54- Promesas vacías

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Cuando somos jóvenes realizamos promesas sintiendo en lo más profundo de nuestro ser que serán eternas, que seremos capaces de cumplirlas, pero con el paso de las estaciones nos damos cuenta de que se convierten en promesas vacías, promesas al aire, de las cuales solo queda el frustrante sentimiento del si hubiera.

Kamie lo entendía de maravilla miles de si hubiera se arremolinaban en su corazón ¿habría valido la pena? ¿Algo habría cambiado? Preguntas que 10 años después seguían sin respuesta ¿Dónde había quedado la promesa de una amistad para siempre?

-Kamie- Max entraba por la puerta del despacho que anteriormente pertenecía a Andrés Cross.

-¿Qué quieres, Max? – tanto Max como Kamie habían estudiado ciencias económicas para contribuir con el legado Cross, Kamie era la mayor inversionista de la industria y Max era su sucesor.

-Es hora de ir al hospital – Kamie lo miro frunciendo el ceño – no me mires así, Andrés se ha dado cuenta que has faltado a tus dos últimas consultas Kenya se lo dijo.

-¿Tiene algún sentido continuar con esto?- Kamie hablaba en tono fuerte. Max se había dado cuenta tiempo atrás de que su hermana había dejado de ser una persona fuerte, había dejado de tener esperanza, había dejado de luchar, Kamie lo único que esperaba era la llegada de lo inevitable, a Max se le encogía el corazón cada vez que miraba el rostro de su hermana donde ahora observaba a una chica rota ¿dónde había quedado aquella niña que sonreía y disfrutaba la vida?

-Tienes una promesa con él – Kamie sonrío con ironía, en esos años ni siquiera se habían comunicado.

-El tiempo Max ha pasado y debemos aceptarlo. Lindo ha hecho su vida en Londres y no piensa volver yo lo acepte hace bastante tiempo ya es momento de que tú también dejes de esperarlo. Espera a bajo yo saldré en cinco minutos

Max salió dejando a Kamie sola, había deseado gritarle lo equivocada que estaba él era testigo de las 2 caras de la moneda hablaba casi todas las semana por video chat con él, lo había visto llorar noche tras noche por la impotencia que sentía al no encontrar una cura para su amiga, Max había sido testigo de cómo los ojos zafiro de Lindo centellaban con dolor y temor cada vez que escuchaba el nuevo diagnostico que condenaba a una muerte cada vez más cercana a Kamie, Lindo había hecho prometer que no iba a decir nada , no permitiría que Kamie tuviera una esperanza para después acabar con ella.

Pero Max también había sido testigo de cómo la Kamie de antaño se derrumbaba dando paso a una Kamie que rozaba lo insensible. Jamás podría olvidar cinco años atrás una conversación que escuchó a escondidas, Liz lo había regañado por escuchar a escondidas pero ambos querían a Kamie quien siempre intentaba mantener una posición positiva ante la vida pero cada vez se le hacía más difícil y Max era consciente de eso el único consuelo de la morena eran los escasos mensajes que intercambiaban Lindo y ella y las video llamadas todos los viernes por la noche, Max se acercaba a la puerta de su hermana con la esperanza de verla feliz por unos minutos, sin embargo, esa noche fue diferente.

-¿Qué quieres decir Lindo?- Kamie tenía la cara roja de enojó

-Lo que acabas de escuchar – Lindo hablaba con la voz más gélida que le había escuchado en años.

-Lo entiendo, que tengas buena vida Lindo.

-Kai por favor perdóname – Lindo no sonaba arrepentido – es necesario que nos dejemos atrás, no es sano que continuemos dependiendo tanto el uno del otro. Ahora tenemos 23 años y nuevas responsabilidades que nos consumirán, nuestros sueños nos llevan en direcciones opuestas, pero...

Kamie no lo dejó terminar ya había escuchado lo necesario, le sonrió gélidamente y corto la comunicación antes de que observara sus lágrimas derramarse ella no quería la lastima de su amigo, ese había sido el punto del no retorno de Kamie, el eslabón que la tenía más sujeta a la vida la había soltado. Desde ese momento la cuenta contrarreloj había cambiado a Kamie, Max recordaba como esa noche había consolado a Kamie hasta altas horas de la noche con palabras que sabía que no había escuchado y después de ver a su hermana profundamente dormida había enfrentado a Lindo, pero este entre lágrimas le contó la verdad sobre la investigación que no avanzaba, sobre las pocas posibilidades de encontrar la cura, le contó sobre lo mal que se sentía al ver la cara de Kamie llena de esperanza y saber que no podía salvarla, saber que tarde o temprano él también le rompería el corazón y que no estaría junto a ella para apoyarla .Max lo había escuchado n silencio dejando que desahogara todos aquellos sentimientos que le oprimían el corazón y no había tenido otra opción que aceptar cargar con el secreto ya ambos habían sufrido bastante.

-Kenya ha llamado – habló Kamie entrando al auto y llamándolo nuevamente a la realidad – La madre de Maclaka ha muerto.

Max volteó a verla y se sintió terrible por alegrarse por la muerte de alguien, pero Maclaka podía ser el nuevo nexo de Kamie a la vida.

-No me mires así. Aceptaré casarme con Kenya para poder estar con Maclaka. Ahora vamos al hospital.

Toda una vida para enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora