Eso no lo esperaba.

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        —Ari, ¿Te sientes bien?-Una de mis hermanas me preguntó.

Desde que tomaron ese tema, me dejaron pensando...

  —Abrón, Así, estás acabado.-Se rieron las dos.

     —Ya parenle las dos, mejor coman ¿No ?

  —Me recuerda a los viejos tiempos mis amores.-Dijo mi mamá.

     —¿Peleaban mucho mami?-una de mis sobrinas preguntó a mi madre. Se llama any.

  —Como no tienes idea.-Se rió.

Terminamos de comer, y yo me quedé en la cocina pasando los platos al lavadero junto con mi madre, ella no mencionó nada, me alegro eso, pero lo bueno a veces dura sólo un segundo.

     —Hijo.-Ella no me llamó Ari.-Creo que deberías decirle a tus hermanas, ¿No crees?

  —Madre, no sé, quiero pero a la vez no, dirían allá en México que oso.-Me reí.

Lo pensé mientras acomodé la mesa y todo eso, mientras que mi papá se quedó en la sala hablando con mis hermanas, pero bueno, luego de tanto pensar me di el valor para hacerlo, ya no quiero abrumadoras pesadillas que me hagan despertar en la madrugada, ya es suficiente con lo que hay dentro de mí, no quiero más.

     —Gemelas malvadas.-Les grité a mis hermanas.- ¿Podrían venir a la cocina?


     —¿A qué?

  —A qué te importa, ¿Vas a venir o no?

     —Hay vamos, ahs Ari, no dejas de...-Se quedaron calladas.

  —¿Palabra grosera con J?-Por dentro me reí sarcásticamente.

     —Deja de hablar, ¿Qué querías?

  —A ver, su hermano les va a decir algo.-Intervino mi mamá.

     —Mamá, lo haces más difícil.-Ellas se quedaron esperando.-Miren, ya saben que, osea, ahs no me sale.-Me desesperé un poco.-Bueno, tendremos algo diferente en la familia, ya saben a que me refiero ¿o no?

     — No, ¿Por qué no mejor ir al punto?

  —Adivino, te hiciste un tatuaje y ya te sientes intenso, eso es normal hermano.-Dijo una.

     —No, no es eso, miren, por parte de mí, no esperen una descendencia.-Les dije.-No estoy interesado en las chicas, sino en...-Una de ellas me interrumpió.

  —Osea, que te gustan los chicos ¿no?-Se quedaron viendo entre sí cuando asentí con la cabeza.

Se quedó en silencio un rato, las dejé pensando, pero de ahí gritaron de emoción.

     —Esto es genial Ari.-Exclamaron de alegría.-No se ofendan, pero siempre quise un hermano gay.

      —Supongo que Dante es el afortunado.-¿Qué comen qué adivinan?

     — ¿Cuándo no lo presentas? 

  —Cuando quiera él.-Les dije.

     —Vamos a la sala.-Dijeron al mismo tiempo.

  —Claro, suena bien.-Dijo mi madre.

Si que se la tomaron súper bien, osea, no es algo que esperaba de ellas, en el fondo las amo, malditas locas.



 

 

Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo (2da parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora