El sonido de las espadas de madera al chocar resonaba por todo el patio de armas.
A pesar de la prohibición expresa de su madre a participar de ninguna actividad poco femenina, Lyra se había ataviado con su armadura preferida, hecha con el cuero más flexible y la cota de malla que más libertad de movimientos le permitía, y esperaba su turno para participar en el combate, semi escondida para que nadie se percatase de su presencia y así no tener que dar explicaciones si en algún momento se arrepentía.
Frente a ella luchaban los pequeños, Bran y Tommen, ambos envueltos en tantos protectores que se asemejaban más a dos almohadones armados con palos que a dos nobles entrenando. Cuando finalmente Tommen fue derribado por una suave estocada del niño Stark, todos los hombres reunidos en el patio, desde Lannister hasta Baratheon, estallaron en carcajadas pues Tommen recordaba a una pelota, incapaz de ponerse de pie. El pequeño Stark se mantuvo a su lado, preparado para otro golpe.
—¡Basta! —exclamó Ser Rodrik, el maestro de armas de Invernalia. Era un hombre alto y fornido, con unos bigotes blancos que parecían muy cuidados. Tendió una mano al príncipe y lo ayudó a levantarse—. Buena pelea. Lew, Donnis, ayudadlo a quitarse los protectores. —Miró a su alrededor—. Príncipe Joffrey, Robb, ¿queréis probar otra vez?
—De buena gana —dijo Robb adelantándose impaciente. Todavía estaba sudoroso del combate anterior, y la media melena cobriza se le pegaba al rostro.
En respuesta a la llamada de Rodrik, el príncipe avanzó hasta el sol. El cabello le brillaba como hebras de oro. Parecía aburrido.
—Esto es un juego para niños, Ser Rodrik.
—Es que sois niños —señaló con sorna Theon Greyjoy, el joven pupilo de Ned Stark procedente de las Islas del Hierro, después de soltar una carcajada.
—Puede que Robb sea un niño —dijo Joffrey—. Yo soy un príncipe. Y me he cansado de pinchar Starks con una espada de juguete.
—Has recibido más golpes de los que has dado, Joff —dijo Robb—. ¿Tienes miedo?
—Estoy aterrado —dijo el príncipe Joffrey mirándolo fijamente—. Eres mucho mayor que yo.
Los hombres del grupo Lannister se echaron a reír.
—¿Qué proponéis? —Ser Rodrik se tironeaba del mostacho blanco, pensativo.
—Acero con filo.
—Hecho —dijo inmediatamente Robb con una sonrisa lobuna en el rostro—. ¡Lo vas a lamentar!
—El acero afilado es demasiado peligroso —dijo el maestro de armas poniendo una mano en el hombro de Robb para calmarlo—. Os dejaré combatir con espadas de torneo, embotadas.
Joffrey no dijo nada, pero Sandor Clegane, el Perro, escudo juramentado de Joffrey y un hombre cuya musculatura y habilidad con la espada lo hacían valer por dos, avanzó hacia ser Rodrik.
—Éste es tu príncipe. ¿Quién eres tú para decirle con qué espada debe pelear?
—El maestro de armas de Invernalia, Clegane. Será mejor que lo tengas presente.
—¿Entrenas mujeres? —preguntó.
—Entreno caballeros —replicó Ser Rodrik con mordacidad—. Pelearán con acero cuando estén preparados. Cuando tengan edad suficiente.
—¿Cuántos años tenías...?
Finalmente, Lyra decidió que era el momento perfecto para hacer su aparición.
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The Lionhearted Deer | Juego de Tronos
FanfictionReyes contra reinas. A la muerte del rey Robert Baratheon, Robb Stark no tarda en autoproclamarse Rey en el Norte, apoyado por la casa Baratheon gracias a su matrimonio con Lyra Baratheon, melliza del rey Joffrey. En las Islas del Hierro, tambi...