A la mañana siguiente Lindo estaba de vuelta en la realidad, necesitando aún más de aquel polvo que también le había sentado. Kamie se había acercado al cuarto de huéspedes para levantarlo y para que bajara a desayunar con ellos, a Lindo le gustaba mucho el ambiente que reinaba en casa de los Cross. Mary amaba sobre todo a su nieta y Andrés pese a que no pasaba mucho tiempo en casa le importaba en sobre manera su pequeña, eso no era comparado con su familia la cual era un infierno.
-Debes quedarte aquí más seguido, querido – era Mary quien se estaba despidiendo de él.
-Claro señora Cross volveré en cuanto pueda – respondió Lindo educadamente.
El padre de Kamie se había ofrecido a llevarlos a la escuela ese día, situación a la cual ninguno de los dos podía rechazar, el viaje transcurrió en silencio para Lindo quien iba en la parte trasera del coche y no se esforzaba en seguir el hilo de la conversación de su amiga con su padre, aunque era consciente del esfuerzo que hacían para incluirlo en la conversación, Lindo se apoyó a la ventana y en el momento en el cual cerró los ojos se transportó a aquel mundo mágico y llenó de fantasía que siempre le hacía olvidar sus problemas, no se percató de que se quedó dormido. Al llegar a su centro educativo Kamie sacudía a su amigo para que despertará al lograrlo, ambos se dirigieron al salón.
-Lin ¿Qué pasa? –Kamie sonaba preocupada – te noto ojeroso y cansado
-No pasa nada – Lindo buscaba a Bryan con la mirada necesitaba más de aquel misterioso polvo de ángel.
-Te acompañaré a casa hoy – exclamó Kamie mientras saludaba con la mano a Elizabeth que se acercaba a ellos.
-¿Qué? – gritó Lindo ocasionando que varías personas los miraran – no puedes hacer eso.
-Ha sonado como pregunta – exclamó Kamie, Lindo negó con la cabeza.
-Eres mi pequeña dictadora – dio este en tono cariños, pese a que eran amigos se notaba que había algo más. Lindo percibió a Bryan y se despidió de Kamie y Liz prometiéndole que los vería en el salón.
Lindo se acercó a Bryan quien parecía esperarlo.
-Tú y Kamie parecen más que amigos – comentó en tono de fastidio y restándole importancia, Lindo rodó los ojos y luego sonrió.
-Sabes lo mucho que la quiero es mi mejor amiga y te voy a ayudar a reconquistarla – Lindo decía esas palabras de dientes para afuera, quería ver a su Kamie feliz, pero, quería ser él el causante de su felicidad.
-Bueno. Se a lo que vienes toma – dijo mientras le tendía dos bolsas con aquel polvo – trata de que Kamie no lo vea ¿Vale? – Lindo asintió y se dirigió a sus clases.
En clases Lindo no se podía concentrar y Kamie lo notó así como ya era su costumbre le comenzó a pasar papeles.
Lindo. ¿Te pasa algo?
No Kai ¿Por qué?
Estás muy ausente
Solo me duele la panza.
Llama a Lili ella pasara por ti.
En cuanto ese último mensaje llegó a él sonrió y la volteo a mirar, Kamie tenía un brillo de preocupación en la mirada, Lindo simplemente le regalo una sonrisa tranquilizadora que fue devuelta por ella.
-Señorita Cross y señor Martínez si no les interesa la clase pueden retirarse – era la maestra Sonia quien los miraba con ojos acusadores.
-Lo sentimos – respondieron los dos al unísono –No volverá a pasar – concluyó Kamie
-Eso espero.
Después de ese breve regaño las clases continuaron con normalidad y a la hora del recreo Lindo se dirigió con paso apresurado al baño.
-¿Qué le pasa a Lin? – preguntaba Liz a Kamie.
-Ha dicho que le dolía el estómago debe haber ido al baño.
Ambas se fueron al mismo árbol donde todas las mañanas desayunaban y donde se sentaban a hablar de sus cosas, al cabo de varios minutos Lindo estaba junto a ellas.
-Lin, ¿te sientes bien? - preguntaba Liz
-Tienes los ojos rojos Lin, llamaré a Lili – dijo Kamie mientras se alejaba con su celular, Lindo la tomó del brazo haciendo que se resbalara y callera al suelo – Lindo me lástimas –se quejaba la joven al ver que no la soltaba.
-Perdona Kamie – dijo mientras la soltaba – No me pasa nada, es que me duele el estómago y tengo sueño.
El resto del día paso sin ninguna complicación, para Lindo el día paso más de prisa de lo que había esperado por el contrario para Kamie pasó lenta y tortuosamente al ver en los ojos de Lindo un sufrimiento que no se había podido liberar. En ese momento caminaban juntos por la carretera y charlando, al llegar a casa de Lindo se escuchaban unos gritos, Lindo volvió a ver a Kamie un poco apenado.
-¿Esto es lo que no querías que supiera? – Lindo asintió con la cabeza y tomó de las manos a Kamie y la hizo subir a su habitación, al llegar Lindo se acostó en la cama mientras que ella se sentaba a su lado y le acariciaba el cabello.
-Kamie lo siento – decía él mientras se cubría la cara con la intención de retener las lágrimas.
-No te preocupes, no es tu culpa – lo decía mientras le acariciaba el cabello. Lindo se volteó para ver la cara de su amiga y observó el destello de curiosidad en la mirada.
-Todo empezó cuando nos mudamos aquí, pero en este último año se ha intensificado discuten por todo y ha llegado – la voz de Lindo se entrecorto – Mi padre ha llegado a maltratar físicamente a mi madre – en ese instante fue incapaz de retener las lágrimas y se desborono en brazos de su amiga. Kamie que no sabía con reaccionar simplemente lo abrazo e intento consolarlo.
-Ahora conoces todo de mí – dijo Lindo con amargura – bienvenida a mi infierno.
Hola.
Me encantaría conocer sus opiniones para mejorar la historia.
Gracias.
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Toda una vida para enamorarse
Genç KurguTodas las personas alguna vez en nuestra vida hemos tenido a esa persona especial quien está con nosotros siempre que lo necesitemos y con la que cometemos travesuras, con la que por más que peleemos siempre van a estar a nuestro lado sin importar l...