51. El inicio del fin.

184 14 2
                                    


            Max había realizado todos los trámites del ingreso de Erick al hospital. Lindo llego media hora después del ingreso de Erick al hospital, al entrar diviso a Kamie y Max e inmediatamente corrió junto a ellos a esperar noticias, después de mucho meditar había decidido contarle la verdad que su amigo Dylan había creado, donde Erick quedaba como un simple civil herido en una guerra entre pandillas, Lindo quería que su madre siguiera ajena al mundo en que sus dos hijos se habían metido.

Por otra parte Liliana era ajena a ese mundo que sus hijos no querían que conociera, pero tenía que atender otros problemas que amenazaban con destruirlos, casi todos los días tenía que asistir al juzgado y enfrentarse día tras día al hombre que durante años la había sometido, aquella persona culpable de que sus hijos sufrieran tanto. Para Liliana existían días en los que se enfrentaba con valor al fantasma de un pasado doloroso, pero habían otros en los que al ver la cara de Marcelo deseaba renunciar, sabía que era una pérdida de tiempo y energía, pero no se rendiría, era necesarios, al finalizar ese arduo proceso sería por fin libre, libre de volar, libre para volver a ser la de antes y no estaría sola con ella estarían Lindo y Erick, era el tiempo de perdonarse y empezar a vivir.

Pero esa tarde fue diferente al recibir la llamada de Lindo. Liliana corrió al hospital a la espera de reunirse con su hijo mayor, Andrés, siempre a su lado la acompañaba, había sido grato volver a encontrarlo, descubrir que a pesar de los años separados su lazo seguía tan inquebrantable como siempre. Liliana se alegraba de tener a un compañero en las buenas y en las malas, ambos habían vivido tantas de esas que apreciaban esos momentos donde solo con sentir la presencia del otro se llenaban de esperanza y calma.

-Gracias – susurró Liliana mientras Andrés dirigía el automóvil al hospital.

-¿Por qué? Ambos hemos pasado momentos amargos Lili y los hemos sobrellevado juntos, gracias a nuestro lazo y nuestra amistad.

-¿Qué haría yo sin ti? – Andrés sonrió con nostalgia por esa frase dicha por aquella chica que había vivido n su corazón por casi una vida. Él se hacía constantemente la misma pregunta día tras día intentaba imaginar que habría sido de él sin que Liliana lo levantara cada vez que pensaba que nunca encontraría el arcoíris, cada vez que pensaba que su hija lo dejaría y también pensaba en Liliana que hubiera sido de ella si no le hubieran detenido. Se obligó a dejar de pensar y condujo en silencio.

Cuando Liliana y Andrés llegaron al hospital se encontraron con el grupo de amigos de Erick y con Lino y Kamie quienes les contaron una verdad convincente, pero mientras su hijo menor hablaba el corazón de madre de Liliana le gritaba algo muy distinto, en ese momento Liliana cayó en razón había llegado el momento de tomar una decisión que cambiaría el destino y que dejaría con el corazón roto a más de uno, ella misma incluida. Liliana caminaba con decisión al cuarto donde Erick se encontraba, Andrés se había ofrecido para ir con ella, pero Liliana se negó Andrés tendría tiempo de regañar a Erick cuando saliera del hospital, pero ella necesitaba enfrentarse a la realidad ella sola.

Erick levantó la mirada en cuanto la puerta se abrió sus ojos lo delataron estaban llenos de dolor, miedo, tristeza y sobretodo culpabilidad, efectos colaterales de la violencia intrafamiliar que había vivido. Mientras Liliana caminaba a donde se encontraba su hijo y cada una de sus sospechas se terminaba de confirmar, cuando abrazó a Erick con todo el amor que una madre podía entregar también le hizo una promesa silenciosa de buscar la felicidad de la familia aunque al inicio doliera.

La brisa le despeinaba el cabello a Kamie, ella y Lindo estaban sentados en el parque tan conmemorativo para ambos entre ellos había un álbum d fotografía que conmemoraban el último año de secundaria. Estaban a finales de agosto, todos los momentos que habían compartido habían sido agregados y estaban a solo los exámenes estatales para que iniciara el resto de sus vidas, desde luego ellos pensaban que estarían juntos.

Ahora la armonía inundaba sus vidas, Liliana había abandonado la casa Cross ahora vivía en la antigua casa que había compartió con Marcelo, Lindo y Erick habían tratado de convencerla de lo contrario ya que sabían que sería una lucha constante pero ambos esperaban que con el paso de los años se volviera más tolerable. Mientras que Erick junto a Max trabajaban para la empresa Cross y Liz con la ruptura de Sara y Max se había hecho más cercana a Max, Kamie esperaba que su ojo de cupido no se equivocará y ambos quedaran juntos merecían ser felices. Por otra parte la amistad de Lindo y Kamie se intensifico ese año ya que no tenían a nadie que se interpusiera en su amistad, habían regresado los antiguos tiempos donde pasaban horas sin preocuparse de nada, era momento de permitirse vivir unos placenteros días de tranquilidad.

-¿Lista? – preguntó Lindo, Kamie asintió y ambos enterraron una máquina del tiempo bajo el árbol que marcó el inicio de su amistad. Esa máquina estaría a la espera de otros amigos que se vieran reflejados.

Todo parecía perfecto, pero el destino es caprichoso y el otoño no tardaría en llegar.


Nota:

Perdón por tardarme tanto en publicar los capítulos. A la historia le quedan pocos capítulos y me encataría conocer sus opiniones. 

Toda una vida para enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora