18- Liz

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Lindo después de haber hecho de cupido comenzó a caminar sin rumbó aparente, sumido en sus pensamientos y sin darse cuenta llegó al estanque de patos donde años antes había conocido a Kamie un sonrisa de melancolía se formó en sus labios mientras varias lágrimas comenzaban a deslizarse por su rostro, en que momento habían pasado los años. Lindo seguía tan sumido en sus pensamientos que no se percató de la linda jovencita que se sentó a su lado.

-Oye – habló, Lindo en ese momento bajo de las nubes para enfrentarse a la chica que le estaba hablando.

- A Liz eres tú ¿Cuánto tiempo llevas aquí? – él le dedicó una sonrisa de disculpa por no haberse dado cuenta antes de su presencia.

-El tiempo suficiente para darme cuenta que te encuentras atormentado por algo – Liz le sonrió en forma de respuesta.

- A propósito que bien te vez ¿Estás vestida así para una ocasión especial? – y es que hasta ese momento se había dado cuenta de que su amiga llevaba un vestido de gala y de lo bonita que se veía.

-Gracias. Era para una cita con un tal Víctor, pero inmediatamente me di cuenta de que no congeniamos, entonces me disculpé y salí de ese lugar, luego te vi caminando solo y decidí seguirte – sus ojos se encontraron y en ese momento se formó la atmosfera mágica que ella tanto había anhelado.

-No te preocupes por ello algún día encontraras el amor y sabrás reconocerlo, sentirás que el corazón se te saliera del pecho y te sentirás nerviosa, pero a la vez se siente que se le necesita.

-Ya lo sé, llevó años sintiendo eso – eso lo dijo con cierto tono de pena.

-¿Ha sí y quién es el afortunado? – dijo Lindo con el tono de curiosidad tan típico desde que era niño.

-No puedo decírtelo Lin, ni él mismo lo sabe.

-Con que esas tenemos. Pues te daré un consejo, dile no te quedes callada, talvez él te corresponda y tú aquí sufriendo por amor. Así que toma tu teléfono y llámalo ahora mismo.

-Eres muy bueno para dar consejos, pero no para seguirlos – Liz le beso en la mejilla y se dispuso a sacar su teléfono, ya era hora de que Lin se diera cuenta de esos sentimientos que por tanto tiempo ella se había guardado.

"Seguí tu consejo y te lo dijo. Te quiero"

-¿Qué te dijo? – preguntó Lindo intrigado

-Eres bastante dormido Lin no. Eres tú, él que me ha gustado desde siempre – Lindo se había quedado sorprendido, pero en un impulso tomo a Liz entre sus brazos y le brindó un apasionado beso, que en un principio Liz no le había correspondido, pero que en un instante se acostumbró y le devolvió el beso.

-Yo también te quiero – y así fue como continuaron abrazados en ese lago a la luz de la luna.

Después de haber dejado a Liz en su casa, comenzó a divagar nuevamente y no sé dio cuenta de donde se encontraba nuevamente, esta vez se encontraba bajo el balcón de su mejor amiga el cual trepo con maestría y en un abrir y cerrar de ojos se encontraba en la habitación que tan familiar le resultaba. Kamie le miraba sorprendida.

-Kamie hoy ha sido un día muy bonito no quiero volver a casa aún – Kamie lo comprendió y le armo una cama con el viejo colchón inflable.

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Toda una vida para enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora