12-¿Por qué actúas de esa forma?

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A la mañana siguiente ya que era sábado Kamie se despertó a las 10 am e inmediatamente fue a ver como se encontraba Lindo quien se encontraba profundamente dormido como un bebe.

-Lin quiero que volvamos a hacer los de antes – le acariciaba el cabello, lo cual era su forma de tranquilizarse – no me vuelvas a asustar así jamás ¿Lo has entendido? – Le beso la coronilla de su cabeza – debo bajar a desayunar, mi padre se preocupara si no bajo en 30 minutos.

Kamie inmediatamente ingreso al baño, se bañó y se cambió de ropa, se cepillo tanto los dientes como los cabellos, para después comprobar que Lindo seguía dormido y por fin bajar a desayunar con su familia. Al llegar al comedor les dio un beso a su padre y a su abuela y se sentó a desayunar al lado del primero.

-¿Qué tal la fiesta? – preguntó su padre mientras se servía un poco de café con 3 cucharadas de azúcar.

-Muy bien padre, estuvo muy divertida – contestaba Kamie de manera cortes, pero sin ánimos de revivir la desastrosa noche anterior.

-Me alegro hijita – comentó su abuela – tu padre nunca salió a ninguna fiesta, siempre estuvo metido en sus estudios.

Kamie escuchaba vagamente la conversación entre su abuela y su padre, sin embargo, su mente se encontraba en otro lugar para ser más específica en el piso de arriba, en su habitación.

-Kamie ¿Te sientes bien?

-Si padre, solo estoy un poco cansada y tengo mucha sed

-No habrán tomado anoche ¿Verdad?

Kamie quien estaba tomando agua en el momento que su padre dijo eso se atraganto un poco y no dudó para negarlo – por supuesto que no padre tu sabes cómo somos Liz, Lindo y yo, jamás haríamos algo así – Andrés pareció dudar, pero continuo con su desayuno. Kamie sentía la mirada de su padre y ella sospechaba que Andrés quería preguntarle algo.

-Kamie – volvió a llamar su padre – ¿Me ocultas algo?

-Por supuesto que no padre – Kamie simplemente negaba, pero algo muy dentro de ella sabía que su padre conocía que estaba encubriendo a Lindo.

El resto del desayuno transcurrió en un silencio incómodo para toda la familia, hasta que todos se retiraron a realizar sus acostumbradas tareas de un sábado. Kamie antes de subir a su habitación tomó un pequeño desvió a la cocina donde le suplicó a la empleada que le diera un poco de comida y la dejara comer en su habitación, cosa que después de varias suplicas logro.

Kamie camino en silencio a su habitación y ya hay cerró la puerta con seguro, su teléfono no dejaba de sonar y ella por temor a que Lindo se despertará contestó rápidamente.

Llamada telefónica

-¿Diga? – decía Kamie al contestar ya que era de un número privado.

-Hola Kai, soy Erick el hermano de Lindo – respondió una voz profunda al otro lado de la línea.

-Erick ¿En qué te puedo ayudar? – Kamie trataba de sonar tranquila y relajada, pero no lo estaba logrando

-¿Lindo está contigo? Anoche no llegó a dormir y mi madre está muy angustiada y pensamos que estaría contigo o con Elizabeth – decía el hermano de Lindo del otro lado de la línea – si sabes algo te agradezco que me lo digas.

Kamie sabía que cualquier intentó por mentirle a Erick sería en vano, ya que era quien más la conocía luego de Lindo, así que decidió contarle la verdad. Kamie podía imaginar la expresión del hermano de Lindo tras el teléfono.

-Bueno Kai, avísame cuando se despierte vale.

-Claro ¿Para qué?

-Voy a pasar por él y ya sé que contarle a mi madre.

Kamie después de platicar con Erick y de que él le contara el plan que tenía para que su madre no descubriera a su hermano, llamó a Liz para informarle que Lindo aún no había despertado, esa platica que en un inició había sido sobre Lindo se desvió a la mala noche que había pasado con su ex novio y a pesar de que no salieron por mucho tiempo ella llego a amarlo, pero Kamie no dejo que ninguna lágrima se saliera de sus ojos.

Kamie había estado entretenida esperando a que Lindo despertara y cuando estaba a punto de bajar a almorzar pudo ver como los ojos de Lindo se abrían de golpe y tardo un momento en saber dónde se encontraba, Kamie se acercaba a su cama y Lindo le hizo espacio para que se centrara junto a él.

-Kai ¿Qué me paso? Me duele mucho la cabeza – se quejaba el pelirrojo.

-¿No recuerdas la fiesta de anoche? – Kamie al ver la expresión en los ojos de su amigo supo que no recordaba nada o casi nada.

- No, no recuerdo. Ayer pase por ustedes a casa de Liz fuimos a la fiesta y.... – la cara de Lindo era más de interrogación que de afirmación, lo cual confirmó a Kamie sus sospecha Lindo no recordaba nada de la noche anterior.

Kamie tuvo que despedirse de Lindo durante media hora que era lo que usa durar la familia Cross almorzando, el almuerzo paso sin ningún tipo de complicación, al parecer ni su abuela, ni su padre, ni la empleada sospechaban de nada. Al subir a su habitación se encontró con un Lindo un poco más aseado de como lo había dejado, ahora su aliento no olía tan mal y se encontraba peinado y con al menos la cara lavada. Kamie se sentó frente a él y ya Lindo sospechaba el porqué.

-Lin, Quiero que me cuentes ¿Qué te pasa no eres mi Lindo? – Kamie reprimía las lágrimas que luchaban por salir.

-Kai, no tengo nada.

-No te creo. Si no te pasará nada no te hubieras emborrachado hasta perder el conocimiento y no hubieras dormido tanto tiempo me tenías preocupada – Lindo no sabía que responder a esas palabras, Kamie en ese momento se abalanzo sobre el tendiéndolo sobre la cama dándole un fuerte abrazo, esta vez dejo que las lágrimas fluyeran mientras era acurrucada en los brazos de Lindo.

- Angelito no te preocupes yo estoy bien – decía Lindo – no me pasa nada – pero todos esos intentos por consolarla eran fallidos.

-Lindo sé que no estás bien, siempre que tú estás mal yo estoy mal ¿Por qué te comportas así mi Lin? – el pelirrojo sabía que no podría seguir ocultando nada más a su mejor amiga así que decidió contarle todo: las palizas que su padre le daba a su madre, lo que una vez fue una familia feliz y un cuento de hadas ahora se estaba convirtiendo en un pesadilla donde no se podía ver el fin, las constantes discusiones con su hermano, los interminables llantos de su madre durante la noche cuando pensaba que todos estaban dormidos y por último pero no menos importante sus sentimientos de que había sido desplazado de la vida de Kamie. Ella simplemente se limitaba a abrazarlo y a limpiar las lágrimas que deslizaban por su rostro. El resto de la tarde pasó, ambos tirados en el suelo de la habitación de Kamie con las manos entrelazadas y al llegar la tarde Lindo salió de la casa de los Cross sin ser descubierto.

Nota

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Toda una vida para enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora