Muy rápido pasaron 4 meses y Kamie y Lindo se habían hecho muy unidos, no podían ir a un lugar sin el otro, tanto Liliana como Andrés estaban felices que sus hijos se llevaran tan bien y que pudieran ser tan amigos como lo eran ambos. En esos 4 meses la pequeña no había presentado más crisis, sin embargo le habían practicado una serie de exámenes de los cuales los resultado debían estar esa tarde, Andrés contaba con Liliana en todo, ella sabía lo que había pasado con su esposa años antes, pero no sabía la historia completa, pero aun así Andrés temía que su hija tuviera la misma enfermedad.
Esa tarde Kamie iría a jugar a la casa de Lindo, mientras que Andrés visitaría el doctor que trataba a su hija.
Andrés se encontraba sentado en un amplio consultorio y observaba a la persona fuera del hospital, personas que compartían una vida similar, sin embargo en cualquier momento la vida cambia ya sea para bien o para mal, el salón estaba en silenció lo único que se escuchaba era el tic tac de un antiguo reloj colgado en la pared, ya habían transcurrido media hora desde la cita acordada, pero aún no había señales del médico. Estaba tan sumido en sus pensamientos que no se percató de que el doctor llegaba.
-Señor Cross – saludo en un tono monótono, sacando a Andrés de sus pensamientos.
-Doctor Jones –le tenido la mano en forma de saludo -¿Cómo está mi hija?
El doctor Jones dudo un momento pero luego prosiguió.
–Lo lamento señor Cross – en cuanto las palabras salieron de la boca del señor Jones el corazón de Andrés se rompió, sabía que lo que fuera a agregar el doctor no sería nada bueno –La pequeña Kamie –continúo – tiene la misma enfermedad de su madre y para nuestro infortunio aun no conocemos lo que padece, sigue siendo un completo misterio.
El corazón de Andrés se encontraba destrozado y con un tono apenas audible dijo- ¿Y yo que puedo hacer?
-Lo síntomas aparecieron a muy temprana edad y aun que desconocemos la causa de su mal estas pastillas harán que lleve una vida mejor que la que tuvo su difunta madre.
La esperanza volvió a los ojos de Andrés, tal vez su hija iba a tener oportunidad de vivir.
-Pero recuerde – prosiguió el doctor – Debe tener muchos cuidados más aún porque no conocemos su enfermedad y sobre todo debe estar tranquila y no llevarse sobre saltos. Andrés asintió recordando cuales eran los cuidados que había tenido con Azucena y ahora tendría que cuidar de Kamie.
Andrés se dirigía a casa de Liliana a recoger a su hija y a cenar, pero su mente no dejaba de pensar lo peor ¿Si no podían encontrar la causa de su mal? ¿Qué haría si Kamie lo dejaba? No podría seguir viviendo sin ella, se obligó a alejar esos pensamientos, ya que iban llegando a casa de su amiga. Al llegar toco la puerta y vio como Kamie corría a su lado y lo abrazaba. Eso lo hacía pensar en que quizá debería volver a rehacer su vida claro por el bien de su hija ya que no podría cuidarla todo el tiempo, porque debía atender la compañía y llevar comida a su casa.
-Hola Andrés pasa- una voz amable lo sacó de su pequeña fantasía – estamos esperando a Marcelo y Erick para comer toma asiento los niños están terminando la tarea.
Andrés pasó y se sentó como había dicho Liliana y se divirtió observando a Kamie y Lindo discutir por cosas de niños, eso le hizo recordar los viejos tiempos con Liliana, esos tiempos donde no había que preocuparse por nada y que deseaban crecer, ahora sentado en la pequeña, pero cómoda sala pensaba que en que había pensado cuando deseo crecer. La cena de Liliana estaba deliciosa y la compañía muy bien, sin embargo a Andrés no le caía muy bien el esposo de Liliana, suponía que eran celos por el cariño que le tenía, pero el notaba que cada vez que ella estaba junto a su esposo perdía su luz y la sonrisa que a todos le gustaba desaparecía y en vez de ser la Liliana que todos amaban era una persona triste, fría y eso lo ponía preocupado, porque a pesar de no ser tan amigos como eran antes él se preocupaba por ella y no quería que nadie la lastimara. La cena continuó sin ningún problema y muy pronto llego la hora de ir a su propia casa, Kamie se había dormido junto con Lindo y Andrés la cargo en brazos hasta el auto y al llegar a casa la llevo a su cama, pensó en ir a hablar con Mery, pero se dijo que sería mejor en la mañana. La noche pasó sin ningún imprevisto.
Gracias por leer, me encantaría que comente y se pasaran por mi otra historia.
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Toda una vida para enamorarse
Novela JuvenilTodas las personas alguna vez en nuestra vida hemos tenido a esa persona especial quien está con nosotros siempre que lo necesitemos y con la que cometemos travesuras, con la que por más que peleemos siempre van a estar a nuestro lado sin importar l...