Diciembre. Un nuevo diciembre en el cual ella estaba sin él, una mañana fría tan comunes en esos días. Kenya se encontraba a su lado, un hombre al que le tenía aprecio, pero no amaba. A quién verdaderamente amaba se encontraba al otro lado del mar muy lejos de ella, Kamie deseaba odiarlo, pero no podía sabía que si Lindo no había regresado era porque no había podido cumplir su promesa, pero a ella no le importaba si su fin estaba cerca deseaba que fuera él quien la abrazara y consolara en esas interminables horas de agonía.
- ¿Kamie porqué lloras? - ella no se había percatado de que las lágrimas habían comenzado a salir ahora tenía que hacerle frente a la mirada acusadora de Kenya.
Kamie no contestó se limitó a tomar una píldora de su mesita de noche. Kenya por otra parte había intuido por el silencio de su esposa cual era el tema que quería evitar y eso provoco su mal carácter.
-Me parece increíble, han pasado más de seis meses que nos casamos y tú te has pasado llorando por otro hombre que se encuentra al otro lado del mundo y que posiblemente ya te olvido, yo soy tu esposo – Kenya sabía que había herido a Kamie pero también él estaba dolido, él amaba a su esposa y se había casado con ella aun sabiendo de su amor por otro y había esperado en vano que surgieran sentimientos por él.
-Desde un inicio Kenya – Kamie se limpiaba las lágrimas – sabías que aun no había podido olvidar a Lindo.
-Pero tienes que entender que él se ha marchado, nunca más va a volver desde hace años no tienes ni una sola noticia sobre él, debes entenderlo y dejarlo ir. -Kenya intentaba hablar en tono diplomático tragándose sus verdaderos sentimientos - Acepta que simplemente fue un amor pasajero, uno de infancia.
-Kenya – suspiraba Kamie mientras se encaminaba a la puerta rumbo a la habitación de Maclaka – para mi Lindo no fue simplemente una ilusión, ni siquiera fue un simple enamoramiento. Él es el hombre que amo y ahora comienzo a entender que es reciproco, todos amamos de formas diferentes.
-Kamie, quien está en tú vida es porque te ama y por lo visto no es él quien te ha acompañado en todo, no ha sido él quien te ha apoyado en todo – Kenya intentaba acercarse sutilmente a Kamie – si tú y yo hacemos un pequeño esfuerzo podemos hacer que nuestra relación funcione solo debemos intentarlo.
-No estoy segura de querer intentarlo- Kamie salió de la habitación dando por finalizada la plática matutina con Kenya.
Lindo despertó sobresaltado volteó a ver alrededor dándose cuenta de la soledad que reinaba en su pequeña habitación casi desértica, dirigió su atención al reloj sobre su mesa de noche, el cual daba las 2 de la tarde ¿cómo demonios había dormido tanto? Se levantó rápido y llevó su mano al corazón hacía ya días que tenía un mal presentimiento relacionado con su antigua vida, relacionado con Kamie. Llevaba tiempo sintiendo como su alma gemela lo llamaba y él se negaba a acudir, como podía él irrumpir en la vida de Kamie tras cinco años de comunicación inexistente. El teléfono sonó y Lindo resignado atendió el llamado.
-Por Dios Lindo llevó más de 1 hora llamándote- Cassie estaba realmente alterada.
- ¿Qué sucede Cassie? ¿estás bien? suenas bastante nerviosa.
-Como no voy a estar aterrada si desde anoche no sabíamos nada de ti, además, Julieth ha tenido que cancelar toda tu agenda.
-Lo siento, Cassie – Lindo sonrió agradecido era agradable tener a alguien que se preocupara por él – he dormido todo el día y no me di cuenta de que desconecté la alarma.
-¿Estás enfermo?
-Estoy bien, nos vemos dentro de 20 minutos.
Lindo en cuanto llegó al hospital se encamino a la sala de cuidados paliativos donde tenía una paciente, pero eso no fue la única razón el universo parecía querer decirle algo, en ese salón apoyado en la venta mientras lágrimas cargadas de dolor corrían por la cara de un muchacho, el monitor que monitoreaba la vida de una joven había dejado de sonar ya no había nada que hacer, la enfermera se acercó al joven que había perdido la fuerza. Lindo observaba a ese muchacho llorando por la chica de la que estaba enamorado sufriendo con su perdida pero que había tenido la valentía de acompañarla hasta el final, en ese momento Lindo lo comprendió y su corazón le suplicó que volviera junto a Kamie y por primera en cinco años se permitió escucharlo.
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Toda una vida para enamorarse
Ficção AdolescenteTodas las personas alguna vez en nuestra vida hemos tenido a esa persona especial quien está con nosotros siempre que lo necesitemos y con la que cometemos travesuras, con la que por más que peleemos siempre van a estar a nuestro lado sin importar l...