En cuanto se fue de nuevo llego esa sensación que te hace colocar los pies sobre la tierra, ese pequeño sobre salto en el corazón que parece un susto el cual recorre tu pecho y que te recuerda la realidad en que estás viviendo, no es que sea de mucho agrado bajar las escaleras sin tener que ocultar el enojo que me da pasar por allí. Pero en cambio quise relajarme un poco sola, solo unos instantes más en la azotea a sentir el frio por mis mejillas, hacer que la piel se me helara para ver si esa sensación era lo único que podía sentir, mi cara en ese momento no se veía nada bien y no era necesario tener un espejo para saber cómo lucia. Ojos apagados, una casi mueca de dolor en mis labios y cabeza cabizbaja, mientras me aferraba a la barra fría y metálica. Deseaba que el viento me llevase lejos a lo último que mi vista podía alcanzar mientras observaba los edificios de la urbe, pero no pasó nada, en la vida no tenemos escapatoria y todo acontece así no te guste, no hay nada que te consuele o te mantenga alejado de la realidad, claro que si hay una cosa que momentáneamente te mantendría así.
Suspiraba profundo y mantenía mis manos temblorosas en donde podía controlarlas, no sabía que la ausencia de drogas en mi organismo fuera tan fuerte, una parte de mi sabía que había un límite y que puede que cayera de nuevo. Mucho eh escuchado de esto, de estas ganas de consumir y este intranquilo comportamiento, entonces me doy cuenta que la única manera de controlarme es irme inmediatamente al regazo de mi hogar, allí me esperaba alguien que me mantendría alejada de todo.
Luego de esa puerta, la oficina de Mack, el cual está la palabra traición enmarcada en mi subconsciente, mis cabellos se baten en cuanto me doy cuenta que mis pisadas son más duras y casi me hacen pensar que la suela de mis botas se partirían en mil pedazos de lo apresurada que iba.
-¡Mía espera tenemos que hablar!- Era Mack que salió estrepitosamente del lugar siguiéndome la marcha, pero era demasiado tarde el taxi ya se había puesto en partida y eso me aliviaba, no tenía las fuerzas de enfrentarlo, en mucho tiempo no había vivido esta sensación de vulnerabilidad.
Llegue a casa mientras el amanecer se izó presente, el horizonte claro y la briza fresca de la mañana, no había nadie, totalmente vacío estaba el lugar. Ningún indicio de mi tío por ningún lugar, y de pronto otro revolcón en mi estómago en cuanto me doy cuenta que le había prometido a mi tío llegar temprano, todo estaba yendo de las patadas y todo por culpa de un solo ser el cual debería estar detestando y olvidando sin siquiera considerarme a tener piedad.
Pero no todo lo que hice fue tratar de por lo menos dormir un poco, entre a mi habitación, esta tal y como la deje, mi cama individual de madera pintada de blanco, las sabanas purpuras que tanto me gustan, en mi escritorio había un sinfín de papeles, libros y revistas rigurosamente ordenados y mi laptop el cual tenía mucho tiempo sin usar, mis cortinas oscuras estaban ligeramente atadas por un cordón y mi ventana estaba entre abierta dejaba entrar la brisa fría del invierno que reinaba en ese momento por todos lados, me quite mis botas y mi ropa y en cuanto entre al baño individual completamente desnuda me vi en el espejo, una linda cara se veía en cuanto tontamente sonreía para mí misma.
Desde luego me veía ridícula y me sentía que en cualquier momento iba a parar en el manicomio, sonreí y luego llore como una tonta, eran grandes gotas de agua salada que caían libremente por mis mejillas, inundándolas de una fría humedad, sollozos interminables me hicieron caer al suelo y recostarme contra la pared.
Todo se venía a mi mente de golpe, cada error de mi vida me atormentaba una y otra vez, ¿por qué tengo que ser tan débil justo en este momento?, Una pregunta que rebosaba en mi cabeza y no me dejaba en paz ni un segundo, pero entre tanta presión, entre tanto sentimiento aflorado...
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Oprobio
Roman pour AdolescentsMarcus O'Connell Russel, un chico atormentado por un duro pasado en donde el presente es el mejor recordatorio, siempre tuvo que vivir al margen de una sociedad de hipócritas, harto de falsas sonrisas para el momento de posar para una revista, y de...