55. Maclaka una familia

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Cuando era niña Kamie solía imaginar el día de su matrimonio, como toda niña se había dejado influenciar por las princesas de sus historias, quienes soñaban con la llegada del príncipe azul, conforme fue creciendo todos sus ideales se vieron reflejados en una persona, Lindo, Kamie había idealizado el amor mutuo que los unía, sin embargo, habían pasado años desde que había dejado de soñar con ese momento y ahora frente a una sala de hospital y con una pequeña niña llorando tomada a su mano había decidido firmar los papeles que la unirían a Kenya por el poco tiempo que le quedaba.

- ¿Estás segura de esto? - Max volvía a preguntar, como lo había hecho desde que habían salido de la oficina.

- Los servicios sociales no me darán a Maclaka si no me encuentro casada con alguien y Kenya también le tiene cariño a Maclaka.

- ¿Lo amas? - Max conocía la respuesta aún antes de que saliera de la boca de su hermana, Kamie se sobó la cien con un gesto cansado.

- ¿Existe alguna otra salida? - preguntó a Max quien también era abogado.

-No respondiste mi pregunta Kai- Max sonaba alegre con la platica había pasado tiempo desde que habían platicado de algo diferente al trabajo.

-Estoy pidiendo una opinión profesional Maximiliano- expresó Kamie ya cansada de la plática con su hermanastro.

- ¿En qué momento cambiaste tanto? Antes te era muy fácil hablar de sentimientos, pero ahora lo evades – Max intentaba sacar más información personal a Kamie, donde antes había existido un fuerte lazo de hermanos se habían convertido en conversaciones llanas y mayormente sobre trabajo, Max extrañaba a su hermana a aquella chica alegre, extrovertida y con las alas tan fuertes como para volar, ahora Max estaba decidido a reconstruir a esa Kamie del pasado deseaba verla feliz antes de la hora cumbre, estaba decidido a pelear contra el destino para ver a su hermana sonreír nuevamente junto a ese chico pelirrojo de su memoria.

-En el momento que crecí Max, ¿satisfecho? Ahora háblame sobre la adopción de Maclaka.

-Milianna habló conmigo antes de morir y dejó en claro en su testamento que de ser tú la interesada en la adopción de la niña se te faciliten los tramites. Lo que nos lleva al hecho de que no debes cazarte para poder adoptarla, sin embargo...- Max no pudo terminar la frase, era muy duro para él, sentía que si las palabras salían de su boca aceptaría lo inevitable.

- ¿Sin embargo? – Kamie preguntó, pero al contemplar el semblante cargado de tristeza de Max obtuvo su respuesta, Kamie sonrió tristemente para poder concluir – Aunque no sea necesario debo hacerlo Maclaka no va a quedar sola cuando yo muera y Kenya la cuidará de eso estoy segura.

-Entiendo Kai. Haré lo que quieras.

Al otro lado del mar en un centro de investigaciones dedicada a el estudio de enfermedades Lindo se sobaba la cien de forma cansada en su mano izquierda su fiel compañero una taza de café.

- ¿Cuánto tiempo llevas sin dormir? - una voz cantarina a su espalda lo sobresalto.

-A Cassie eres tú- Lindo la saludo con una sonrisa cansada.

-Evadiste mi pregunta, Lindo.

-Eso es irrelevante.

-Claro que es relevante. Tú te la vives repitiéndole a los pacientes la importancia de descansar lo suficiente y las consecuencias de no dormir bien, pero tú te la vives trasnochando.

Lindo volteó los ojos, Cassie tenía razón era verdad no dormía bien cada vez que cerraba los ojos sus sueños era poblados por la chica que había amado desde que tenía memoria, ella que era su fortaleza y debilidad, pero sus sueños se vislumbraba como ella le sonreía mientras se acercaba al abismo donde ella le decía una palabras que nunca entendía y después ella se lanzaba al vació dejándolo completamente solo, quizás era un simple sueño o era una premonición de lo que la vida estaba por mostrarle. Era por eso por lo que Lindo se mataba trabajando hasta que su cuerpo estuviera tan exhausto que no le diera tiempo de soñar, de recordarla.

-A propósito, Thomas y yo saldremos está noche a celebrar el avancé de la investigación de la enfermedad K.

Pero Lindo no tenía nada que celebrar, la investigación avanzaba lentamente y para cuando por fin conocieran la causa del origen de la enfermedad, faltarían años para encontrar una cura y eso era lo que más temía. Había trabajado hasta el cansancio, siempre fracasando y obteniendo muchos no como respuesta, pero eso no lo detenía fracasaría las veces que fuese necesario para encontrar esa cura, solo rezaba al universo a Dios o a cualquiera que lo escuchara desde el cielo por tiempo, era lo único que necesitaba.

-Lo siento Cassie, está noche tengo turno en el hospital.

-Mi padre te quiere matar Lindo y tú le estás ayudando – Cassie resopló para finalizar- Thomas lo llamaría explotación laboral.

-Thomas es abogado para él todo es un crimen, Cassie.

-Pero desde que te conozco Lindo nunca sales a divertirte, no has tenido novia a este paso morirás solo y con 30 gatos. Ven con nosotros está noche te conseguiremos novia.

Lindo río Cassie era igual a Max, el cabello rubio, los ojos en tono café oscuro y esa constante necesidad de meterse en la vida de los demás eran los indicadores perfectos de que ambos eran mellizos separados al nacer, si tan solo Kamie estuviera allí para verla, ante es pensamiento la sonrisa se desvaneció por completo.

- De verdad lo lamentó Cassie debo encargarme de unos asuntos.

Cassie se dio por vencida, ella sabía lo testarudo que era no iba a conseguir nada cuando él se encerraba en su mundo y ella desconocía muchos secretos sobre él, pero estaba decidía a averiguarlo. 

Toda una vida para enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora