Algunos estaban esposados y esperando su celda en una sala de espera, habían policías de todo tipo, solo espero que no me toque el policía malo.

Pero no fue así, me toco el policía corrupto, mi padre hablo con el comisario el cual era íntimo amigo de papá, y de pronto mi expediente fue borrado del sistema, nada nunca paso y no se volvería hablar del tema. Yo me sentí aliviado, pero no me sentía agradecido porque estábamos infringiendo la ley de una manera mucho peor, pero el mundo de papá es así y no puedo hacer nada en contra de ello, si no mi pellejo estaría en riesgo.

Luego de haberme sentido un cómplice de la corrupción nos dirigimos a la mansión, mi madre me atendió muy bien y se encargó de curarme las heridas ella misma, y mi padre no dejaba de reclamarme el sin fin de problemas que le había traído. El muy sínico se alegró de mi golpiza y dijo que era una buena lección, ¿Qué paso con que la violencia nunca es el camino señor O'Connell?, papá como todos los políticos tenían un significativo doble discurso, pero eso no me importaba en lo absoluto ya conocía a la clase de bestia en que puede convertirse mi padre, sin ningún tipo de escrúpulo y mucho mas de resentimiento.

Ese fin de semana fue tedioso, entre los cuidados extremos de mamá, y los reclamos de papá, además de las discusiones de los dos en cuanto al tema, era algo desastroso presenciarlo cada vez que nos reuníamos a comer en la mesa. Yo solamente los observaba mientras se lanzaban improperios, ¿Cómo pude acostúmbrame a esto? Ya no importaba mucho la pregunta, pero seguía persistiendo en el fondo de mi corazón.

Luego de ello, el lunes específicamente me tocó presenciar y extasiarme de las suplicas del padre de Eric, era la primera vez que le veía, también era abogado y como todo buen abogado apelaba por su hijo, papá y él se sentaron a hablar en el estudio de papá y yo me quede con Eric en la sala. Lucia igual que siempre, pero su rostro estaba demacrado, y sus manos estaban inquietas.

-¿No piensas decirme nada?- mi voz era seca y rencorosa.

-Marcus, yo... los siento- parecía arrepentido, pero suele ser un buen actor ¿no?

-Lo siento- saboree la palabra lentamente y me la trague- Esa palabra no arreglara nada, ¿quiero saber por qué lo hiciste cobarde?

-Yo al principio creí que sería divertido, solo conocerte y ya yo les diría que pensaba de ti, incluso llegue a pensar en mentirles para no involucrarte, pero ellos me presionaron al punto en que no tuve opción... querían pruebas.

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