Capítulo 34: Lord Comandante

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NdA: ¡Saludos! Bueno, como habéis podido ver en el último capítulo, la historia comienza a separarse de la de Martin. Espero que el cambio os guste -aún queda mucha historia por delante-. Un beso a todos. ♥

 Ambos ejércitos combinados apenas cabían en los diferentes castillos repartidos a lo largo del Muro. Wun Wun, el impresionante gigante parte del ejército de los salvajes, había tenido que permancer al otro lado del Muro y los hombres se veían obligados a compartir dormitorios y a montar tiendas y carpas alrededor del muro que separaba el Castillo Negro del resto del continente.

Lyra se sintió débil, cansada y ardiendo durante los dos días que sucedieron al encuentro con Melisandre, la sacerdotisa roja. Trató de evitarla en todo momento, pero no pudo hacer nada para echarla del consejo que tuvo lugar durante una tarde especialmente fría y ventosa.

Lyra, Stannis y Mance, junto al maestre Aemon en representación de la Guardia de la Noche, presidían el enorme grupo allí reunido. Los ojos de Lyra pasearon por los presentes: Val, la princesa salvaje, Tormund el Matagigantes, Jon Nieve, ser Alliser Thorne y ser Janos Slynt, lord Mallow, lord Hightower, Harrion, Dacey y Jorelle Mormont... Apenas si cabía un suspiro entre los señores repartidos en bancos y sillas altas. Lyra se aclaró la garganta, dispuesta a hablar la primera, pero Mance Rayder se le adelantó:

—La lucha contra los Caminantes Blancos no va a ser sencilla, os lo garantizo, pero tampoco imposible. Nos hemos unido el Pueblo Libre, la Guardia de la Noche, y las gentes de los Siete Reinos; si nos organizamos bien, podremos destruirlos.

—¿Y cómo? —se escuchó desde el fondo la voz de uno de los hombres de Lyra— Esas cosas son demonios.

—Son siervos del Gran Otro —Lyra sintió la voz de la sacerdotisa como un nuevo escalofrío—, el dios de la oscuridad, el frío y la muerte. Sólo el poder de nuestro Señor de Luz y su campeón, Azor Ahai, podrá detenerlo.

Melisandre creía que Stannis era Azor Ahai renacido, el príncipe del que hablaban las leyendas. Decía haberlo visto en las llamas en imágenes enviadas por su dios, y nadie parecía tener argumentos para rebatirla.

—Existe algo capaz de matarlos, mis señores y señoras —Evin Mallow se puso en pie para volverse hacia la multitud—. Según me dijo el maestre Aemon, un hermano de la guardia, Samwell Tarly, fue capaz de asesinar a uno de ellos usando vidriagón, también conocido como obsidiana.

Lyra recordó inmediatamente las flechas con punta de obsidiana que su madre le regaló el día de su boda, y el no haberlas utilizado todavía hizo que un inmenso alivio la recorriese.

—Ya he mandado extraer toda la obsidiana de Rocadragón —tronó la poderosa voz de Stannis—. Confío en tener armas suficientes para al menos la mitad de los hombres.

—¿Cuánto tardará eso, tío? El tiempo apremia —Lyra contuvo un nuevo escalofrío cuando ambos pares de idénticos ojos azules se encontraron.

—Una quincena en extraer obsdiana suficiente y otra en forjar armas. Los herreros escasean en tiempos de guerra.

—No es suficiente —exclamó Mance Rayder—, no sabemos cuánto tiempo tenemos.

—Los Otros no han atacado directamente el Muro hasta ahora —apuntó lord Hightower—, nada nos dice que vayan a hacerlo.

—Antiguos y poderosos conjuros protegen al Muro de los caminantes —la voz de Melisandre, como siempre, fue apenas un susurro pero perfectamente audible para todos—; no pueden cruzarlo. Pero el Gran Otro se fortalece a cada día que pasa.

—Si me permiten... —el rostro de lord Mallow era su habitual máscara serena, que reflejaba su seguridad— Hay algo más capaz de detener a los Caminantes Blancos. Los textos antiguos hablan del acero del dragón, y estoy bastante seguro de que se refieren al acero valyrio —la mirada de todos los presentes viajó hacia la cadera de Lyra, de donde colgaba Flor de Invierno.

The Lionhearted Deer | Juego de TronosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora