Llegando a casa

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El camino a casa, fue largo, Dante se quedó dormido, que buen copiloto. Yo maneje tranquilo de vuelta a casa, en el camino nos agarró una tormenta, demasiados relámpagos en el cielo, duh, era más que obvio pues claro que esperaba de una tormenta ¿Qué cayera queso o algo así?

Al llegar al paso, maneje directo a casa de Dante, antes de llegar lo moví para que despertara, él se siguió dormido, hasta que despertó de golpe, un tanto desconcertado.

    — ¿Dónde estámos Ari?-Dijo tocandose la frente.

    —Te llevo a casa, hemos llegado.-Él bostezó.

    —Gracias.-Me dijo.

Una vez que llegamos a su casa, me bajé y toqué la puerta. En eso salió Sam y Soledad.

   —Mis amores, que bueno que llegaron.-Exclamó ella.- ¿Cómo les fue?

    —Bien madre.-Se bajó Dante de la camioneta.

   —Los extrañamos demasiado.-Dante se rió.

    —Ari, creo que deberías salir con Dante más seguido.-Dijo Sam.

   —Ya lo creo.-Me reí.

Entramos a su casa, Soledad me invitó un poco ce chocolate, pero le dije que no. Me da ternura ver su panza un poco más grande, espero que Dante sea un buen hermano mayor. ¿Qué será ser un hermano mayor? Ha de ser genial, yo que puedo decir soy el más chico.

Luego, me fui a casa, estoy algo cansado y necesito enserio ver los rostros de mis padres, los extraño como no imaginé que podía quererlos tanto, jajá que raro soy.

Al llegar me llevé la sorpresa más rara del mundo, la misma que hace unos días, mis padres platicando con mis hermanas, y estas trajeron a mis sobrinitos, que tierno y a la vez que espanto, Ari muere hoy.

    —Ari.-Gritaron mis sobrinos al mismo tiempo a la hora que entré por la puerta.

   —Hola.-Les dije al nervioso.-¿Qué están haciendo aquí todos?

Me reí.

  —¿Qué no te dijeron?-Habló una de mis hermanas.

 —¿Lo de mi hermano?-No sé si lo sepan, espero y si.

  —Exacto.-Dijo la otra.-Va a...-Se quedó callada.

    —Vendrá mañana.-lo interrumpió mi padre.   

    —¿Es enserio?-Dudé.


    —Sí, ¿Por qué jugaríamos con algo así?-Dijeron mis hermanas.

   —No lo sé.

Una de mis sobrinas se me acercó.

   —¿Por qué ahora tienes el cabello más largo?-Dijo ella.-¿Ahora eres una chica?

Su inocencia me mata.

    —Claro, ahora podrás trenzarme el cabello, ¿No quisieras?

Ella quedó fascinada.

   —Sí, peinar al tío Ari.-Sonrió.

    —Bueno, tal parece que serás usado por tu sobrina.-Rió una de mis hermanas, es su hija.

   —Haber si tú, también nos das sobrinos.-Exclamó la otra.

Sí claro, oh esperen, no creo que se pueda, jajá no sé si sepan lo mío con Dante. Mi mamá la miró muy feo cuando dijo esa frase, por lo visto no saben nada.

    —Ya dejen a su hermano.-Dijo mi padre sonando firme.-Mejor comamos algo.

Es obvio que los chiquillos gritaron con alegría, si hay algo que les gusté además de jugar es comer, no me sorprendería esto, pero bueno, yo igual quiero comer. Una vez sentados, a mi mamá se le salió preguntar sobre mi fin de semana.

   —¿Y qué tal la pasaste con Dante?-Una de mis hermanas volteó-

    —¿Dante? ¿Quién es?-Maldita sea.

   — Un amigo mío, nada interesante.-Les dije.

    —¿Amigo? ¿Ari? ¿Hablan enserio?-Insistió.-No es nada hermano, pero es algo que no te creo.

    —Empiezo a pensar que este en vez de novia, nos va a traer novio.- Dijo una de ellas.

    —Vamos, para de hablar.-Le dije algo intrigado.

   —Demonios Ari, es una broma.

    —Si claro.

Mi madre me miró tipo: Tendrás que decirles a tus hermanas. Pero de ninguna manera, osea, si de por sí fue algo abrumador tener que decirlo a mis amigas, imaginen tener que hacerlo frente a mi hermanas, no, no eso si no lo puedo aguantar.

   —Ari, ¿Acaso no tienes hambre?-Preguntó mi padre.-No has comido nada.

    —Está enamorado.-Dijo en voz baja una de mis odiosas hermanas.

Ya no dije nada...



Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo (2da parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora