Que días.

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Dante llegó a mi casa a primera hora, se nota contento. Le conté a mi mamá que me iría a la casa de mi tía Ofelia, pareció gustarle la idea, estoy feliz, por así decirlo.

También se lo comenté a mi papá, le gustó aquella idea, creo que quieren más tiempo a solas esos dos.

    —Bueno ma'.-Le dije.-Nos vemos el domingo.

    —Cuídate mucho pequeño.-Me dio un beso en la mejilla.

    —Sí mamá.-Le dije

Dante y yo nos subimos a la camioneta, nos llevamos a Patas. En el camino no dijimos mucho, pero el silenció se rompió.

  —¿Qué tan grande es la casa de tu tía?-Comentó Dante, mientras veía por la ventana.

 —Lo suficiente como para que dos personas pasen el fin.-Él se rió.- ¿De qué te ríes?

No dijo una palabra, sólo seguía riendo, su risa es contagiosa, quien lo diría, me gusta su risa.

El camino fue algo largo, pero lo disfruté, nos agarró una tormenta a medio camino, la lluvia al caer es misteriosa, al menos lo es para mí.

Al llegar a la casa, bajamos nuestras cosas, entramos y nos quedamos mirándola un momento, si se siente ese vació.

  —Está genial.-Dijo Dante sorprendido.

 —Lo sé, es increíble que ella me la haya heredado.

  —Te lo merecías, imagino que de dio cuenta que tú la querías mucho.-Dijo él.

 —No lo sé, bueno, si la quiero y mucho.-Hice una pausa.-Pero igual se la pudo dar a su pareja, ya sabes.

  —Bueno, pero ahora la tienes tú, ya deja de quejarte.-Se paró junto de mí y se recargó en mi hombro.

 —Recuerda las reglas Dante.-Bromeé.

  —Bueno.-Se apartó.-Entonces tú también recuerda que venimos en plan de A-M-I-G-O-S.-Lo recalcó.

 —Exagerado qué eres.-Lo rodeé con mi brazo.-No te lo tomes tan enserio.

  —Yo no me tomo las cosas tan enserio.-Se rió.

La tarde no la pasamos sacando nuestras cosas, subimos a uno de los cuartos y dejamos nuestra ropa, luego de eso, salimos un rato el clima nos favoreció, nos pasamos un rato jugando con Patas, nos dejamos atrapar por ella, corríamos alrededor del lugar con tal de que ella se cansara un rato, también entre nosotros nos atrapamos, jajá, que divertido, creo.

Comenzó a correr viento, supuse que la lluvia vendría, como he dicho antes, las lluvias de verano son acogedoras, Dante y yo nos subimos a la habitación, yo me acosté un rato en la cama mientras que él buscaba entre sus cosas su cuaderno de dibujos, según quiere dibujarme en un nuevo escenario.

Y qué puedo decir, espero que este fin de semana sea tan increíble como sonó en mi cabeza...

Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo (2da parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora